El Gobierno negocia un megaproyecto de energías renovables, hidrógeno y metanol verde de la mano del gigante del transporte marítimo Maersk. El objetivo es convertir a Galicia y Andalucía en un gran centro de producción a gran escala y suministro de combustible limpio para la flota de esta multinacional danesa.
El proyecto se ha conocido este jueves, tras un encuentro en Moncloa entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el consejero delegado de A.P. Moller - Maersk, Søren Skou, al que ha asistido la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez.
“Este proyecto se alinea perfectamente con la estrategia de España de reindustrialización, de transición energética justa y a la hoja de ruta del hidrógeno verde, avanzando en el cumplimiento del compromiso común de descarbonización de la Unión Europea”, ha asegurado Pedro Sánchez.
La inversión asociada que va a requerir es de 10.000 millones de euros, según los primeros cálculos del Ejecutivo, que no descarta que el Estado participe como socio minoritario en una iniciativa abierta a inversores privados.
El Gobierno la califica de “estratégica” y para ello va a poner a disposición del grupo danés fondos europeos. Estima que podría llegar a generar 85.000 empleos directos e indirectos en todas sus fases de desarrollo, que culminarían en 2030.
Tras la visita este jueves a España de la cúpula directiva de la multinacional danesa, se firmará un acuerdo de intenciones (MoU) con los ministerios de Industria, Transición Ecológica y Reto Demográfico y Transportes. La idea es arrancar el proyecto ya en el segundo semestre de 2023.
De aquí a junio se seguirán haciendo estudios previos para detallar su financiación, costes reales y la posible llegada de fondos europeos. Los posibles candidatos para canalizar esos fondos del plan de recupreación son los PERTE (proyectos estratégicos de recuperación) de hidrógeno, de descarbonización y de industria naval ya en marcha.
El proyecto se estructuraría en tres fases. En una primera (hasta 2025), se alcanzaría una producción de metanol verde de 200.000 toneladas anuales, que se elevarían hasta un millón en 2027, para alcanzar ya en 2030 los 2 millones anuales, en función de la evolución de la tecnología. “Casi seguro”, según el Gobierno, serán “dos localizaciones” en Galicia y Andalucía. Según fuentes de Maersk, está todavía por definir cuál será la primera de ellas.
En cuanto a las infraestructuras renovables necesarias para alcanzar esa producción, se calcula que se requerirían entre 20 y 80 parques solares y eólicos al final del proyecto para alimentar la producción de ese combustible, con unos 4.000 megavatios (MW) de potencia. La mayoría serían propiedad de Maersk, aunque una parte de la demanda se podría cubrir también con acuerdos de suministro a largo plazo (PPA).
Según explica el Ejecutivo, la naviera ha identificado España “como uno de los lugares más atractivos para producir combustibles verdes, debido a su accesibilidad y disponibilidad de energía renovable y fuentes de CO2 biogénico, su conectividad con rutas marítimas clave, su clima de inversión estable y el alineamiento con la transición verde del Gobierno; en particular, con la ambiciosa Estrategia de Hidrógeno Verde y Transición Justa”.
El proyecto “abarcaría toda la cadena de valor, desde la producción de energía renovable hasta el ‘bunkering’. Además, la intención de la naviera es crear un ecosistema de hidrógeno verde completo, junto con las universidades, las empresas locales y otros socios. Según los trabajos de la naviera, Andalucía y Galicia reunirían las condiciones para acoger dos plantas para la producción de combustibles verdes”.
El Gobierno, que cree que hay una probabilidad “muy elevada” de que la iniciativa se acabe materializando, subraya que la descarbonización de la industria marítima puede reconfigurar las rutas mundiales en torno a grandes hubs que abastezcan a los barcos con metanol verde. De ahí la importancia que da a una iniciativa que busca posicionar a España en esta carrera.
