La implementación de cambios en el etiquetado para evitar equívocos y aplicar mayores esfuerzos a la formación de los consumidores son dos de las claves en la lucha contra el desperdicio alimentario en España, donde se tiran a la basura 7,7 millones de toneladas de comida cada año.
Ésta es una de las principales conclusiones extraídas del foro Save Food 2016, organizado en Madrid por la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Asociación de Empresas de Gran Consumo (Aecoc), entre otras entidades, y que ha reunido a 300 representantes de la industria, la distribución, la administración pública y las asociaciones de consumidores.
La “confusión” que existe entre los consumidores a la hora de diferenciar la fecha de caducidad de la fecha de consumo preferente es una de las cuestiones que han centrado los debates.
Diferentes expertos han señalado que todavía son muchos los que no comen determinado producto cuando ha pasado la fecha de consumo preferente, pese a que en términos sanitarios continúa siendo perfectamente apto, lo que aumenta el desperdicio.
La jornada estuvo presidida por la reina Letizia, embajadora especial de la FAO, quien ha participado en el turno de preguntas para plantear a los ponentes hasta qué punto la información que ofrecen las etiquetas es útil y comprensible para el consumidor.
“Sabéis que el consumidor se detiene poco tiempo a leer el etiquetado. Si se detuviera más, ¿entendería lo que está leyendo?”, ha cuestionado la reina, quien ha puesto como ejemplo el uso de conceptos especializados como la dextrosa para evitar hablar de azúcar o la ausencia de diferenciación entre los hidratos simples y complejos en la parte de información nutricional.
Desde la Confederación Española de Cooperativas de Consumidores y Usuarios (Hispacoop) han confirmado que se detecta “muchísima confusión” sobre la información que ofrece el etiquetado entre los compradores.
“Se ha intentado mejorar la legibilidad, pero hay demasiados componentes, el tamaño de la letra es pequeño y por ejemplo han quedado fuera de la información nutricional las grasas 'trans'”, ha explicado la responsable de Consumo de la entidad, Carmen Redondo.
En su opinión, la prioridad debería ser “tratar de no inducir a error a la hora de dar información” en el etiquetado, algo que actualmente no se cumple.
La directora del Área de prevención y fomento del reciclaje en la Agencia de Residuos de Cataluña, Pilar Chiva, ha defendido que existe ya un debate sobre si es lógico que algunos alimentos tengan fecha de consumo preferente, cuando “mantienen sus características durante un período largo de tiempo”.
También ha recordado que en algunos países se estudia la donación gratuita a asociaciones sociales de productos con la fecha de consumo preferente superada, mientras que en otros este tipo de alimentos son vendidos pero a un precio inferior o a través de internet.
No obstante, ha incidido en que el etiquetado no es el único problema, ya que la mayor parte de los alimentos despilfarrados son frescos, por lo que no llevan etiqueta.
Desde la cooperativa de supermercados Consum han recalcado que ofrecer herramientas al consumidor para que sepa entender toda la información también es una misión del sector de la distribución.
Por parte del Gobierno, el director general de Industria, Fernando Burgaz, ha incidido en que la ley que rige el etiquetado a nivel europeo se aplica desde finales de 2014 e introduce por primera vez un tamaño mínimo en la letra utilizada.
Burgaz ha defendido no convertir la etiqueta en una especie de prospecto, como ocurre en el medicamento, y ha considerado “fundamental” invertir en la educación del consumidor del mañana.
El foro ha sido inaugurado por la ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente en funciones, Isabel García Tejerina, quien ha recordado que España “es el sexto país europeo que más comida desperdicia”, con 7,7 millones de toneladas de alimentos por año.
Ha apuntado, asimismo, que a escala global se estima que se desperdicia un tercio de la producción mundial de alimentos, lo que equivale a más de 1.300 millones de toneladas anuales.