El Eurogrupo ha terminado sin una solución clara, pero con puntos más concretos para conseguirla. Aunque la respuesta parece cercana, el fantasma de 'Grexit' sigue ahí. En el documento final que el Eurogrupo ha enviado a la cumbre del euro, los ministros de economía y finanzas de la zona del euro adiverten a Grecia de que no habrá una quita de su deuda y no descartan la salida de la moneda única si no se logra un acuerdo. Aparece entre corchetes, pero la frase está ahí. “En el caso de que no se llegue a un acuerdo, se le ofrecerán a Grecia negociaciones rápidas para una salida de la zona del euro, con una posible reestructuración de la deuda”, dice el texto.
El optimismo es contenido porque en esta crisis griega es complicado saber hacia dónde se dirige el camino, o si hay más obstáculos escondidos en él, pero parece que en esta reunión habrían quedado establecidas unas bases para el posible acuerdo y que se estaría más cerca de encontrar una respuesta. No hay que olvidar que el reloj corre y hoy termina el, por ahora, último plazo dado para solucionar el problema griego.
El ministro finlandés, Alexander Stubb, uno de los más escépticos respecto a la solución griega, ha dicho que se han conseguido “progresos”.
Sutbb, que esta mañana al entrar en el Eurogrupo se mostraba bastante más pesimista y veía difícil encontrar una solución, se ha mostrado satisfecho tras el encuentro. El ministro finlandés ha explicado que el Gobierno de Alexis Tsipras tendrá que aprobar en el Parlamento griego el paquete de reformas fiscales y de pensiones antes del miércoles. Así las cosas, el Eurogrupo deja claras tres exigencias para Grecia. El país deberá aprobar las leyes que permitan los recortes antes del miércoles día 15 de julio, se pide una reforma laboral y de pensiones más duras y se solicitan más privatizaciones.
Entre las reformas con que Bruselas urge a Atenas se encuentran, según el documento que se ha filtrado, la regulación relativa al IVA, las medidas para garantizar el sistema de pensioneso la adopción de un procedimiento que acelere los procesos judiciales y reduzca los costes. Además, se pide que se salvaguarde la independencia total del organismo público de estadísticas (Elstat) junto con una total implementación del Tratado de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza en la Unión Económica y Monetaria, en particular haciendo operativo el consejo fiscal antes de acabar el programa establecido en el MoU.
Con estos mimbres ahora son los líderes de la zona del euro quienes deben lograr el desbloqueo del tercer rescate para Grecia. Este sería el paso necesario para evitar la prolongación de una crisis que se ha acentuado en las últimas dos semanas con el impago de Grecia a la FMI, el corralito y la imposición de controles de capitales y la celebración de un referéndum sobre las medidas propuestas que se ha saldado con la dimisión del hasta entonces ministro de Finanzas griego Yanis Varufakis.
Dos bloques
En estas negociaciones ha quedado claro que en la Unión Europea existen dos claros bloques diferenciados. Halcones contra palomas. Los países duros que no se fían de Grecia frente a los que buscan que se mantenga la unión de la zona del euro por encima de todo. Por un lado, el liderado por Alemania, con el ministro de Finanzas Wolfgang Schauble como principal adalid, que aseguran no creerse ya nada de lo que prometa Grecia y exigen la aprobación de leyes que permitan la aplicación de los recortes. Junto a Berlín se alinean los países bálticos y algunos del norte de Europa, con especial protagonismo en estos dos últimos días de Finlandia.
En el otro lado de la negociación, el otro grupo de países encabezado por Francia, más partidarios de encontrar una solución dado que consideran que una posible salida de Grecia del euro sería más perjudicial tanto a nivel social como a nivel económico por el posible efecto contagio. El primer ministro de Francia, François Hollande, se mostraba claro al afirmar que “Francia va a hacer todo lo posible para encontrar un acuerdo”.
Por su parte, el primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, pide la cohesión de la zona del euro y hace continuos llamamientos a la voluntad política para conseguir soluciones. Tsipras decía antes de entrar al encuentro que el acuerdo sería posible “si todas las partes quieren”. El líder griego añadía que llegaba a esta cita con la voluntad de “encontrar un compromiso mutuo”. “Se lo debemos a los pueblos de Europa, que quieren una Europa unida y no dividida. Podemos lograr un acuerdo esta noche si todas las partes lo quieren”, subrayaba.