Maersk, líder mundial de este sector, y que fue la que se puso en contacto con España para calibrar la viabilidad de esta iniciativa, ha lanzado una ambiciosa hoja de ruta para descarbonizar todas sus operaciones antes de 2040. Otros operadores están apostando por el amoniaco verde como alternativa, aunque la que tiene más opciones para convertirse en el combustible dominante parece ser el metanol verde, obtenido de la electrólisis de hidrógeno verde (producido a partir de renovables) y CO2 biogénico (procedente de biomasa).
Para impulsar la capacidad de producción mundial de ese nuevo combustible, Maersk prevé gestionar todo el proceso productivo, empezando por la producción de renovables en plantas solares y eólicas. La compañía danesa ha anunciado este año acuerdos estratégicos con siete empresas, entre ellas las chinas CIMC, Green Tecnology Bank y Debo, la danesa Orsted o la estadounidense WasteFuel. Su objetivo es alcanzar una producción de 730.000 toneladas de metanol a finales de 2025.
La naviera danesa ha identificado cinco localizaciones por todo el mundo para esos hubs, cada uno de los cuales serían capaces de producir 2 millones de toneladas de metanol verde ya en 2030, con vistas a alcanzar ese año 20 millones de toneladas. España es la segunda ubicación que se anuncia, tras Egipto.
La Península reúne las mejores condiciones de Europa para la producción de hidrógeno verde por su enorme potencial en renovables y este acuerdo “acelera” la hoja de ruta española del hidrógeno, según el Ejecutivo.
La multinacional ha encargado ya al astillero coreano Hyundai Heavy Industries (HHI) 19 buques de entre 16 y 17 toneladas de capacidad con motores de combustible dual (que pueden usar metanol verde) que entrarán en funcionamiento a partir de 2024. En marzo firmó un primer MoU en Egipto, sede de la COP27 que se celebra este mes, que tendría que concretarse antes de fin de año.
Las dos zonas que analiza la multinacional para establecerse en España son dos nudos portuarios en Andalucía y Galicia, donde ubicaría sendas plantas de producción de metanol. Según el Ejecutivo, esas dos localizaciones surgen “del trabajo conjunto de la empresa y el gobierno” y “el grueso de la decisión es empresarial sobre la base de las rutas oceánicas”.
Fuentes gubernamentales apuntan que ya se han mantenido “contactos” con la Xunta de Galicia y la Junta andaluza para llevar adelante un proyecto que requiere de un importante compromiso de todas las administraciones, enfatiza el Ejecutivo.
Maersk ha sondeado ya a algunas entidades financieras para abordar la financiación del proyecto, aunque esto último será parte del trabajo que debe cristalizar en los próximos meses. La idea es diseñar el proyecto junto a Maersk “para maximizar el valor añadido que se queda en España”, señalan desde el Gobierno.
Líder mundial
Maersk es la principal empresa de transporte naviero del mundo, más de 100.000 empleados (de ellos, 1.300 en España), presencia en 130 países, una cuota de mercado del 20% y una flota de 750 buques que consumen 10 millones de toneladas de gasoil cada año.
En España, este gigante logístico opera en los siete principales puertos del país, y en el caso de Galicia y Andalucía, lo hace en los de Algeciras, Almería, Málaga, Huelva, Sevilla y Vigo, según su web.
Europa se ha comprometido a un objetivo de emisiones cero en 2050 y uno de los grandes sectores pendientes de descarbonizar es el marítimo, que hasta ahora no ha estado sujeto al mercado de CO2 y en la actualidad utiliza como combustible un gasoil muy barato y denso con un fuerte impacto ambiental.
El transporte marítimo internacional supone, según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, cerca del 80% de todo el movimiento global de bienes. Representa en torno al 2% de las emisiones globales de dióxido de carbono, de acuerdo con la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que reclama “una política más ambiciosa” para que este sector logre el objetivo de cero emisiones netas en 2050, lo que implicaría una reducción de casi el 15% en las emisiones del periodo 2021-2030.
El paquete Fit For 55 ha acordado la descarbonización de un sector para el que el Parlamento Europeo acaba de pedir que reduzca las emisiones de gases de efecto invernadero en un 2% a partir de 2025, un 20% a partir de 2035 y un 80% a partir de 2050 en comparación con los niveles de 2020.