Los descendientes del dictador Francisco Franco siguen haciendo caja con su importante patrimonio inmobiliario. Ahora le ha tocado el turno a una empresa que es propietaria de un parking en el madrileño barrio de Chamberí. En paralelo, Carmen Martínez-Bordiú, la nieta mayor del dictador, ha cesado del único puesto que le quedaba como administradora de empresas de la familia.
La comunidad de propietarios de los garajes ubicados en la calle Ríos Rosas 47, de Madrid, acaba de recibir un escrito que le comunica que los Franco, y en concreto Jaime Martínez-Bordiú, “están tramitando la venta de la Sociedad Proalrevisa (sociedad que ejerce la presidencia de la Comunidad) a D. Pedro Gómez Gómez”.
La venta de esa empresa, dueña de ese parking, ya figura en el Registro Mercantil. El 18 de mayo se inscribió el cese de, entre otros, el propio Jaime Felipe Martínez-Bordiú como presidente y consejero delegado de Proalrevisa.
En el consejo de administración de esta empresa estaba otro habitual en las empresas de los Franco desde hace décadas, Javier Arenas Miralles. Y también participaba, como accionista, Sarey Investments, sociedad de una rama de los Reyzábal, los Saralegui Reyzábal.
Esta familia hizo una enorme fortuna durante el franquismo con los cines, las salas de fiesta y los inmuebles en Madrid. Entre ellos, el desaparecido edificio Windsor, que se alzaba no muy lejos del parking de Ríos Rosas.
Proalrevisa estaba hasta ahora domiciliada en ese parking, ubicado en una zona muy acomodada de la capital, y que se anuncia en esa céntrica calle madrileña con un bonito rótulo con un aire muy años 50. La finca, según consta en el Registro de la Propiedad, se distribuye en dos plantas subterráneas y tiene casi 4.000 metros cuadrados de superficie. El garaje tiene opiniones variopintas en Google. “El parking más caro de toda la zona, me cobraron 7,50€ por dos horas que estuve en Calle Ponzano”, dice una reseña de hace dos años.
El aparcamiento está ubicado cerca del Paseo de la Castellana, la estación de Cercanías Renfe de Nuevos Ministerios o el Museo Geominero. Tiene también un acceso por otra calle, Cristóbal Bordiú, que, casualidades de la vida, toma su nombre de un antepasado de los Franco, ministro en el siglo XIX y padre del primer marqués de Villaverde.
Como consecuencia de la venta, la dueña del parking, Proalrevisa, con la que este medio contactó el pasado martes sin obtener respuesta, ha pasado a tener una nueva administradora, Esperanza Gómez. El comprador, Pedro Gómez, con el que no ha sido posible contactar, regentó durante años un concesionario Ford en Leganés (Madrid). Allí tiene varias empresas dedicadas a negocios inmobiliarios. Proalrevisa ha pasado a estar domiciliada en un chalé en Valdepelayos, un barrio residencial de esa localidad del sur de Madrid, que es también el domicilio de la empresa que figura como su nuevo socio único.
A Jaime Martínez-Bordiú “el nuevo propietario le ha solicitado que durante un tiempo continúe relacionado con dicha Sociedad y que siga desempeñando el cargo de Presidente”, indica el escrito al que ha tenido acceso este medio.
Proalrevisa, la sociedad que acaban de vender los Franco y sus socios, se constituyó en 1991. Su actividad principal es la “guardia y custodia de vehículos”, según sus últimas cuentas, de 2022. El pasado ejercicio declaró unos beneficios de unos 116.500 euros. Según esas cuentas, formalizadas el 25 de abril, contabilizaba inversiones inmobiliarias de 1,47 millones. Se desconoce el importe por el que sus dueños han vendido Ríos Rosas 47. Pero las plusvalías serían en cualquier caso millonarias.
Rosario de empresas
Los Franco llevan décadas soltando lastre inmobiliario, en un proceso que se aceleró tras el fallecimiento de Carmen Franco, hija única del dictador, a finales de 2017. En 2019 vendieron al fondo buitre Elliott por 8,5 millones una de las empresas de aparcamientos del clan, Estacionamientos Urme, propietaria del parking del hotel Meliá Princesa de la capital.
