La semana en la que el grupo Ferrovial ha abierto una crisis empresarial y política al decidir trasladar su sede social a Países Bajos ha coincidido con las presentaciones de resultados, no solo de la empresa presidida por Rafael del Pino, de casi todas las grandes constructoras españolas.
En su informe financiero, Ferrovial repite uno de los argumentos que ha trasladado para explicar su mudanza de sede: España es una pequeña parte de su negocio aunque aquí tenga sus “raíces”. Y no es la única que hace énfasis en su internacionalización y en el fuerte peso de su actividad en el exterior, aunque en paralelo casi todas las compañías desglosan el desarrollo de las infraestructuras en España y, alguna de ellas, también el impulso que van a suponer los fondos de recuperación europeos para sus negocios.
“Somos el país más avanzado en el despliegue de dichos fondos, parte de los cuales están siendo destinados a la mejora del transporte y la movilidad, así como a las infraestructuras energéticas”, indica Sacyr en su informe al hablar de la inyección que pueden suponer los Next Generation. “Respecto al futuro del sector de la construcción en nuestro país, continúa siendo bastante prometedor, ya que las infraestructuras son clave a la hora de ganar competitividad en un país cuyos pilares económicos son el turismo y las exportaciones”, añade esta compañía que, en 2022, dejó atrás los números rojos postpandemia y ganó 110 millones de euros en un año récord en ingresos, más de 5.851 millones.
Unos negocios ligados a las concesiones
En el caso de Sacyr, casi dos tercios de sus ventas se generan fuera de España. En nuestro país obtiene el 38% de su facturación, cerca de 2.166 millones de euros. Un peso de España en su actividad que se repite en casi todas las grandes constructoras cotizadas, según detallan en la información que han remitido -aunque no todas- a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Si se entra al detalle de los datos publicados por otros competidores, Acciona tiene en España el 43% de su actividad, 4.925 millones al cierre del ejercicio. La compañía controlada por los Entrecanales, en los últimos años, ha puesto el foco en las energías renovables. Sin embargo, habla del mercado español como clave en actividades de infraestructuras e inmobiliario.
Esa es una de las características de cómo ha cambiado el negocio de las grandes constructoras españolas que han virado su actividad desde la construcción tradicional a negocios ligados a las concesiones públicas, como autopistas, a las que se han abrazado, por ejemplo, en Estados Unidos o Canadá. Acciona, cuando explica el peso por mercados en sus actividades de construcción de infraestructuras, de los 4.650 millones de volumen de negocio, a España le corresponden 754 millones.
No es una situación muy diferente a la de FCC, que está controlada por el magnate mexicano Carlos Slim, que genera fuera de España casi la mitad de sus ingresos. De hecho, habla de Estados Unidos como eje a futuro en el negocio medioambiental, donde incluye la gestión de residuos y los servicios de limpieza urbana. “A nivel internacional destaca el fuerte crecimiento en EEUU, donde el crecimiento en ventas en 2022 respecto al año anterior fue del 121%. FCC ya está dentro del Top 15 de las empresas del sector en EEUU, con expectativas de estar en el Top 10 en los próximos 2 años”, desglosa.
En la construcción más tradicional, su negocio en España se redujo un 1,7% en 2022, hasta 870 millones de euros “aún con el buen ritmo de avance en la remodelación del estadio de fútbol Santiago Bernabéu”, asume, sin decir cuánto prevé ingresar por esa obra.
Hay otras empresas que son más escuetas a la hora de hablar de cuánto le supone cada país. Es el caso de OHLA, que en los últimos años ha pasado de estar en manos de la familia Villar Mir a la de los también mexicanos Luis y Mauricio Amodio. Esta multinacional solo apunta que España le supone casi el 30% de su actividad, mientras el conjunto de Europa -mercado español, incluido- es el 48%; Norteamérica, un 35,4%; y Latinoamérica, un 16,4%. No da más detalles de cómo le va el negocio doméstico.
La que sí tiene en España la mayor parte de su actividad es San José, una constructora de menor tamaño -vale en bolsa 250 millones frente a los 19.000 de Ferrovial- que concentra el 75% de sus ingresos en España, cerca de 818 millones de euros.
Si San José es la que más, en el extremo contrario está ACS, que es la constructora con más ingresos (más de 33.000 millones) pero con menos negocio en España, inferior en porcentaje al de Ferrovial. La compañía presidida por Florentino Pérez solo concentra el 9% de su actividad en el mercado local, que un año antes era el 10,7%, según sus presentaciones de resultados, porque no ha publicado aún su informe anual. En concreto, en España factura 3.170 millones de euros.
Casi 10 de cada 100 euros que ingresa ACS vienen de España, mientras que de Estados Unidos le llegan 56 y de Australia, 19. Esta proporción se repite si se ve dónde tiene localizada su cartera de proyectos. Con un matiz, su filial Clece, centrada en los servicios medioambientales, urbanos o aeroportuarios, sí depende de España, que le supone el 90% de la actividad.
Ferrovial prevé crecer en España con los fondos europeos
Y qué ocurre en Ferrovial. La multinacional argumenta al explicar su marcha a Países Bajos que su “negocio es predominantemente internacional”, porque su país de origen aporta el 18% de su facturación. En cambio, Canadá y Estados Unidos, donde aspira a crecer, son el 36%.
Sin embargo, también prevé crecer en el negocio constructor en su, todavía, mercado doméstico por los fondos europeos. “En España se prevé un crecimiento en ventas con respecto a 2022 gracias al buen ritmo de contratación, con la adjudicación de varios contratos relevantes de ferrocarriles y para clientes privados, y una vez superados los retrasos en licitación derivados de la COVID”, argumenta en su informe anual. “En el medio plazo, la aplicación de los fondos europeos Next Generation mantendrá el impulso de la licitación, a lo que se suma la buena dinámica de iniciativas públicas ferroviarias y sanitarias, y privadas en proyectos industriales, de edificación y de energía renovable”, enumera sobre las palancas que cree le harán crecer en España.
Aquí, al cierre de 2022, Ferrovial contaba con 5.413 empleados. En Estados Unidos -donde también prevé crecer gracias al gasto público en infraestructuras-, con 4.178. En Países Bajos, donde prevé tener su sede antes del otoño, tenía cinco.
Una disparidad de plantillas, que conllevará mudanzas. Este jueves, la empresa explicó a la CNMV que “tras el momento de efectividad de la fusión, puede ocurrir que determinados empleados de Ferrovial se trasladen voluntariamente a los Países Bajos”. “Igualmente, cabe la posibilidad de que determinados empleados de Ferrovial sean recolocados y pasen a ser empleados de otras filiales del grupo Ferrovial en España”, reconoce.