Fomento se ha volcado en un nuevo proyecto internacional: el tren de alta velocidad que separa la megaurbe de El Cairo, la ciudad más poblada de África y Oriente Próximo, con la turística Luxor, en el Valle del Nilo. Son más de 600 kilómetros, casi 200 más que el trazado del AVE a La Meca, el mayor contrato obtenido por un consorcio español en el extranjero.
La victoria frente al consorcio francés en el AVE a La Meca se produjo durante los últimos coletazos del Gobierno de Zapatero (noviembre de 2011) y el Ejecutivo de Mariano Rajoy, cuya victoria en las próximas legislativas no es segura, parece haber puesto ahora toda la carne en el asador con Egipto con la incertidumbre de si sus sucesores le darán continuidad. Por el momento Ineco (la ingeniera pública española) ultima un estudio de viabilidad para Fomento sobre este proyecto, que el Ministerio entregará gratis a las autoridades egipcias, según apuntan varias fuentes.
Estas mismas fuentes estiman que el coste de dicho estudio asciende a dos millones de euros. “Si se opta a un megacontrato como este, ofrecer un plan de viabilidad completamente gratuito no es tan raro en estos casos”, apuntan desde Fomento. El Ministerio considera “lo normal” hacer este tipo de estudios preliminares incluso en un proyecto tan arriesgado como este.
La relación entre España y Egipto es buena y el asunto del AVE ocupa un lugar central en las conversaciones entre las autoridades de ambos países: en la visita que el dictador golpista reconvertido en presidente del país norteafricano, Abdeltafá Al Sisi, realizó a Madrid en abril se abordó este proyecto.
La visita de Sisi concluyó de hecho con la firma de un memorando de entendimiento entre ambas partes para promocionar un corredor ferroviario entre las dos ciudades, que cada año visitan millones de personas. El memorando alude a una “cooperación tecnológica” como “primer paso”, dada la “reconocida experiencia internacional y el reconocimiento de España en alta velocidad”. Fue firmado por el titular de Economía Luis de Guindos y su homólogo egipcio Hani Sayed Mohamed Dahi.
La visita levantó mucha polvareda en toda Europa: tras anunciar en 2014 que no recibiría al mariscal Al Sisi (que destituyó al entonces presidente electo y recientemente condenado a muerte, Mohamed Morsi, y aniquiló a más de un millar de seguidores de los Hermanos Musulmanes en las calles cairotas en 2013), Angela Merkel recibió al golpista Al Sisi un año después. La contrapartida fue un mastodóntico contrato de 8.000 millones de euros para varias firmas alemanas por la construcción de tres plantas de gas y energía eólica.
Un proyecto muy complicado
En la ingeniería pública Ineco una buena parte de la plantilla ha sido movilizada en los últimos días para atender este asunto. Pero hay quien rebaja la euforia. “Todo está en pañales”, indica un alto cargo de Renfe. “Los rescoldos de la Primavera Árabe de 2011 y la amenaza islamista siguen ahí”. El 10 de junio de 2015 tuvo lugar el último atentado en Luxor por parte de islamista con un coche bomba en un templo.
A nivel técnico, el Valle del Nilo cuenta con problemas sustancialmente diferentes a los del trazado La Meca-Medina, que surca el desierto arábigo. “Evidentemente el impacto de la arena del desierto y las lluvias torrenciales es menor, pero el trazado va a ser mucho más complicado por la enorme densidad urbana del país [85 millones de personas]. De hacerse, habrá que tirar ramales para las ciudades bañadas por el Nilo”.
En Renfe advierten que no es la primera vez que el sector ferroviario trabaja en Egipto. “Hace 15 años, Egipto pensó en un tren rápido que conectara Luxor, El Cairo y Alejandría, y hubo que redactar otro plan de viabilidad”, evoca otra fuente. “El proyecto murió con el paso del tiempo. De ahí que tengamos dudas sobre la nueva apuesta de Al Sisi”.
Actualmente, la mayoría de los turistas que viajan primero a Luxor, desde la que se puede acceder a Abu Simbel y a otras maravillas del país, suelen tomar un avión para desplazarse a El Cairo, una urbe caótica cuya área metropolitana rebasa los 16 millones de habitantes.