El Gobierno británico anunció este miércoles un plan de subida del salario mínimo, incentivos a la inversión y algunas bajadas de impuestos en un nuevo intento de resucitar una economía que apenas crece y sigue teniendo subidas de precios mayores que las de sus vecinos. Tras más de 13 años en el poder, los conservadores tratan de recuperar la popularidad perdida mientras se siguen hundiendo en las encuestas para las próximas elecciones generales, que se esperan en 2024.
“No queremos un gobierno grande, gasto alto e impuestos altos porque sabemos que eso lleva a menos crecimiento. Por el contrario, reduciremos la deuda, bajaremos los impuestos y premiaremos el trabajo”, dijo el ministro de Economía, Jeremy Hunt, en la presentación de sus planes ante la Cámara de los Comunes.
El salario mínimo subirá a 11,44 libras (13,14 euros) la hora, es decir casi un 10%, a partir de abril, cuando empieza el año fiscal en el Reino Unido. El salario mínimo en el Reino Unido, además, se aplicará a partir de los 21 años, en lugar de los 23 como hasta ahora. Los menores de 21 años, aprendices y becarios, tienen un salario mínimo inferior, con cifras que también suben. Según el Gobierno británico, estas subidas beneficiarán a tres millones de trabajadores.
Por comparación, en España, el salario mínimo se calcula de manera mensual, pero el mínimo establecido por hora para casos especiales como trabajadoras del hogar es de 8,45 euros la hora.
Bajada de impuestos
Ocho meses después de las subidas de impuestos para contener las turbulencias financieras, el ministro de Economía anuncia algunas bajadas. Podría haber más en el presupuesto completo de marzo, pero, de momento, bajarán las contribuciones a la Seguridad Social de 27 millones de trabajadores del 12 al 10%, se eliminarán parte de los impuestos para los autónomos y se convertirán en permanentes las desgravaciones por la compra de maquinaria y otro capital considerado de inversión. El ministro también anunció la congelación de los impuestos al alcohol para aliviar, según dijo, la subida de precios en el pub (en un país con récord de bebedores) y un aumento de las ayudas para la vivienda. Pese a las peticiones de un parte del Partido Conservador, el Gobierno no ha tocado de momento el impuesto de sucesiones.
El gasto público no crecerá, según Hunt, pero habrá nuevas inversiones para sectores considerados clave, con el desarrollo de la inteligencia artificial, y las regiones más atrasadas del país.
Además, después de días de debate interno, el Gobierno subirá los subsidios para desempleados e incapacitados en línea con la inflación de septiembre, 6,7%, más alta que la de octubre. Pero también pedirá a una parte de las personas con problemas mentales y de movilidad que los reciben que busquen una ocupación de teletrabajo o se arriesgarán a perder las ayudas si después de 18 meses no han conseguido un trabajo y después de seis se considera que no lo han intentado. El plan intenta que cerca de un millón de personas en edad de trabajar reciban rehabilitación y otras ayudas para poder trabajar. Las ONGs dicen que la amenaza de sanciones puede perjudicar a las personas más vulnerables.
El Gobierno también subirá las pensiones un 8,5% desde abril. Hunt insistió en que no quiere “gasto alto e impuestos altos”, pero el Gobierno cree que el Estado se lo puede permitir porque ha recaudado más de lo previsto por la subida de precios. “Bajamos los impuestos cuando podemos hacerlo de manera responsable”, dijo el ministro.
Un país estancado
Hunt dijo que su plan para la economía británica “está funcionando”, si bien los indicadores reflejan un país estancado.
Se espera que la economía británica crezca este año un 0,3% y el año que viene, un 0,8%, según las previsiones de la OCDE, es decir, por debajo de la media estimada tanto para la zona euro como para la Unión Europea. La previsión de la misma institución para España es de 2,3% este año y de 1,9% en 2024. Las previsiones del Gobierno británico son modestas para el año próximo y los siguientes, pero el ministro Hunt defendió que, si se mira a los datos desde 2010, entonces se puede decir que el Reino Unido ha crecido más deprisa que otros grandes países europeos.
En octubre, la inflación en el Reino Unido fue de 4,6%: fue el mejor dato en dos años, pero sigue estando por encima del 2,9% de la zona euro y el 3,5% de España.
Desde el Brexit, el Reino Unido ha caído en casi todas las listas de desarrollo económico: por ejemplo, en inversión extranjera ha pasado del puesto 12 en 2015 al puesto 20 en 2022, según el ranking de la OCDE (España está en el 12). Dave Ramsden, vicepresidente del Banco de Inglaterra, decía hace unos días en el Parlamento británico que el Brexit ha “congelado” las inversiones en general en su país.