Ese mismo fondo, con matriz en Islas Caimán, pagó ese año otros 8,2 millones por Aparcamiento Atocha 70, en la que figuró hasta 2014 como administrador el nieto mayor del dictador, Francisco Franco Martínez-Bordiú, marqués de Villaverde, que cambió sus apellidos para poner en primer lugar el de su abuelo.
Con Proalrevisa desaparece otro nombre del extenso rosario de sociedades del clan, fruto de la multimillonaria herencia de la única hija del dictador. Una investigación de El País cifró en 2019 en más de 100 millones los activos de las empresas de los nietos de Franco, con más de 400 propiedades a su nombre.
La venta de Proalrevisa se ha producido en paralelo al reciente cese de Carmen Martínez-Bordiú como consejera de otra empresa de la familia, la inmobiliaria Fiolasa SL, una de las que más activos concentra. La dimisión de la nieta mayor de Franco, de 72 años, se inscribió en el Registro Mercantil el 8 de agosto.
La denominada “nietísima” había sido nombrada consejera de Fiolasa junto a sus hermanos a principios de 2018, tras fallecer a los 91 años su hasta entonces administradora única, Carmen Franco. Semanas después de ese nombramiento, Martínez-Bordiú fue condenada por la Audiencia Nacional a pagar más de medio millón de euros por evadir impuestos en el IRPF.
La última exduquesa de Franco (título que heredó de su madre y que el Gobierno eliminó en 2022 tras la entrada en vigor de la nueva ley de Memoria Democrática) es más conocida por sus apariciones en la prensa del corazón que por su actividad profesional (“He vivido toda mi vida sin trabajar”, declaró a finales de 2017 en portada a la revista Diez Minutos). El único cargo que sigue ostentando Carmen Martínez-Bordiú en empresas en España es el de administradora única de Onarf SL.
Dedicada a las relaciones públicas y aparentemente inactiva desde hace años (sus últimas cuentas son de 2015), el Ayuntamiento de Madrid acaba de comunicar a esa empresa una providencia de apremio y diligencia de acumulación de deuda tributaria. La notificación se publicó en el BOE hace solo unos días, el pasado 24 de agosto.
Además de en Fiolasa, la “nietísima” figuró hasta 2021 en el consejo de otra empresa del clan, Sargo Consulting, recientemente absorbida por Fiolasa. En esta última, con más de 15 millones en activos, acaba de ser nombrada consejera delegada la nieta menor del dictador, Aránzazu Martínez-Bordiú, de 60 años.
También ha entrado como consejero Álvaro Franco Guisasola, bisnieto del dictador (es hijo de Francis Franco) e ingeniero especializado en nanotecnología. La empresa acaba de realizar una reducción de capital de 315.598 euros.
Con Marcial Dorado
La explotación de garajes en Madrid ha sido durante décadas una importante vía de negocio del clan Franco. En marzo de 2002, otra de sus empresas, Oceans Eleven, compró otro parking en el número 359 de la calle Bravo Murillo a la firma Progamallo, vinculada al narcotraficante Marcial Dorado, el de la famosa foto en un yate con el actual líder del PP, Alberto Núñez Feijóo.
Progamallo había adquirido ese inmueble en 1998 por unos 2,3 millones de euros de “procedencia ilícita” y con origen en Suiza, según dictaminó el Tribunal Supremo en febrero de 2015. Al venderlo cuatro años después de adquirirlo, obtuvo de Oceans Eleven una contraprestación de 7,2 millones (más IVA), más del triple. Pero la compraventa se escrituró por un importe muy inferior, menos de 5 millones. Eso permitió al narco gallego dejar de ingresar a Hacienda 794.133,37 euros por el Impuesto de Sociedades, según el Supremo.
Oceans Eleven era entonces 100% propiedad de otra empresa de los Franco, Centro de Agentes Unidos del Calzado Español, SL (Cauce SL), que hace unos años fue condenada por la Audiencia Nacional a pagar a Hacienda cerca de 2 millones en concepto de cuota, sanción e intereses, por la transmisión en 2003 de un conjunto de oficinas y plazas de garaje a otra firma del clan sin pagar impuestos.