El euríbor se ha divorciado de los tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE). El índice de referencia para la mayoría de hipotecas ha caído medio punto, al 3,75%, desde el máximo del 4,21% que alcanzó el 5 de octubre en su cotización diaria. A finales de ese mes, la institución monetaria que preside Christine Lagarde dejó el 'precio' del dinero oficial en el 4,5%. Este jueves, su consejo de gobierno vuelve a decidir si lo modifica. Se espera que lo mantenga en ese mismo nivel.
La caída del euríbor responde a las expectativas de una bajada de los tipos de interés del BCE en marzo o en abril, después del ciclo de aumentos más agresivo de su historia para luchar contra la inflación. La institución comenzó a incrementar el 'precio' del dinero en julio de 2022, desde el mínimo histórico del 0%, y lo llevó hasta el 4,5% en septiembre (el consejo de gobierno decide sobre la política monetaria cada seis semanas). En octubre, el BCE se tomó un primer descanso, que se prevé que prolongará este jueves.
La expectativa de un próximo recorte de tipos provoca más competencia entre los bancos y por eso se traslada al euríbor –el índice de las hipotecas es el resultado de una media ponderada de los tipos de interés a los que 19 bancos de la eurozona se prestan el dinero entre ellos, que, a su vez, depende del 'precio' oficial del dinero–.
Por otra parte, el adelanto de la expectativa de un primer recorte de tipos a marzo o a abril se justifica en dos hechos. Primero, en la caída de la inflación más rápida de lo estimado por la propia institución. Segundo, en el riesgo inminente de una recesión autoprovocada.
La semana pasada, lsabel Schnabel, la principal defensora de la ortodoxia alemana en el comité ejecutivo del BCE, citó al economista John Maynard Keynes (quien fundamentó la intervención del Estado para revertir los desequilibrios y las crisis, en contra de los creyentes en la autorregulación del mercado) al ser preguntada por la moderación de subidas de precios. “Cuando los hechos cambian, yo cambio de opinión”, dijo.
“El dato de inflación de noviembre fue una sorpresa muy agradable. Lo más importante es que la inflación subyacente [que excluye de su cálculo la energía], que ha demostrado ser más persistente, ahora también está cayendo más rápidamente de lo que esperábamos. Esto es bastante notable. En definitiva, la evolución de la inflación ha sido alentadora”, aseguró.
Se podría entender como una concesión preliminar del núcleo duro del consejo de gobierno de la institución, que junto al comité ejecutivo (que lo forman la presidenta, el vicepresidente Luis de Guindos, el economista jefe, la alemana y otro puñado de miembros), lo completan los gobernadores de los bancos centrales de cada país del euro. Pero, de momento, es solo eso, una primera concesión. La estrategia de encarecer la financiación para asfixiar la economía, y combatir así la inflación, seguirá vigente.
También a través del euríbor. El índice está retrocediendo en su cotización diaria. Pero el dato medio mensual de diciembre (ahora del 3,77%) –la referencia respecto a la que se actualizan las hipotecas variables o respecto a la que los bancos venden las nuevas, ya sean fijas, mixtas o variables– será superior al de hace un año (3,18%), salvo desplome, y volverá a encarecer las hipotecas que se revisen en enero, y las que se firmen o se cambien.
“La inesperada caída de la inflación al 2,4% en noviembre [en promedio en la eurozona] y las declaraciones de los miembros del consejo de gobierno del BCE de que es improbable que se produzcan nuevas subidas de tipos han alimentado las fantasías de recortes de tipos en los últimos días”, señala Ulrike Kastens, economista para Europa de la gestora DWS.
“Pero ¿realmente quiere el BCE abrir la puerta a una política monetaria menos restrictiva? Creemos que no. Más bien, es probable que la presidenta del BCE, Christine Lagarde, deje claro, sobre todo en la rueda de prensa de la reunión de esta semana, que los recortes de tipos aún no están en la agenda”, continúa.
“Creemos que Christine Lagarde podrá utilizar las nuevas previsiones [que el BCE publicará el mismo jueves] para señalar que, aunque las subidas ya no están sobre la mesa –incluso los halcones como Isabel Schnabel han renunciado a esa opción–, será necesario esperar hasta 2025 para que la inflación vuelva a situarse en el objetivo, una perspectiva que no justifica recortes anticipados”, comenta el economista jefe de AXA IM, Gilles Möec.
“Los mercados [inversores y analistas] confían en que la inflación va a bajar rápidamente y, por lo tanto, están descontando recortes de tipos tempranos y muy importantes el próximo año. Los bancos centrales son más cautelosos y yo diría que tienen que ser más cautelosos”, afirmó la alemana Isabel Schnabel. “Después de más de dos años de inflación por encima del objetivo, debemos pecar de cautelosos”, concluyó.
Especial daño en España
En sus últimas previsiones económicas sobre España, la OCDE destacó lo ya sabido: “Los hogares están muy expuestos al aumento de los tipos de interés, ya que el 70% de las hipotecas son variables”. Es decir, el 70% se actualizan cada año (o cada 6 meses) según el euríbor más un diferencial.
Por ejemplo, este mes de diciembre, las cuotas de una hipoteca media, de 150.000 euros a 25 años y con un interés del euríbor más un 1%, pasará de unos 777 euros a unos 879 euros (unos 1.223 euros más al año), en el supuesto de que se revisara anualmente. Hay que tener en cuenta que se trataría del segundo encarecimiento, ya que en diciembre de 2022 se hubiera actualizado según un euríbor del 2,828%, desde el -0,487% de noviembre de 2021, cerca de su mínimo histórico.
Hace un par de semanas, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, indicó que “se espera que en el futuro la transmisión de la subida de tipos de interés al coste de la deuda de los hogares sea más pronunciada. De hecho, alrededor del 30% de las hipotecas variables experimentarán una revisión al alza de sus tipos de interés de más de un punto porcentual en los doce meses posteriores a junio de 2023”. Ese porcentaje alcanza a 1,5 millones de familias, de los 5 millones de hipotecas en total sobre viviendas habituales (según cifras de la Asociación Hipotecaria Española).
Recientemente, el Banco de España expuso que unos 750.000 hogares con hipotecas están ya asfixiados. Es decir, dedican más de un 30% de sus ingresos mensuales a la cuota del préstamo. Este es el límite teórico sobre el que se considera “una carga financiera neta elevada”.