Un cuello de botella… de botellas. La reapertura de la hostelería, tras levantarse las restricciones de aforo por la pandemia, ha provocado una situación de alarma entre hosteleros y clientes ante la falta de algunas marcas de bebidas alcohólicas, sobre todo internacionales, y ha despertado la duda de si se llegará a Navidad, a las celebraciones de empresa, familia o amigos, con stock suficiente de marcas o si faltarán ginebras, vodkas o, incluso, vinos y cervezas.
“Siete de cada 10 botellas de espirituosos se venden en la hostelería y con la reapertura ha habido un pico de abastecimiento, de todos pidiendo al mismo tiempo. Son compras que, lo mismo, los hosteleros no vuelven a hacer en un año”, explica Bosco Torremocha, director de Espirituosos España, la patronal de los fabricantes de bebidas de alta graduación. Un problema que, además, se suma al atasco mundial del comercio, por la falta de barcos, de contenedores y de materias primas.
“Todo esto ha hecho que en algunos casos, no en todas las categorías ni en las marcas más vendidas, haya roturas de stock y se esté trasladando cierto nerviosismo”, reconoce Torremocha en conversación con elDiario.es. “Hemos tenido más pedidos en unas semanas que en los últimos dos años y ha habido problemas para servirlos pero, en dos o tres semanas, tenderá a normalizarse”.
El sector de las bebidas espirituosas viene de un 2020 en el que la caída de ventas fue del 33%. En España, en el año de mayor impacto de la pandemia y del confinamiento, se vendieron 141 millones de litros de bebidas de alta graduación, frente a los 210 millones de litros que se alcanzaron un año antes. Una caída de ventas que frenó la producción y cambió la velocidad y los volúmenes de abastecimiento de los almacenes.
En las últimas semanas, en cambio, con el fin de las restricciones y la reactivación de la hostelería, esos ritmos de demanda, distribución y fabricación se han alterado y han pillado a todo el sector con el pie cambiado. También, en el caso del vino. “Cuando se ha despejado el horizonte, la restauración ha comenzado a llenar almacenes y ha habido un fuerte tirón de la demanda”, explica José Luis Benítez Robredo, director general Federación Española del Vino (FEV). “Es un fenómeno de reposición”, añade.
Un tirón que también llega al otro lado de la cadena de producción, a los fabricantes de vidrio. “La demanda está siendo desordenada y brusca, cuando normalmente es ordenada”, argumenta Karen Davies, secretaria general de la Asociación Nacional de Empresas de Fabricación Automática de Envases (Anfevi). “De pronto, se piden más envases y se crea un cuello de botella. Un pico de demanda que, además, se ve agravado por el miedo al incremento de precios, de la energía, de materias primas, etc”, enumera.
¿Habrá problemas en Navidad?
Las diferentes fuentes de la industria consultadas por elDiario.es enmarcan el problema en un momento puntual y tratan de transmitir un mensaje de calma de cara a las semanas con más celebraciones sociales del año.
“Estamos convencidos de que la situación se va a normalizar antes de finales de año y que no va a haber problemas para navidades”, recalca Torremocha. “Aquellas empresas que tienen un mayor problema están trabajando a triple turno para poder llegar a los pedidos; y los problemas de suministros, de botellas, cartones, o de etiquetas, es algo que estamos viendo que tiende a suavizarse”.
En la hostelería asumen esa falta de productos y confían en que los clientes comprenderán que, si no hay una marca, habrá otra. Víctor Toller, manager del Ocean Rock Bar, un local del barrio de Malasaña, en Madrid, percibe los problemas en la cadena de abastecimiento, sobre todo respecto a marcas de dos multinacionales del sector, Diageo y Pernod Ricard. “A día de hoy, lo que no puedo encontrar es Seagram’s pero es verdad que sí hay suministro de otras marcas. Al final es hablar con el cliente, que lo va a entender”, asegura.
“Lo que no va a haber es alcohol importado. Quizá te dicen que no hay Brugal pero hay Arehucas o Barceló, que aunque sea un ron dominicano se embotella en España. En todo caso, yo dudo mucho de que no vaya a haber alcohol en Navidad”, apunta.
