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Las dos comercializadoras eléctricas que más aumentaron su cartera de clientes en 2018 tienen sello 100% renovable, son catalanas y marcan distancias con el oligopolio de las compañías verticalmente integradas. Se trata de Holaluz y la cooperativa de electricidad verde Som Energia.
Ambas crecieron el año pasado un 44%, al sumar 70.000 nuevos puntos de suministro, según se desprende de los últimos datos publicados por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que reflejan que las tres grandes dominadoras del sector, Endesa, Iberdrola y Naturgy, cedieron más de 300.000 clientes durante el ejercicio.
Ambas comercializadoras verdes registraron crecimientos que contrastan con las cifras de las grandes del sector. En el mercado libre, en el que las cinco principales compañías suman más de 14 millones de puntos de suministro, Endesa aumentó su cartera de clientes un 0,8% e Iberdrola, un 0,5%, mientras Naturgy perdió un 4%. Destacó el crecimiento de Viesgo (adquirida por Repsol), de un 8,37%, en un ejercicio en el que las pequeñas superaron por primera vez la barrera de los 2 millones de clientes al sumar más de 400.000 suministros.
Las cifras reflejan que las tres grandes siguen dominando el mercado (tanto libre como regulado) con una cuota total superior al 85% (más de 25 millones de clientes) y que, sumando las otras dos empresas verticalmente integradas, Viesgo y EdP, alcanza el 93%. Pero las pequeñas van abriéndose paso.
Entre las independientes que empiezan a tener una masa crítica relevante (más de 50.000 clientes) en el mercado libre (el precio regulado PVPC, el más recomendado por los expertos, está reservado a las grandes) sobresale Holaluz. Fue la que más creció en 2018, con un aumento del 44% en su cartera de suministros de electricidad, hasta 143.305 clientes, y una cuota de mercado en ese segmento del 0,8%, solo superada por Cide (que tiene un 2,2% y pertenece a EDP, una de las cinco grandes) y Fenie Energía, la comercializadora de los instaladores, que creció un 18%, hasta superar los 360.000 puntos de suministro.
Holaluz, que pese a su pátina verde también suministra gas natural (con 15.644 clientes al cierre de 2018), ya supera los 200.000 clientes en toda España, “con un ritmo de altas de 500 contratos al día”, según fuentes de la empresa, que este jueves presentó su estrategia en Madrid, un año después de convertirse en suministradora del Ayuntamiento de la capital.
La compañía, que está apoyando buena parte de su crecimiento en el autoconsumo, dice haber recibido 10.126 peticiones presupuestarias para instalar placas fotovoltaicas en toda España desde que en octubre se derogó el denominado impuesto al sol, con unas 300 solicitudes a la semana de las que se acaban materializando 20. Su objetivo es gestionar 1.500 instalaciones de autoconsumo a finales de año y acabar 2021 con más de 5.000 instaladas.
Recientemente, Holaluz anunció un acuerdo con la plataforma de inversión colectiva Fundeen para promover instalaciones fotovoltaicas de hasta 75 MW en los próximos tres años. Fundeen ofertará a través de su plataforma esas instalaciones para que los interesados participen en su construcción con una inversión mínima de 500 euros. Holaluz se compromete a adquirir la energía generada a un precio pactado entre las partes, a través de un PPA (contrato de compraventa de energía a largo plazo).
Con un modelo más centrado en el activismo y la participación, Som Energia cerró 2018 con un crecimiento en su cartera de clientes de electricidad similar al de Holaluz: del 43,9%, hasta 86.251 suministros, que equivalen a un 0,5% del mercado liberalizado. También aumentó su número de cooperativistas un 31%, con un récord de 13.790 nuevos socios. Con sede en Girona, actualmente supera los 58.000 socios y roza los 100.000 contratos de suministro en vigor, según su web.
Som Energia se caracteriza por una gestión basada en el debate entre sus socios de las propuestas que llegan a la asamblea anual a través de 53 grupos locales repartidos por todo el Estado. Hace unas semanas, aprobó en su asamblea (con el voto en contra de su consejo rector) una moción para “para luchar contra las renovaciones de las concesiones hidroeléctricas del oligopolio”.
Som, que ya tiene en marcha una pequeña cartera de instalaciones de generación renovable, espera facturar 64 millones este año y obtiene el grueso de sus ingresos de la comercialización de energía, cuyos márgenes (una vez adquirida la energía con garantía de origen renovable en el mercado de generación) son muy ajustados. Según los sucesivos informes de sus interventores, logra beneficios gracias a las aportaciones voluntarias de sus socios (un céntimo de euro por kWh consumido), que tienen un peso muy relevante en el resultado final.
No obstante, fuentes de la cooperativa matizan que en 2018 el importe recibido en concepto de donativo voluntario, 575.702 euros, permitió afrontar “gastos por un valor similar” en actividades como el denominado Germinador Social, acciones contra la pobreza energética o su escuela de otoño, entre otras. “Nuestra actividad cooperativa/activista conlleva unos costes añadidos que realizamos gracias a tener donativo, la actividad de comercialización por si sola ya es sostenible”, señalan.
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