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El FMI eleva la previsión de crecimiento al 6,4% para España en 2021

Pese a la tercera ola de la pandemia y al retraso en el plan de vacunación, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha elevado las previsiones de crecimiento de la economía española al 6,4% en 2021, medio punto más que el pronóstico que lanzó en enero de este año, cuando rebajo desde el 7,2% al 5,9% las expectativas de subida del PIB español. El organismo multilateral mantiene a la economía española como la más dinámica de la Unión Europea, cuyo crecimiento ha mejorado del 4,2% al 4,4%, con un incremento del PIB muy superior al de Alemania (3,6%), Francia (5,8%) o Italia (4,2%), según la actualización del informe de “Perspectivas Económicas Globales” correspondiente al mes de abril, que el Fondo ha hecho público este martes.

Las buenas noticias para la economía española llegan cuando la vicepresidenta segunda y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, ya adelantó este lunes que el impacto de la tercera ola de la pandemia más la contracción del consumo por fenómenos meteorológicos como el de la tormenta Filomena llevarían a una revisión a la baja de las previsiones económicas del Gobierno para este año, entre un 7,2% y un 9,8%. Calviño precisó que hay otros indicadores positivos, como la recuperación mundial y los programas de estímulos como el de Estados Unidos, que impactarán favorablemente sobre España, especialmente en la segunda parte del año.

Aunque la información del Fondo estaba embargada hasta las 14:30, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado una hora antes las previsiones de crecimiento de FMI para destacar que España es “la economía desarrollada que más va a crecer en 2021 junto con Estados Unidos”, y adelantar que el Consejo de Ministros de la próxima semana aprobará el Plan de Recuperación y Resiliencia.

En el mercado laboral español se seguirá notando el impacto negativo del coronavirus durante los próximos años, incluso después de que el PIB haya recuperado en 2023 los niveles previos a la crisis, según los pronósticos del FMI, que prevén que la tasa de paro española en 2026 sea del 14,4%, aún por encima del 14,1% registrado en 2019.

Según las proyecciones de la institución internacional, la tasa de desempleo de España alcanzará este año 16,8% desde el 15,5% de 2020, para moderarse el próximo año al 15,8% y hasta el 15% en 2023 y al 14,5% un año después. De este modo, para 2024 llegaría a reducirse hasta el 14,3%, pero al año siguiente, último ejercicio del horizonte de las proyecciones del FMI, subiría una décima, hasta el 14,4%. No obstante, a pesar de la intensidad del impacto de la crisis en España, el incremento estimado por el FMI de la tasa de desempleo no se acercará a los máximos observados durante los años posteriores a la crisis financiera, cuando el paro se disparó desde el 8,2% de 2007 hasta el 26% de 2013.

Respecto al conjunto del mundo, el FMI prevé “una recuperación más fuerte en 2021 y 2022 para la economía mundial en comparación con nuestra previsión anterior, con un crecimiento previsto del 6% en 2021 y del 4,4% en 2022”. El organismo multilateral justifica esta subida por “las mejoras de las economías avanzadas”, especialmente el crecimiento económico de los Estados Unidos (que avanza 1,3 puntos porcentuales sobre la previsión anterior), que se espera que crezca al 6,4% este año. EEUU se convierte “en la única gran economía que se prevé que supere el nivel de PIB que tenía previsto en 2022 en ausencia de esta pandemia”. La previsión para España es que en 2022 el PIB crezca un 4,7%, casi un punto porcentual por encima de la Unión Europea (3,8%).

Otras economías avanzadas, incluida la zona del euro, también repuntarán en 2021, pero “a un ritmo más lento”, destaca el FMI. Entre los mercados emergentes y las economías en desarrollo, se prevé que China crezca este año al 8,4%, de manera que la economía china ya ha recuperado el PIB anterior a la pandemia en 2020, pero el organismo avisa de que “se espera que muchos otros países no lo hagan hasta 2023”.

95 millones de personas más en pobreza extrema

La recuperación desigual va a ser un factor determinante en el desarrollo de las economías en el futuro inmediato. Según el FMI se van a “crear mayores diferencias en los niveles de vida de los países” con una pérdida media anual del PIB per cápita durante 2020-24 “del 5,7% en los países de renta baja y del 4,7% en los mercados emergentes, mientras que en las economías avanzadas se espera que las pérdidas sean menores, del 2,3%”. La principal consecuencia de esta perdida de renta es que llevará a que “95 millones de personas más en todo el mundo entren en las filas de la pobreza extrema”. 

El organismo que dirige Kristalina Georgieva también lanza un mensaje de advertencia ante los cambios laborales que se avecinan. “La crisis ha acelerado las fuerzas transformadoras de la digitalización y la automatización, con lo que es improbable que muchos de los puestos de trabajo perdidos vuelvan a aparecer. Esto exige la reubicación de los trabajadores en distintos sectores, lo que a menudo conlleva graves penalizaciones salariales”.

Aunque el Fondo admite que “la rápida actuación política en todo el mundo, que incluye 16 billones de dólares en ayudas fiscales, evitó resultados mucho peores” y que se espera que en esta ocasión “dado que se evitó una crisis financiera, se espera que las pérdidas a medio plazo sean menores que tras de la crisis financiera mundial de 2008, en torno al 3%”, los mercados emergentes y los países de bajos ingresos sufrirán más los percances por su menor capacidad normativa para actuar contra la crisis. Además, también puntualiza que “trabajadores jóvenes y menos cualificados” y “las mujeres, especialmente en las economías de mercado emergentes y en desarrollo” son los que más están sufriendo el impacto económico de la crisis del coronavirus.

Respecto a las ayudas públicas, el FMI apunta a que en el mercado laboral deberían centrarse “en la reubicación de los trabajadores, incluso mediante subvenciones a la contratación específicas, y en la recualificación de los trabajadores”, mientras que para las empresas “se debería considerar la posibilidad de convertir las anteriores ayudas a la liquidez (préstamos) en ayudas de tipo patrimonial para las empresas viables, al tiempo que se deben desarrollar marcos de reestructuración extrajudicial para acelerar las posibles quiebras”.