La fortaleza del sector de los servicios está compensando “la desaceleración” de la industria en lo que va de segundo trimestre. Los indicadores PMI de mayo muestran una economía a dos velocidades: con el tirón del turismo y de las exportaciones de empresas de consultoría, ingeniería, I+D, telecomunicaciones o informática por un lado y el frenazo de la industria por otro.
Este lunes, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aseguró que “la economía de España va como una moto” en el acto 'Fondos Europeos III: España, por el liderazgo global en economía verde y digital', organizado por elDiario.es. Y si es cierto que el sector exterior de nuestro país (incluyendo el turismo) sigue protagonizando una evolución muy positiva en el corto plazo, también lo es que los índices adelantados reflejan agotamiento de los sectores manufactureros.
“El sector servicios en España continúa mostrando su lado sólido, respaldado por el aumento de este año del salario mínimo interprofesional (SMI) y las pensiones en alrededor del 8%, un mercado laboral resistente y los efectos de recuperación que aún se perciben en el turismo”, explica Cyrus de la Rubia, economista jefe de Hamburg Commercial Bank, que calcula los PMI junto a S&P Global.
“La economía española continúa moviéndose a dos velocidades: el sector servicios está mostrando un ritmo relativamente alto, mientras que el sector manufacturero está en modo de desaceleración”, incide este experto. El índice PMI se basa en encuestas a 400 compañías de cada sector. Es uno de los indicadores más seguidos para avanzar el comportamiento del PIB (Producto Interior Bruto).
Por encima de 50 puntos, este índice marca expansión de la actividad. Por debajo, contracción. Para el sector servicios, se quedó en mayo en 56,7 enteros, y sumó siete meses consecutivos en terreno que signifca crecimiento. Para el sector manufacturero, la lectura del mes pasado fue de 48,4 puntos. Por segundo mes señala caída de la actividad. Eso sí, el PMI compuesto, que mide la actividad total (servicios, manufacturas, construcción...) se mantuvo en 55,2 enteros, el más alto entre las grandes economías de la eurozona.
Recesión técnica de Alemania y subidas de los tipos de interés
La desaceleración de la industria está relacionada con dos factores: la recesión técnica en Alemania y las subidas de los tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE).
La primera economía de la eurozona se contrajo entre enero y marzo por segundo trimestre consecutivo por el mayor golpe de la inflación y la retirada de los estímulos fiscales, lo que impacta directamente en España porque es “el segundo cliente” de nuestro país, según el ICEX (Instituto Español de Comercio Exterior), solo por detrás de Francia.
Por un lado, es el tercer origen del que provienen más turistas extranjeros, cerca de 10 millones al año, por detrás de Reino Unido y precisamente Francia. Pero los alemanes gastan más, entre 1.000 y 1.400 euros de media por visitante, según el INE.
Además del turismo, que se espera que apenas sufra, el país germano compra principalmente “bienes intermedios” (piezas, maquinaria...) que acaban en su industria, donde se finalizan los automóviles, electrodomésticos... En total, Alemania importa alrededor de 34.000 millones de euros al año, casi tres puntos del PIB de España.
Mientras, el encarecimiento de la financiación por el endurecimiento de la política monetaria del BCE daña el consumo de bienes duraderos. Es decir, las grandes compras, que normalmente exigen hipotecas o préstamos: desde la vivienda hasta productos 100% industriales como los coches, lavadoras, muebles...
Crecimiento potencial de la economía
En este contexto, la economía de España roza ya el nivel de PIB prepandemia, el que alcanzó al cierre de 2019, tras el fuerte crecimiento interanual del 5,5% en 2021 y otro 5,5% el año pasado, y de un 0,5% en el primer trimestre de 2023, en este caso respecto al último trimestre de 2022. Las distintas previsiones coinciden en que, en el conjunto de 2023, el avance del PIB será cercano al 2%.
“Con posterioridad, el crecimiento económico mantendría su senda expansiva, aunque iría moderándose progresivamente, convergiendo hacia tasas de crecimiento cercanas a su potencial”, explican fuentes del Ministerio de Asuntos Económicos.
En un artículo reciente, el Banco de España aseguró que este crecimiento potencial pasa de un 1%, sin Plan de Recuperación, al 2% anual “en un escenario en el que una selección adecuada de los proyectos de inversión financiables con los fondos europeos es acompañada por reformas estructurales favorecedoras del crecimiento económico”.
Menor inflación y estabilidad del mercado laboral
En este 2023, la economía en general y, en concreto, la fortaleza de los servicios se apoyan en la menor inflación, la estabilidad del mercado de trabajo y también en el sector exterior. Además de por las medidas de choque del Ejecutivo. Y por el desatasco de las cadenas de suministro globales, que favorece el impacto positivo del despliegue del Plan de Recuperación.
“A pesar de un entorno adverso e incierto, en los últimos trimestres el crecimiento económico en España –y a nivel global– ha sido más resistente de lo esperado”, admite el Banco de España. Y en el análisis de cada factor, destaca como impulsor precisamente la caída de los precios de la energía y “la corrección parcial de los cuellos de botella en las cadenas globales de producción y suministros”.
Por otra parte, la institución incide en que el impulso de la reapertura de la economía tras la pandemia en el primer semestre “ha dejado efectos relativamente duraderos”. Por ejemplo, en la recuperación del turismo internacional. Mientras que destaca otras factores más estructurales, como el crecimiento de las exportaciones de servicios no turísticos (servicios de consultoría, relacionados con la informática, las telecomunicaciones o la información).
Por último, apunta que el elevado dinamismo del mercado de trabajo “está apoyado en la moderación salarial”. Es decir, que las bajas remuneraciones de media “han ayudado” a la contratación. Y “con una caída en la tasa de temporalidad”, que según el análisis del Banco de España ha logrado reducir la incertidumbre de muchas familias, lo que se ha notado en la resistencia del consumo pese al daño de la inflación a la renta disponible, de alrededor de 5 puntos porcentuales en 2022, según la OCDE.
Sobre las medidas de apoyo desplegadas por el Gobierno ante la crisis energética y el repunte de los precios (el tope al gas, los descuentos a los carburantes, las bajadas de impuestos...), el Banco de España repara que “han ayudado a reducir la inflación y a dinamizar la actividad económica”.
En 2022, llegaron a reducir las subidas de precios casi 2,5 puntos y aportaron más de un entero del crecimiento del PIB (que fue de cerca del 5,5%), según sus cálculos.
Unas proyecciones que desvelan que en 2023 el efecto será mucho menor. Y, finalmente, que la retirada de estas medidas en 2024, según está anunciado por el propio Ejecutivo, generarán un rebote en algunos precios (como es el caso de la electricidad o el gas por el fin de las bajadas de impuestos) durante ese año.
“Pese a la visión catastrofista de la oposición, nuestra balanza de pagos está en positivo no solo por el turismo, también por los bienes y servicios no turísticos, es decir que España está ganando competitividad y estamos exportando cada vez más, la renta de las familias españolas está mejorando y la inflación está disminuyendo, ya se sitúa en el entorno del 3%, uno de los niveles más bajos de la Unión Europea (UE)”, concluyó este mismo lunes la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, en el evento de elDiario.es.