La gran banca española, la que cotiza en el Ibex, ha presentado esta semana sus resultados entre enero y septiembre. Unas cuentas que dejan un espejismo. Frente al aumento de las advertencias de los supervisores como el Banco de España, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario, las entidades han mostrado, por regla general, un aumento en los ratios de solvencia, una mejora del crédito, de los depósitos de los clientes y una reducción a niveles mínimos desde la anterior crisis de la morosidad. Es decir, pese a la crisis del coronavirus y las previsiones que aventuran a un empeoramiento, van camino de cerrar el año con mejoras en muchas de las magnitudes que juzgan la situación de sus balances.
Esta situación se resume en una frase utilizada por uno de los ejecutivos de la banca que durante los últimos días han presentado las cuentas esta semana: “Los problemas no están, pero sabemos que van a llegar”. El sector asume que el próximo año traerá consigo una situación complicada, en concreto en lo que respecta a la morosidad de los créditos. Por ello, durante estos meses, los bancos han ido haciendo acopio de unas provisiones para poder hacer frente a la situación que puede llegar cuando los estímulos millonarios que han inyectado los gobiernos ya no estén sobre la mesa. Así se lo obligan las normas contables, que hacen que los bancos tengan que preparar colchones ante pérdidas esperadas, algo que en la anterior crisis no era exactamente igual.
Los bancos han llegado al 30 de septiembre con una tasa de mora, que estudia el peso de los créditos de dudoso cobro sobre el total de los créditos, que van desde el 2,5% de Bankinter, el mejor de los seis, al 4,9% de Bankia, el más elevado. Todos han visto esta magnitud caer este año frente a la misma fecha del año anterior. Sin embargo, el Banco de España apuntaba a la letra pequeña de esta disminución esta semana. Hasta este año, el descenso de la morosidad se estaba produciendo porque bajaban los créditos de dudoso cobro más de lo que caía el nuevo crédito, por lo que perdía peso en el balance. Este año la situación es la contraria. Los créditos a empresas avalados por el ICO han impulsado la concesión de crédito un 2,5% hasta junio, por primera vez desde la anterior crisis. Mientras, el volumen de créditos morosos ya no cae, o no tanto. Pierden peso, pero porque hay más créditos, temporalmente impulsados por los incentivos.
Los bancos son conscientes de esta situación y han seguido incrementando durante los últimos meses su colchón de provisiones para cuando esos incentivos ya no estén. Son más de 14.000 millones los que suman los bancos en dotaciones para el deterioro del crédito, es decir en torno a un 25% mayores de lo que habían reservado hasta junio. La estrategia seguida por las entidades no exactamente la misma. CaixaBank o Sabadell, por ejemplo, hicieron el mayor esfuerzo en el primer semestre, y en los últimos tres meses apenas han aumentado estas reservas. Otros, como Bankia, han repartido estas dotaciones por trimestres y a cierre de septiembre tenían el 50% más que en junio. Son estas provisiones las que han llevado al sector a perder más de 7.000 millones de euros hasta el 30 de septiembre.
No se descarta que este volumen de provisiones siga aumentándose en los provisiones en los próximos trimestres. Así lo solicitó recientemente el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, en un encuentro en el que participaron otros banqueros. “En un contexto de prolongación de la crisis, las entidades deben garantizar un reconocimiento adecuado y a tiempo del deterioro efectivo de la calidad de las exposiciones crediticias”, apuntó el responsable del supervisor, urgiendo a “persistir en esta política de anticipación”.
El Banco de España que, al igual que el Banco Central Europeo, ha puesto sobre la mesa la opción de un 'banco malo' para los créditos dudosos que va a generar la crisis del coronavirus. En concreto, el supervisor europeo ha señalado esta semana que “el panorama macroeconómico está plagado de incertidumbre y no podemos descartar una recuperación débil y prolongada con una acumulación significativa de activos deteriorados”. Según cálculos del BCE, “en un escenario severo pero plausible, los préstamos dudosos en los bancos de la zona del euro podrían alcanzar los 1,4 billones de euros, muy por encima de los niveles de la crisis financiera y de la deuda soberana” de 2008.
“Las empresas de gestión de activos pueden combinar el apoyo a los bancos cargados de préstamos dudosos con las formas adecuadas de condicionalidad, lo que ofrece una mejora muy necesaria en la viabilidad de los modelos comerciales”, señalaba en un artículo Andrea Enria, presidente del consejo de supervisión del BCE. El directivo aseguraba que esto no consistía en ayudar a “los bancos que asumieron riesgos excesivos” sino “permitir que los bancos de la Unión Europea apoyen a los hogares, pequeñas empresas y corporaciones viables”.