Ni Diageo (dueño de marcas como Johnnie Walker, J&B o Tanqueray) ni Pernod Ricard (Absolut, Ballantines o Havana Club, entre otras etiquetas) han respondido a la solicitud de información de elDiario.es sobre en qué situación se encuentran.
Sí lo ha hecho Beam Suntory, dueña de la distribuidora de bebidas Maxxium, responsable de marcas como Brugal, DYC o Larios. Un portavoz de Maxxium España confirma que “actualmente confían, basándose en las previsiones, en que seguirán siendo capaces de satisfacer la demanda de los clientes de su cartera”.
Tampoco ven nubarrones inminentes las cerveceras. “En Mahou San Miguel no tenemos, ni prevemos a corto plazo, ningún problema de suministro de materias primas o materiales como el vidrio o el aluminio. Lógicamente somos conscientes de las tensiones que existen en el mercado pero a nosotros, a día de hoy, no nos está generando ningún impacto”, indican desde la compañía, propietaria también de marcas como Alhambra o el agua Solán de Cabras. Heineken, otra de las multinacionales del sector, prefiere no pronunciarse.
Sí lo hace Cerveceros de España, que representa la práctica totalidad de la producción en España. La asociación no tiene constancia de problemas de desabastecimiento. “El sector cervecero utiliza en su mayoría ingredientes de origen agrario español y el 90% de la cerveza que consumimos es de origen nacional”, justifican.
Problemas en la exportación y costes de la energía
Donde sí ve problemas el sector de las bebidas espirituosas es en la exportación, de nuevo, por los cuellos de botella en la cadena de suministro. “Cuatro de cada diez botellas se exportan: brandi, licores o anises, por ejemplo”, señala Bosco Torremocha. “Estamos notando la subida de los precios de los fletes, los retrasos y tensiones en aduanas, donde pedimos que se agilicen los trámites”.
En cambio, el sector del vino no se está resintiendo en sus exportaciones porque los envíos para la recta final de año ya se hicieron en agosto y en septiembre, según el director de la Federación Española del Vino
Explica que el vino tiene sus tiempos y eso hace que la producción que se va a beber en las semanas clave de celebraciones ya esté fuera de las bodegas. “Con el vino no va a haber problemas. La mayoría de los vinos ya están camino de los almacenes. La inmensa mayoría se cría en botella y no afecta si hay escasez de envases. Ahora los que están en fase de embotellado son, sobre todo, los vinos blancos y los más jóvenes”, afirma José Luis Benítez Robredo.
En esa misma línea se pronuncian fuentes de un grupo bodeguero. “Hemos visto problemas con proveedores, de vidrio, de papel o de cartón para las etiquetas, pero se están solventando. Sin olvidar los precios de la luz y que los márgenes se están quedando muy cortos”, se lamentan.
Un problema, el de la luz, que también vive el sector del vidrio. “Están subiendo los precios. Llevamos años asumiendo costes fijos, pero la situación actual, con el incremento de la energía, nos preocupa mucho”, argumenta la secretaria general de Anfevi, la asociación que concentra el 95% de la producción de vidrio en España.
“Son muchas las empresas a las que servimos, 8.000 españolas”, asegura Karen Davies. Una producción que no es sólo para las bebidas sino, también, para alimentación, donde se percibe un aumento del consumo del vidrio, porque hay productores que están dejando de lado el plástico.
“Estamos en un pico de demanda y, para normalizarla, se tardará unos meses. Por nuestra parte no va a haber paradas de producción, a no ser que los costes de la energía sean mucho peores. Por eso pedimos al Gobierno que nos escuche”, señala Davies, por ser un sector intensivo en energía. “Si el coste supera el beneficio, habría que replantearse la actividad y no queremos llegar a esa situación”, remata.
En conclusión, la industria de las bebidas reconoce problemas que han interrumpido la cadena de suministro en vísperas de las fechas clave para el consumo, pero confían en haber cambiado el paso con la diligencia suficiente para haber resuelto el problema.