España afronta la batalla de la energía contra Holanda y Alemania
España lleva desde el verano pidiendo medidas contra la crisis energética; contra una factura de la luz disparada porque el precio final lo marca la energía más cara, y en este caso el gas no paraba de subir. De esas negociaciones jalonadas por cumbres salían comunicaciones de la Comisión Europea que Moncloa no dejaba de calificar de propuestas insuficientes. Y lo eran, porque se limitaban a recopilar soluciones paliativas: ayudas públicas y bajadas de impuestos.
España consiguió colar en los documentos la posibilidad de compras conjuntas y almacenamientos estratégicos. Y, en medio de la crisis, Vladímir Putin ataca Ucrania. A partir de ahí, la crisis energética alcanzó una nueva dimensión por la dependencia europea del gas ruso. Esa dependencia ha desatado el debate sobre el reemplazo de la energía rusa por otros proveedores, pero también ha ido ganando posiciones el debate sobre la reforma de un mercado que, desbocado, está causando graves problemas en los países del sur.
Ese avance de posiciones aún es insuficiente para tomar decisiones que requieren unanimidad entre los 27. Y, lejos de ese consenso, hay grandes diferencias entre los países miembros sobre las medidas a aplicar. Fuentes diplomáticas explican en Bruselas que hay dos grupos de países: los del sur, liderados por España y a los que se ha sumado Bélgica, que presionan para poner un tope a los precios energéticos y desacoplar la luz del gas; y otros como Alemania, Países Bajos, Irlanda o Dinamarca, que prefieren “acelerar las medidas de eficiencia energética, la implantación de renovables y las interconexiones”. Los segundos creen que la propuesta del Gobierno español puede “poner en peligro la seguridad de la oferta y nuestra independencia de Rusia” y “bloquear el progreso en los objetivos del 'green deal”.
Fuentes del Gobierno insisten en “lo difícil que es poner algo encima de la mesa en la UE” y que España “dice que con Europa hay que cumplir” y que “no se va a saltar la legalidad”. Lo que busca el Ejecutivo es un mandato a la Comisión Europea para una “propuesta legislativa europea urgente”. Pero, reconocen, “Alemania no quiere intervenir en el mercado”, y, por eso, el Ejecutivo intenta explicar que la propuesta española “es quirúrgica, temporal, y sin impacto en el mercado” al referirse a la “isla energética”.
“Si Alemania cede, otros no bloquearían”, concluyen las fuentes: “El presidente está dispuesto a batirse el cobre”.
Estos países consideran que topar el precio de la luz puede hacer que los productores de energía se la lleven a otros sitios y “generar un enorme problema de seguridad de la oferta”. Llegan a acusar a Pedro Sánchez de “empezar a parecer Don Quijote luchando contra los molinos” y al primer ministro belga, Alexander De Croo, de ser su “Sancho Panza”.
España, al final llega la batalla de este viernes en Bruselas con una petición fundamental: una “respuesta” para “la realidad específica de la isla energética” de la Península Ibérica. Ya no es que se reforme el mercado eléctrico, ni que se tope el precio del gas. Bastaría con que España y Portugal recibieran el visto bueno para hacerlo.
Sánchez reconoce que “hay países con dudas”, y dice que “lo importante es cuadrar este sudoku”. El presidente del Gobierno ha insistido: “Queremos una solución para toda Europa e incorporar un tope a los precios del gas. Esto puede llevar unas semanas, y por eso proponemos responder a la particularidad de la Península Ibérica. Nosotros hablamos de tres pasos: el primero, medidas urgentes más alineadas con la realidad geográfica de la Península Ibérica y su conectividad energética; el segundo, lo que propone España junto con Italia, Grecia, Bélgica, Portugal y Rumanía, que es ver cómo podemos negociar conjuntamente la compra de gas y cómo podemos controlar el precio del gas; y en tercer lugar, ir a una reforma estructural del mercado energético”
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha afirmado a su llegada al Consejo Europeo en Bruselas, este jueves, que “la Península Ibérica sólo tiene un 2,8% de interconexiones con el mercado energético europeo, hay unas particularidades concretas que daña el alza del precio del gas”. Según Sánchez, “es innegable que hay una realidad muy específica de una parte de Europa, que es la Península Ibérica, una isla energética con solo un 2,8% de interconexiones con el mercado energético europeo. La Península Ibérica merece una consideración específica. Sin vulnerar el mercado energético ni la política común, hay que dar una respuesta específica”.
Sánchez ha recordado, en todo caso, que el 29 de marzo el Gobierno presentará un plan de actuación ante las consecuencias de la crisis por la invasión de Ucrania: “Vamos a dar una respuesta concreta y también global al problema de la energía en nuestro país. Pero, evidentemente, lo haríamos de manera mucho más eficaz y mucho más contundente si diéramos una respuesta europea a este problema”.
En ese sentido, una de las opciones que el Ejecutivo ve más viable para lograr un descenso en el recibo de la luz pasa por establecer un mecanismo compensatorio para las eléctricas a cambio de fijar un precio tope en el gas que usan para producir electricidad, que estaría por debajo de los actuales precios de esa materia prima. El Gobierno no aclara si esa compensación que se pagaría después a las compañías por la diferencia en el precio del gas se haría con cargo a la factura de la luz o con fondos públicos.
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