“Es muy importante hablar de la senda de ajuste, pero una vez que salimos del abrazo correctivo del pacto de estabilidad y crecimiento, el énfasis por parte de las instituciones, y nuestro propio énfasis, no tiene que ser tanto una décima aquí o una décima allá, sino cuál es la tendencia a medio plazo y cuál es la perspectiva de consolidación presupuestaria que va a seguir España, y en este sentido el compromiso del Gobierno es claro”. Con estas palabras la ministra de Economía y Empresa, Nadia Calviño, admitía este miércoles en el Congreso la incapacidad del Gobierno para cumplir con el objetivo del 2,2% de déficit que impuso la Comisión Europea. A pesar de este incumplimiento, Calviño apuntó que estaba trabajando con Hacienda y la AiRef en la definición del techo de gasto de 2019 como paso previo para los Presupuestos Generales del Estado del próximo año.
Aunque la ministra aseguró que el “compromiso con la estabilidad presupuestaria es inequívoco”, la realidad es que Calviño solo se ha responsabilizado de “mantener la previsión de que el déficit público cierre el año en niveles que nos permitan salir del Procedimiento de Déficit Excesivo”, es decir, por debajo del 3%. En estos momentos, solo España se mantiene bajo este programa de control financiero una vez que la Comisión Europea recomendó el pasado mayo que saliera Francia. Los compromisos de gasto de los PGE de 2018 hacen imposible cumplir con el déficit.
Fuentes de la oposición señalaron que el retraso del Gobierno en establecer el techo de gasto del Presupuesto del próximo año respondía a la negociación del Ejecutivo de Pedro Sánchez con las autoridades comunitarias para flexibilizar las cifras de déficit.
Desde el Ministerio de Economía se negó rotundamente que el Gobierno se haya sentado a negociar en estos términos, sin embargo la ministra Calviño apuntó que Bruselas asume la posición del Gobierno español sobre el cumplimiento del déficit.
“La Comisión Europea lo ha entendido así, ya que para el año próximo ha centrado sus recomendaciones a España, no tanto en los temas fiscales, sino en otros aspectos, como mejorar el acceso a los contratos indefinidos, incrementar la inversión en I+D+i o trabajar para mejorar la Educación”, comentó la ministra en su comparecencia en el Congreso.
Sin embargo, el comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, avisó de que el borrador de Presupuestos que presentó el Gobierno de Mariano Rajoy y había adoptado el nuevo Ejecutivo “no cumplía ni el objetivo de déficit ni el esfuerzo fiscal”. Bruselas estableció el desequilibrio de las cuentas en el 2,7%. El aviso del comisario no se quedó ahí. Moscovici pidió a España que estuviera preparada para la “adopción de medidas adicionales para evitar que el desvío de las cuentas públicas superase finalmente el umbral del 3%”.
Con estos mimbres, el Gobierno se dispone a llevar el techo de gasto de 2019 al Congreso en la última semana de julio. El techo de gasto es como se conoce el acuerdo de estabilidad presupuestaria que recoge los objetivos de déficit y deuda de las distintas administraciones y el límite de gasto no financiero.
La ministra explicó que su Ministerio junto al de Hacienda y a la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) están trabajando para hacer un diagnóstico y definir las cifras reales de ingresos y gastos con las que trabaja el Gobierno.
“Racionalidad económica”
Para despejar dudas y conseguir un amplio apoyo del arco parlamentario —la posición del PP será fundamental, ya que cuenta con mayoría en el Senado—, Calviño avisó de que la consolidación presupuestaria estaba fuera de duda. “Tenemos una ratio de deuda sobre el PIB muy elevada, las perspectiva de futuro puede suponer un encarecimiento del coste de esta deuda por una posible subida de tipos, por lo tanto, tenemos que seguir en la senda de consolidación presupuestaria porque necesitamos tener este espacio fiscal de actuación. Es una cuestión de racionalidad económica, pero además nos permite encarar con estabilidad una agenda social ambiciosa”.
Además de la oposición frontal del PP, el Gobierno de Pedro Sanchez también se puede encontrar de frente con Unidos Podemos, que ya ha mandado el mensaje de que no apoyará un techo de gasto restrictivo ni una política económica “continuista” con la del anterior Ejecutivo.
En el caso de que el Parlamento no apruebe el acuerdo de estabilidad presupuestaria el Gobierno deberá volver a remitir a las Cortes un nuevo acuerdo en un plazo máximo de un mes, según la Ley de Estabilidad Presupuestaria.
Calviño no dudó en ensalzar los buenos datos macroeconómicos que permitirán a España crecer este año un 2,7% y un 2,4% en 2019, pero también ha señalado que “estos datos positivos se han beneficiado de importantes vientos de cola como, por ejemplo, un crecimiento significativo en nuestros principales mercados de exportación, un precio del petróleo moderado, una política monetaria expansiva y un fuerte dinamismo del sector turístico en el contexto de las tensiones geopolíticas en algunos de nuestros principales competidores”.
Unos vientos de cola que empiezan a decaer. “2018 es el año en el que hemos alcanzado nuestro PIB potencial, empieza un nuevo ciclo. Es normal que las perspectivas económicas en este contexto sean de ralentización. No es dramático, es normal”, concluyó la ministra.