El nacimiento del Foro Social de la Industria de la Moda ha nacido en discordia. El organismo, promovido por sindicatos, organizaciones de la sociedad civil, ONGs y empresas, trataba de fomentar el impulso del textil sostenible a través de la protección del medio ambiente, el marco social y la transparencia fiscal. Sin embargo, los grupos empresariales participantes mostraron su desacuerdo en relación a medidas relacionadas con la gestión de residuos textiles, la información que se debe ofrecer sobre impacto social y medioambiental o las consecuencias sociales de la venta ilegal.
Amaya Apesteguía, experta en consumo colaborativo de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), reflexiona sobre el impacto de la moda rápida (fast fashion) en el medio ambiente: en España se desechan 7 kilos de ropa al año por persona y 300.000 toneladas en total. Propone el desarrollo de un sistema de gestión para el residuo textil con fines sociales promovido por los Ayuntamientos a través de ONG. Ante esto, ASIRTEX, grupo empresarial participante en el foro, insta a que sean los “profesionales” de empresas mercantiles los que se hagan cargo de esta gestión, “el papel, vidrio o cartón no lo gestionan las ONG”, argumenta uno de sus directivos.
La creación de sellos y un etiquetado que recoja la información sobre el proceso de fabricación del producto y sus materias primas, atendiendo a impactos sociales y ambientales de la prenda desde su origen hasta su deshecho, es otra de las propuestas del grupo de Apesteguía. Con esta información, “el consumidor podrá tomar mejores decisiones de compra”. Frente a esta propuesta, ASIRTEX vuelve a estar en desacuerdo: “si le ponemos muchas etiquetas a la ropa no estaremos generando menos residuos”.
En materia fiscal, el Observatorio de Responsabilidad Social, Economistas sin Fronteras y la UNED solicitan más responsabilidad e información de calidad a las empresas. “La comunicación a la que tenemos acceso es genérica, no está dirigida a rendir cuentas y no permite comprobar impactos positivos y negativos de la compañía a través de su gestión de las variables económicas y financieras”, argumentan. Demandan a las organizaciones empresariales que cumplan con sus obligaciones tributarias y que establezcan políticas de transparencia en relación a sus beneficios y su procedencia.
“La elusión fiscal implica que los Estados disminuyan sus ingresos, afectando al Estado de Bienestar, pero además repercute directamente de manera negativa en el desarrollo de países empobrecidos donde las empresas del sector textil tienen cadenas de suministros, además de vulnerar sus derechos humanos”, señala Eva Pardo, investigadora de economía en la UNED. “El mayor paraíso fiscal es la venta ilegal en las calles”, responde Manuel Díaz, presidente del Consejo Intertextil Español. “Queremos una reacción valiente, no populista de todos los actores del sector textil ante esta problemática. La falsificación y la venta ilegal, son aspectos que tenemos que incluir en este debate”.
Los derechos humanos en las cadenas de suministro
Las organizaciones civiles y sindicatos exigen un compromiso con el trabajo digno y el entorno sostenible por parte de las multinacionales, para ello, instan a las empresas a publicar la información completa de su cadena de producción y todos los centros que la integran, su actividad concreta, número de trabajadores y “demás datos que aporten una visión real de sus condiciones laborales”, destaca Víctor Garrido, miembro de CCOO Industria.
Por otro lado, también solicitan un balance del cumplimiento de responsabilidad social y sostenibilidad, información de la procedencia de los productos, dar visibilidad a la trazabilidad de los artículos y reconocer de manera formal a los Grupos de Interés a lo largo de toda su cadena de suministro.
El sector de la moda en España supone el 2,8% del PIB, representa un 4,3% de empleo, supone el 8,4% de las exportaciones e implica el 4,8% del total de las ventas online. En Europa, nuestro país aporta un 6% del empleo en el sector de fabricación textil y un 3,1% de las exportaciones totales de mercancías. “Cifras significativas que exigen un marco de actuación regulado”, sostiene Garrido.
La comunicación hacia el consumidor, también es un punto clave en el desarrollo de la moda sostenible, Apesteguía afirma que las campañas de sensibilización y concienciación son las que motivarían a los consumidores a actuar de manera racional y responsable, “hay que dejar de hablar de decisiones de compra y empezar a hablar de estilos de vida”. Marina López, presidenta de la Asociación de la Moda Sostenible en España también destaca la importancia de recibir información veraz “la gente no sabe cómo las marcas trabajan la fast fashion, tenemos que reducir este tipo de producción y pensar dónde compramos”.