El FMI ha dado hoy una de cal y otra de arena a los españoles. Porque el FMI le ha dicho al Gobierno que si las cosas siguen su curso este año “no son deseables medidas adicionales para 2013”. Pero eso sí, pide que el Gobierno ahonde en la reforma laboral, que se bajen los sueldos y se faciliten aún más los despidos objetivos. Lo hace en el informe anual sobre España, el conocido como Artículo IV de obligado cumplimiento por todos los estados miembros, en el que urge repetidamente a España a adoptar las medidas necesarias para crear empleo y pide que la “consolidación fiscal sea gradual y favorable al crecimiento”.
El organismo reclama que se apliquen las reformas ya aprobadas en toda su intensidad, con especial atención a la reforma laboral. El Fondo cree que se puede ir más allá en materia de negociación colectiva, con una mayor flexibilidad para el descuelgue de los convenios. Pero los hombres de negro son conscientes de la inminente caducidad de decenas de convenios y creen que en su renegociación se introducirán muchas condiciones que, aseguran, mantendrán empleo a cambio de bajadas de suelo y otros recortes laborales.
En la rueda de prensa para presentar las conclusiones, que ha liderado James Daniel el jefe de la llamada “misión” española, los expertos del Fondo recordaron que antes de la crisis España solo era capaz de crear empleo con una tasa de crecimiento superior al 1,5%, y que el organismo no prevé alcanzar ese ritmo en años. Por tanto, los hombres de negro aseguraron que la única alternativa es crear “un clima más favorable a la creación de empleo” -job friendly-, para rebajar la tasa de paro. Este entorno pasa, sí o sí, por moderar los salarios, según su opinión.
Es el mercado laboral, el área en la que refleja más interés el organismo -cabe recordar que recientemente publicó un informe sobre el estado de la banca pero en su papel de miembro de la troika-, el organismo aboga también por trabajar en el camino de un contrato único o de menos contratos con una indemnización más igualada. Para el Fondo, “el progreso en la reducción de la perniciosa brecha entre contratos permanentes y temporales ha sido insuficiente” y “la probabilidad de encontrar un trabajo fijo continúa siendo demasiado baja y la de perder uno temporal demasiado alta”. Por este motivo, el Fondo requiere que se “alineen los costes de despido para los contratos indefinidos con la media de la Unión Europea y que se incrementen de forma más gradual con la antigüedad”. Junto a esta medida pide reducir el número de contratos, “ampliar el uso del nuevo contrato permanente”, y “reducir el margen de interpretación judicial de los despidos objetivos”.
El adelanto del informe tiene también una mención especial para los colectivos de difícil inclusión, para los que pide “reducir coste de contratación, incluso fiscal”. También cree que debe haber un intercambio entre la patronal y los sindicatos en la que los primeros se comprometan a crear empleo y los segundos moderen sus salarios.En la rueda de prensa, el FMI aseguró que los salarios en España aún están a nivel de 2007, algo que, implícitamente, dejó claro que le parece elevado.
Al FMI le ha gustado el factor de sostenibilidad que ha propuesto el comité de sabios aunque por las fechas de la visita y lo escueto de la alabanza, da la sensación de que no tuvieron tiempo de leer con profundidad el informe final presentado al Gobierno.
En la rueda de prensa, el jefe de la Misión insistió también en que la recaudación de impuestos en España es “ineficiente” y “comparativamente baja” al resto de Europa. Daniel no se mostró favorable a aumentar los tipos del IVA pero sí su base impositiva.
Permisividad con el déficit
El FMI hace toda una defensa a la permisividad sobre el cumplimiento de los objetivos de déficit para este ejercicio. Así, en el informe, se pide que “los objetivos nominales (y, si es necesario, estructurales) deberían ser flexibles en caso de que el crecimiento no alcance el nivel previsto por el Gobierno”. Es decir, que si no se materializa una mínima recuperación a final de año no se carguen las tintas de nuevo sobre la necesidad de alcanzar el objetivo de déficit del 6,5%.
Pero los burócratas van aún más allá al aseverar que “dada la necesidad de estabilizar la economía y suponiendo que se logra la consolidación estructural en marcha para 2013, no resultan deseables medidas adicionales para 2013”. La clave de esta frase es que el FMI ni siquiera pide fijarse en el déficit nominal, esto es, la cifra del 6,5%, sino en la evolución del estructural que se calcula descontando muchas otras variables como la propia marcha de la economía y que en realidad se calcula con el ejercicio ya cerrado. Así las cosas, España cumplió el año pasado los objetivos estructurales (una de las razones por las que Bruselas abrió la mano con la quimérica cifra nominal), y es posible que continúe por esa senda en este ejercicio. Si no se tuerce, los ciudadanos españoles podrían no recibir más noticias de recortes en este ejercicio.
El FMI considera que los niveles de empleo en España son “inaceptables” y que los riesgos para el crecimiento persisten, pese al optimismo desbordante que ayer vendió el Gobierno en tromba. Llevando la contraria a las previsiones del propio Luis de Guindos, el FMI no cree que se vean crecimientos positivos en el PIB hasta finales de año y que “en el medio plazo”, -eso supone más de un año vista- se podrá llegar a tasas de crecimiento del 1% con “mejoras limitadas del empleo”. “Hay signos de que la contracción de la economía podría acabar pronto pero las perspectivas siguen siendo dificiles”, tercía el informe del organismo.
“Un escenario más positivo similar al previsto por el Gobierno es ciertamente posible, especialmente a medio plazo si se llevan a cabo las reformas previstas en su integridad tanto en España como en Europa”, admite el organismo rebajando la euforia alcista del Ejecutivo de Rajoy. Además, también pone en cuestión la baza con la que juega el empleo para hablar de recuperación: el sector exterior. El FMI teme que su pujanza “no será suficiente para compensar la debil demanda interna” en la evolución de la actividad.
Pero donde el mensaje del organismo choca más con el oficial es en el crédito. Según han percibido los funcionarios en el tiempo que han estado en España, la bajada de la prima de riesgo “no se está trasladando a la economía real” y, lo que es peor, han constatado “que el crédito está contrayéndose de forma pronunciada” con unos tipos de interés muy elevados en los préstamos para las pymes. Con estos mimbres, el organismo ve muy complicada una recuperación. Este mensaje choca con la publicidad institucional del Gobierno que ha inundado a los medios de comunicación con un mensaje esperanzador del FROB (el brazo financiero del Estado dueño de la banca nacionalizada), en el que asegura que el crédito empieza a fluir.
El Fondo también deja un recado a Europa, a la que recuerda que debe ayuda a España para salir del hoyo económico. En especial con la unión bancaria, que podría equilibrar el precio del crédito entre empresas europeas, o que se mantegan programas del Banco Central Europeo como la compra de bonos en el mercado secundario.
Sorprendentemente, el FMI también es partidario de las numerosas comisiones que ha montado este Ejecutivo desde el comienzo de la legislatura. Así, pide que se añada una más, a la que bautiza como “comisión de crecimiento” independiente, para estudiar las medidas de apoyo y la evolución de la consolidación. Al recién creado Consejo Fiscal (que auditará los planes de consolidación), le pide un mandato presidencial de cinco años no renovables y también insta a Hacienda a que haga un panel de expertos para la reforma fiscal, punto que anunció el ministerio recientemente.