En su último ejercicio de proyecciones, el Fondo Monetario Internacional (FMI) solo ha mejorado las previsiones de crecimiento para 2024 de España y EEUU entre las economías avanzadas. El organismo ha elevado 4 décimas la proyección de avance del PIB de nuestro país, del 1,5% de enero al 1,9% actual, mientras ve una frenazo en el resto de la Unión Europea (UE).
En el informe de “la misión” de evaluación del FMI en España, publicado el pasado viernes, ya reconoció que la actividad “ha mostrado una gran resistencia en un contexto de menor crecimiento en la eurozona y de condiciones financieras más restrictivas [por las subidas de los tipos de interés del BCE]”.
El organismo internacional ha mejorado la previsión de crecimiento para nuestro país en 2024 al 1,9%, desde el 2,5% de 2023, y ha dejado la de 2025 en el 2,1%. De esta manera, España volverá a liderar el avance del PIB (Producto Interior Bruto) en la UE en los próximos años.
Las exiguas proyecciones para Alemania y Francia han sufrido recortes de 3 décimas tanto para 2024 como para 2025 en ambos casos, “debido a la persistente debilidad de la confianza de los consumidores”.
Según el FMI, el liderazgo de España se sostendrá en el impulso de la demanda interna. Primero, gracias a “un aumento de la renta real [de las familias, por la creación de puestos de trabajo, la moderación de la inflación y las subidas de los salarios] y a una normalización gradual de la tasa de ahorro de los hogares, que deberían respaldar el consumo”. Y, segundo, gracias a los desembolsos continuados del Plan de Recuperación y unas condiciones financieras más favorables [por el inicio de las bajadas de los tipos de interés del BCE], que “propiciarán un cierto repunte de la inversión privada”.
El FMI espera un proceso de desinflación mundial, que será especialmente intenso en las economías avanzadas. La estimación es que, en España, las subidas de precios se moderen hasta el 2,7% de media en 2024, desde el 3,4% de 2023, y al 2,4% en 2025. Para el conjunto de la eurozona, prevé un 2,4% y un 2%, respectivamente.
Consecuencias de la austeridad monetaria
En su ejercicio de proyecciones globales, el organismo apunta dos cosas relevantes respecto a la austeridad monetaria de los bancos centrales. Una, que con su agresividad “han salvaguardado la credibilidad de sus objetivos de inflación [el 2%]”. Pero, en segundo lugar, reconoce que “las espirales de precios-salarios, en las que los precios y los salarios se aceleran a la vez durante un periodo sostenido, no han arraigado en general”. Esta inflación “de segunda ronda” ha sido la principal justificación para las subidas de los tipos de interés desde 2022.
“Para contrarrestar la creciente inflación, los principales bancos centrales han elevado los tipos de interés oficiales hasta niveles considerados restrictivos. Como consecuencia, los costes hipotecarios han aumentado y la disponibilidad de crédito es, en general, escasa, lo que se traduce en dificultades para las empresas a la hora de refinanciar su deuda, un aumento de las quiebras corporativas y una moderación de la inversión empresarial y residencial en varias economías”, explica el FMI.
“Sin embargo, a pesar de las preocupaciones, no se ha materializado una recesión económica mundial”, continúa. Principalmente, porque “los hogares de las principales economías avanzadas pudieron recurrir a los sustanciales ahorros acumulados durante la pandemia para limitar el impacto del aumento de los costes de endeudamiento sobre su gasto”.
Por otra parte, porque “los cambios en los mercados hipotecario y de la vivienda durante la década de tipos de interés bajos previa a la pandemia han limitado el efecto de la reciente subida de los tipos de interés oficiales sobre el consumo de los hogares en varias economías”. En definitiva, “el vencimiento medio y la proporción de hipotecas sujetas a tipos fijos aumentaron, moderando el impacto a corto plazo de las subidas de tipos”.
No obstante, “los efectos de enfriamiento de los elevados tipos de interés oficiales se están intensificando en varias economías”, advierte el FMI.
“El crecimiento del empleo en España se moderará”
Concretamente sobre España, el informe del FMI apunta que “la retirada de las medidas de apoyo para la inflación de la energía y los alimentos generará subidas de precios puntuales, pero la inflación debería reanudar su tendencia a la baja a partir de entonces, acercándose al objetivo del BCE [el 2%] a mediados de 2025”.
Y considera “que el crecimiento del empleo se moderará a medida que se normalicen los flujos migratorios y la tasa de desempleo descenderá lentamente hacia su nivel estructural a medio plazo, en torno al 11%”.
Las principales debilidades que detecta son que “la inversión privada sigue siendo débil, y el consumo sólo se ha recuperado recientemente hasta los niveles de finales de 2019, lo que indica una demanda interna moderada en general desde la pandemia”.
Entre los principales riesgos, el organismo resalta también que “la fragmentación parlamentaria podría obstaculizar la aplicación de reformas estructurales y la consolidación fiscal, lo que a la larga podría empeorar la confianza empresarial, la inversión y el crecimiento”. Y añade la amenaza de “una utilización menos eficaz de los fondos europeos del Plan de Recuperación”.