El Banco de España ha realizado una prueba de resistencia del sector financiero español para avanzar el posible comportamiento ante la crisis provocada por la pandemia. Esta versión de los test de estrés que hacen periódicamente las autoridades europeas en el sector, arroja que incluso en el escenario menos malo, los bancos van a sufrir un “impacto significativo” en la solvencia, según apunta el director general de Estabilidad Financiera, Regulación y Resolución, Ángel Estrada. El organismo supervisor ha publicado este jueves el Informe de Estabilidad Financiera en el que analiza los riesgos para el sector, donde ha incluido este examen de la resistencia de los bancos.
En concreto, el Banco de España ha trazado dos escenarios. En el primero, la caída acumulada del PIB español en este año y los dos próximos es del 1,6%. En el escenario negativo, este desplome es del 5,7%. Este análisis hipotético también traza la evolución de los mercados internacionales con un peso significativo en determinados bancos españoles, para analizar en concreto el comportamiento que puedan tener estas entidades en los distintos escenarios. Además, el Banco de España hace tres distinciones: bancos grandes con presencia internacional significativa, bancos grandes centrados en España y bancos menores que están fuera del ámbito del mecanismo único de supervisión europeo.
En un escenario base, los bancos con presencia internacional (aunque no se citan en el documento, son fundamentalmente Santander y BBVA) pasarían de tener una ratio CET1, la magnitud de referencia en el sector de la solvencia de una entidad, del 11,9% al 9,9%, dos puntos menos. Los bancos grandes pero centrados en España obtendrían una ratio del 12%, frente al 13% previo a la crisis. Los mejor parados son los bancos de menor tamaño que operan en España, cuya ratio de solvencia incluso crecería en este escenario base, en 0,8 puntos, hasta el 18,7%, según los resultados publicados este jueves por el Banco de España. Los test periódicos europeos dan la nota individualizada por banco, pero no en el caso del Banco de España.
Las cosas cambian en el escenario adverso. Además de la caída del 5,7% del PIB, esta hipótesis sitúa una tasa de paro del 23,5%, una caída del 11% en los créditos hipotecarios y del 18% en el resto de créditos a hogares o un aumento de los bonos soberanos, entre otros factores. En este caso, la caída en las entidades con presencia en el exterior es de 3,9 puntos, hasta el 8%; y de 4,6 puntos en el resto de los grandes bancos, hasta el 8,4%. Los bancos de menor tamaño, de nuevo, salen mejor parados, con un retroceso de 1,3 puntos, hasta el 16,6%.
La diferencia en el caso de los bancos con negocio significativo fuera de España obedece a que en el escenario base, al haber un shock similar en todas las economías, no se ven beneficiadas de la diversificación, como si ocurrió en otras crisis. De hecho, en el escenario adverso, donde la situación en España se complica más que en los otros países, el retroceso de solvencia para estas entidades es algo inferior al de las que están centradas en el mercado nacional. Estrada explica que las entidades menos relevantes tienen una mejor resistencia debido a que están centradas en negocios, como el hipotecario, donde la morosidad no se espera a corto plazo.
Pese a este deterioro en la solvencia, el Banco de España defiende que los tres grupos de entidades financieras muestra una “adecuada capacidad de resistencia agregada”, teniendo en cuenta el importante impacto “sin precedentes” de la pandemia. Sin embargo, advierte que se enfrentan todavía a “incertidumbres notables” y que existe “heterogeneidad” entre ellas, es decir, que hay diferencias en los resultados de los distintos grupos analizados por el organismo. “La persistencia de los efectos negativos de la pandemia sobre la actividad económica por más tiempo del considerado en los escenarios de estudio supondría un desafío adicional significativo a la solvencia del sector”, apunta el informe. Por ello, pide a las entidades que mantengan “una actitud vigilante” sobre la evolución y exploren cauces para mejorar su eficiencia.
El Banco de España concluye en su informe que el deterioro que se prevé en el negocio bancario todavía no se ha trasladado a la cuenta de resultados de las entidades, gracias a los programas de avales del ICO para los créditos a empresas y las moratorias para hogares, tanto las legales como las fijadas por el sector. De hecho, el volumen de créditos se había incrementado hasta junio un 2,5%, un crecimiento que no se producía desde finales de la anterior crisis. Tampoco ha crecido, por ahora, la morosidad, aunque se está reduciendo este ejercicio a niveles más lentos que en anteriores ejercicios. Sin embargo, si se apuntan ya a problemas en los créditos al consumo, donde la morosidad sube a ritmos del 20%, según explica el Banco de España.