Hernández de Cos aseguró a comienzo de mes que había que evitar que una crisis sanitaria y económica se convirtiera en una financiera. Preguntados por estas declaraciones, los bancos han lanzado mensajes de cautela, asegurando que la situación no es la de 2008. “No creo que esto se pueda convertir en una crisis financiera. Tenemos provisiones más que suficientes”, defendió María Dolores Dancausa, consejera delegada de Bankinter. Una idea seguida por su homólogo en BBVA, Onur Genç, quien defendió que “en general, esta vez los bancos son parte de la solución más que del problema”.
El incremento de la morosidad vendrá en 2021
Pese a eso, reconocen la situación que llega, más ahora que en Europa se han extendido los rebrotes y se están adoptando nuevas medidas que restringen la actividad económica. “Efectivamente va a haber un incremento de la morosidad en el año 2021”, señaló Gonzalo Cortázar, consejero delegado de CaixaBank. Tras un tercer trimestre que, prácticamente todos los bancos, muestran como más positivo de lo esperado, algunos ven ya un deterioro de la situación en el final del año. “Estoy mas pesimista respecto al cuarto trimestre, no parece que haya muchas razones para ser tan optimista”, apuntaba Jaime Guardiola, consejero delegado de Sabadell.
La incertidumbre que hay en el sector obedece a que no se conoce qué pasará cuando las carencias de los créditos ICO y las moratorias hipotecarias ya no estén en vigor. Por ello, todos apuntan a primavera como el momento en el que se incrementará la morosidad. El Banco de España apuntaba este jueves en la presentación del Informe de Estabilidad Financiera que las hipotecas no serán el principal problema. La experiencia con la que cuenta el supervisor apunta a que los impagos en estos créditos se producen tras largos periodos de caída de ingresos en un hogar algo que, esperan, no ocurra en esta ocasión como en la anterior crisis.
De hecho, los bancos han informado estos días que el levantamiento de las moratorias legales —aquellas impuestas por el Gobierno— que eran de tres meses, no han conllevado un aumento de la morosidad significativo. Lo que se ha hecho, eso sí, con algunos de estos créditos ha sido traspasarlos a las moratorias sectoriales, que son las que aplican los bancos por periodos de hasta un año. La morosidad llegará por tanto por otro tipo de créditos, como en el caso de los ligados al consumo, donde el Banco de España ya ve tasas de crecimiento del 20%.
Prolongar la carencia de los préstamos ICO
Y, en concreto, los ojos se dirigen hacia el otro gran apoyo público, los créditos avalados por el ICO. Estos avales son los que han provocado el aumento de los créditos en el sector pese a la caída de la actividad económica y del consumo. Así, los canales de créditos a empresas ha vivido incrementos a ritmos del 8,6% en el BBVA, el 17% en el caso de CaixaBank o, en el dato más destacado, el 65% de crecimiento en Bankia. Estos créditos nacían con un periodo de carencia de un año y tras ello, cinco años para su devolución. Sin embargo, los bancos comienzan ya a pensar en que será necesario que se tendrán que prolongar.
Así, varios directivos han declarado en los últimos días la necesidad de acordar con el Gobierno la ampliación de estos programas para prolongar el periodo de carencia. “Estamos casi en noviembre, tenemos una segunda ola y parece que va para más largo de lo inicialmente previsto. Tanto el Ministerio de Economía, como el Tesoro, como los bancos, estamos viendo si tiene sentido extender un año la carencia y el vencimiento. Llegaremos a un acuerdo”, apuntó José Antonio Álvarez, consejero delegado del Banco Santander. “Es previsible pensar que en la medida en que se retrasa la recuperación las empresas van a pasar de una situación de problema de liquidez a una crisis de solvencia”, señaló José Sevilla, consejero delegado de Bankia.
El Banco de España también está por esta opción e, incluso, va un paso más allá. En el citado Informe de Estabilidad Financiera, abrió la puerta a la aprobación de quitas de parte de estas deudas en el caso de empresas viables. “Aunque esta vía supone la materialización de pérdidas para los acreedores, en muchos casos, estas serían probablemente más acotadas que las que experimentarían con la liquidación empresarial”, apuntaba el documento.