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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

España fracasa al intentar salvar a las islas de la cuarentena británica y el turismo teme el efecto arrastre

Jarro de agua fría para España. Después de dos días intentando salvar a Canarias y Baleares de la cuarentena británica, el Gobierno de Reino Unido endureció el lunes por la noche su criterio y amplió la recomendación de no viajar a todo el territorio español, incluidos los archipiélagos. El sábado, cuando hizo el primer y repentino anuncio, las islas quedaban fuera: solo aconsejaba no viajar a la península. Los catorce días de aislamiento para todo el que viajara desde nuestro país sí se extendían a ellas.

El ejecutivo español se afanó durante el domingo y el lunes en convencer a las autoridades británicas de que los datos epidemiológicos en ambas comunidades eran buenos, mejores incluso que los de su propio país. Pedía corredores seguros. Pero no ha funcionado. En apenas 48 horas, Reino Unido ha ido más allá y ha puesto a toda España en su lista negra. Su recomendación se suma a la de Bélgica y Noruega y acaba con cualquier esperanza de recuperación del sector turístico español. Los británicos son, con diferencia, los extranjeros que más visitan España: suponen el 22% de todo el turismo internacional.

En una actualización de su web, el Ministerio de Exteriores británico desaconseja ya cualquier viaje no esencial a España “basándose en la evaluación actual de los riesgos del coronavirus”, con especial evidencia de aumento de casos en “Aragón, Navarra y Cataluña, que incluyen las ciudades de Zaragoza, Pamplona y Barcelona”.

El problema es que en España hay cuatro lugares extremadamente dependientes del turismo británico y cuyas cifras de incidencia del virus son más bajas que las de este país. “Los territorios más dañados por esta medida son las islas, la Costa Blanca (Alicante) y la Costa del Sol (Málaga)”, explica José Luis Zoreda, presidente ejecutivo del lobby turístico Exceltur. A 27 de julio, Reino Unido tenía una media de 14,5 casos por 100.000 habitantes, frente a los 6,8 de Canarias, 8,8 de Baleares y 13 de Andalucía. Solo la Comunidad Valenciana estaba peor, con una incidencia de 18,7.

Con estos datos en la mano, España trató de convencer al Gobierno británico de que levantara la cuarentena a Canarias y Baleares, lo que además provocó el enfado de destinos peninsulares —como Málaga y Benidorm— que se sintieron “discriminados”.

El domingo por la tarde, la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, repitió que “España es un país seguro” y reconoció que sus esfuerzos se centraban “en conseguir que las autoridades británicas puedan excluir de sus medidas a las Islas Baleares y Canarias”. El lunes en rueda de prensa, la ministra de Industria Reyes Maroto insistió en que “la situación en Baleares está por debajo de Reino Unido” y explicó que España trabajaba con el Gobierno británico trasladando “información, un mensaje de confianza y tranquilidad”. El nuevo secretario de Turismo se reunió el lunes por la mañana con el embajador británico y en los medios ingleses hubo rumores de que la excepción insular podría salir adelante a finales de esta semana. Y parecía que algo había, puesto que el turoperador TUI no cancelaba sus vuelos a las islas desde Reino Unido. Pero el embajador los descartó a mediodía en una entrevista con La Sexta, horas antes de que se actualizara la recomendación.

Cascada de cancelaciones

El anuncio de la cuarentena provocó durante el fin de semana un descalabro total en el sector turístico. ¿Quién se va vacaciones si a la vuelta debe encerrarse dos semanas? “El viernes, el mercado inglés tenía un 45% de cancelación. El mejor dato desde finales de junio. El sábado, subió a un 67%. El domingo subió a un 106%: hubo más cancelaciones que reservas”, explica Félix Pérez, 'account manager' de Mirai, un motor de reservas para hoteles. “El mercado inglés es nuestro principal mercado y tiene una antelación bastante alta de reserva. En las últimas semanas, los datos habían mejorado. Se iba activando, había días con más reservas netas (reservas menos cancelaciones) que el año anterior. Y solo en dos días se ha destruido. Por desgracia, esta será la tónica”.

En Exceltur están “negros”, tanto con la comunicación del Gobierno como con los propios medios de comunicación. “Los medios no estáis haciendo ningún favor. Mañana, tarde, noche, desayuno y madrugada: solo se habla del coronavirus y siempre en clave dramática, de lo mal que está yendo. Se ha propagado una lectura tremendista. Al final, muchos medios sensacionalistas europeos sorben esa información, la recrean y exageran y trasladan una imagen apocalíptica de España. ¿Cómo se entiende si no que en doce horas Inglaterra, un país amigo, declare súbitamente la cuarentena sin avisar a nadie?”, insiste Zoreda. Es la misma visión que tenía el sector al comienzo de la pandemia, cuando empezó a temblar con las cancelaciones y tardó días en reconocerlas porque veía que “la histeria colectiva” iba a “costar muchos puestos de trabajo”.

Zoreda también menciona los fallos que, a su juicio, ha cometido el Gobierno. “El arranque con contradicciones: decíamos que establecíamos cuarentenas, luego que no... En Baleares hubo un plan piloto muy exitoso. Y a los quince días, con los rebrotes en Cataluña, se suma el gobierno balear al catalán con la mascarilla obligatoria. Era una contradicción: en vez de decir 'venga usted tranquilo', mandamos el mensaje de 'tenga cuidado, que hay que ponerse mascarilla'. La comunicación no ha sido de premio Nobel”.

Antes de conocer el último golpe británico, los hoteleros salieron a proponer soluciones, ofreciéndose incluso a pagar por los test a turistas antes de irse y que llegaran seguros a su casa. “Creo que es importante que la Unión Europea dé un paso adelante en este tema y ponga sobre la mesa todas las medidas sanitarias, no solo test en origen sino en destino. Estamos dispuestos a colaborar”, declaró Jorge Marichal, presidente de la patronal CEHAT.

Efecto dominó

La decisión de Reino Unido hace temer un nuevo efecto dominó y que otros países, como Alemania (segundo emisor), actúen igual. El turismo nacional, por otro lado, no está compensando. “No tiene el crecimiento esperado”, sostiene el portavoz de Mirai. “Como las políticas de cancelación son muy flexibles, el porcentaje de cancelación es muy alto. La mayoría de los españoles, viendo las noticias de los últimos diez días, se están desperdigando y no van a viajar”.

“Hemos trabajado mucho en seguridad vinculada a la pandemia. El número de reservas británicas era muy alto: de aquí a octubre había programados 600.000 asientos con destino / origen Reino Unido desde el aeropuerto de Elche”, dice el alcalde de Benidorm, Toni Pérez, en conversación con elDiario.es. “Los británicos que están en Benidorm estos días nos ponen como modelo de gestión de sus playas. La situación es de absoluto control. Los presagios eran muy malos, de que el turismo no volverá, y para agosto ya preveíamos una ocupación superior al 60%”. El Ayuntamiento elevó el lunes una moción a pleno para instar al Gobierno a “realizar urgentemente todas las gestiones necesarias para que el corredor de Alicante-Elche” formara parte de la red de corredores seguros y poniendo a disposición de las autoridades británicas toda la documentación del trabajo realizado por el destino para abrir con garantías. Con este nuevo mazazo, muchos hoteles y establecimientos no le verán ningún sentido a abrir. Solo Fernando Simón le ha visto el lado bueno a los vetos británico y belga: “En cierto modo nos favorece, porque desincentiva que venga gente del Reino Unido”, dijo este lunes. “Agradezco que los belgas decidan no venir. Es un problema que nos quitan”.