Ante la segunda ola de la pandemia, que comenzó en España y ya está provocando nuevos cierres de la actividad económica en toda Europa, el Bnaco de España hace un llamamiento a aplicar nuevas medidas coordinadas en el continente, para evitar que se produzcan diferencias por países. Además, el empeoramiento de las perspectivas para la salida de la crisis hace que el organismo abra la puerta a que se apliquen “medidas alternativas que pueden ser necesarias si la crisis persiste”. Entre las propuestas que se plantea se encuentra la relajación de ciertas medidas prudenciales, como los colchones de capital a los que están obligados los bancos que podrían servir para aumentar el crédito en la economía.
El informe del Banco de España aborda también el asunto de la nueva ola de fusiones en el sector bancario. Asegura que pueden ser un mecanismo adicional para mejorar la eficiencia de las entidades, siempre que esto conlleve la producción de sinergias y la reducción de costes. Sin embargo, señala que el análisis coste-beneficio de la consolidación “exige analizar, caso por caso, estas sinergias, así como su impacto sobre la competencia en el sector”. El documento reconoce que existen riesgos en esta nueva tendencia a la concentración. “La evidencia teórica y empírica existente señala que el aumento de la concentración por encima de ciertos umbrales puede tener efectos desestabilizadores sobre el sistema bancario”, señala el informe. “El aumento de la consolidación hasta un punto ayuda a la estabilidad financiera y a partir de ahí puede perjudicar”, señala el responsable de Estabilidad Financiera del Banco de España.
Por tanto, el documento apunta a la necesidad de una cautela “cada vez más relevante” puesto que, según se señala, unas entidades más grandes que asuman mayores riesgos “plantean desafíos para la resolución”. Sin embargo, el supervisor defiende que el sector en España “parece alejado de esta situación”.
Una adaptación de las moratorias y los créditos ICO
El Banco de España apunta en su informe que se han solicitado en España 1,5 millones de moratorias para créditos hipotecarios hasta finales de septiembre, tanto en las legales que se aprobaron en la primera ola como en las sectoriales que está gestionando la banca. El 89% de ellas han sido aprobadas. A ello se suman otras 787.000 solicitudes en crédito no hipotecario, fundamentalmente aquellos destinados al consumo, donde se han aprobado el 92,5%.
El supervisor señala que buena parte de estos demandantes de moratorias obedecen a hogares que ya contaban con una situación financiera complicada antes de la pandemia. El informe concluye en este sentido que los resultados empíricos indican que los hogares más vulnerables han sido los que más han recurrido a las moratorias, de acuerdo con la finalidad de estos programas, “lo que hace prever que una vez terminado el periodo de carencia exista un riesgo elevado de que dichos hogares pasen a una situación de dudosidad si no se ha normalizado la actividad económica”. Sin estas medidas de alivio para los hogares, apunta el Banco de España, la ratio de créditos dudosos en el sector bancario, aquellos que han comenzado a ser impagados, será del doble de la actual y el volumen alcanzaría los 100.000 millones de euros.
De cara al futuro, el supervisor considera que es necesario que se haga una “adaptación prudente y ordenada” de estos programas al desarrollo de la situación económica para evitar que “una retirada brusca precipite los potenciales episodios de crisis de liquidez que motivaron su implementación en primer lugar”. Se pone un ejemplo en el informe del Banco de España al apuntar que los datos muestran que buena parte de los hogares que se acogieron a las moratorias legales, cuya duración era de tres meses, se están transformando en moratorias sectoriales, con una duración de hasta un año.
De igual modo, el Banco de España también analiza la situación de las empresas acogidas a los créditos avalados por el ICO. Las proyecciones del organismo apuntan que el nivel previo del PIB no se alcanzaría antes de 2022, por lo que presumiblemente no todas las empresas recuperarán al corto plazo su nivel de actividad prepandemia. “Las compañías que experimenten una recuperación de la actividad más débil o aquellas que hayan acumulado un volumen muy elevado de deuda podrían encontrarse con dificultades para hacer frente a sus obligaciones financieras”, apunta el informe. Para las empresas en esta situación que no presenten problemas de viabilidad empresarial a largo plazo, la reestructuración de su deuda (mediante carencias, alargamientos de los plazos de devolución, quitas o la conversión de la deuda en acciones) “podría ser una alternativa factible”, según plantea el Banco de España. “Aunque esta vía supone la materialización de pérdidas para los acreedores, en muchos casos, estas serían probablemente más acotadas que las que experimentarían con la liquidación empresarial”, subraya. Por el contrario, aquellas otras compañías con problemas de viabilidad se verán abocadas al cierre y a la liquidación de sus activos. “Una pronta resolución de estos procesos será beneficiosa para el crecimiento económico a largo plazo al facilitar una reasignación de los recursos hacia las empresas más productivas o con mayor potencial de crecimiento”, concluye.