Tras los vaivenes sobre la conveniencia de llevar o no los Presupuestos Generales del Estado para 2019 al Congreso, Pedro Sánchez ha dado ya el primer paso: la aprobación en el Consejo de Ministros de unas cuentas públicas que prevén 5.600 millones más de ingresos por las nuevas medidas fiscales y también un aumento del gasto para políticas sociales.
El presidente ve ahora más cerca que salgan adelante por el temor que los independentistas pueden tener al auge de la extrema derecha de Vox y fía su cambio de posición a los gestos en inversiones a Catalunya: por primera vez el Estado cumplirá con el Estatut al otorgarle el dinero correspondiente a su aportación al Producto Interior Bruto (PIB). Moncloa tiene otra baza y es que, tanto si salen como si no adelante, usará el proyecto presupuestario como argumentario electoral ante los comicios del 26 de mayo.
La ministra portavoz, Isabel Celaá, recordó que con estas cuentas públicas se pretende “rescatar derechos maltratados por el anterior Gobierno”. Con un discurso con una fuerte carga electoral, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, subrayó que las cuentas públicas “marcan un punto de inflexión en la política económica y presupuestaria de los últimos años, dado que se hace compatible la consolidación fiscal con el crecimiento del gasto público, redistribuyendo la riqueza y apostando por un modelo económico más inclusivo y sostenible”.
Para la continuidad del Gobierno es fundamental la aprobación de las cuentas. Sánchez admitió que un fracaso supondría que su intención de agotar la legislatura se vería acortada. El presidente deja todas las puertas abiertas, aunque ha trasladado a sus barones que no tiene intención de que las elecciones coincidan con las municipales, autonómicas y europeas. En cualquier caso, la duración del mandato está en manos de los independentistas, a quienes el Gobierno ha hecho guiños en los presupuestos más allá de la política de distensión emprendida en los últimos meses.
En el gabinete del presidente explican que la situación fluctúa diariamente dentro del independentismo respecto a qué posición mantener en la tramitación del principal proyecto legislativo del Gobierno, pero en Moncloa crece el optimismo: ven más factible la aprobación de los presupuestos que darían aire a Sánchez para agotar la legislatura.
La inversión que marca el Estatut, un “argumento más”
En el Gobierno cayó bien que Carles Puigdemont desde Waterloo abriera la puerta a que los presupuestos sean tramitados en el Congreso. “La tramitación dependerá de la voluntad de los parlamentarios en Madrid, que deberán decidir si presentan una enmienda a la totalidad o no”, expresó el expresidente catalán. Sortear ese primer examen es clave para Sánchez, que está convencido de que si los grupos permiten que sigan adelante, saldrán de las Cortes aprobados.
Desde el Gobierno recuerdan que el portavoz de ERC, Joan Tardà, se revolvió este jueves contra Quim Torra por su advertencia de una “crisis de gobierno” por la posición de los partidos que integran el Govern ante los presupuestos: “El Gobierno de Catalunya no es monocolor –recordó–. La decisión la tomará ERC”. En el Ejecutivo le dan relevancia a esas palabras aunque tanto Puigdemont como Tardà recordaron que por ahora sus formaciones están en el 'no' a las cuentas públicas. Los republicanos han decidido sostener a Sánchez hasta que los presos regresen a cárceles catalanas tras el juicio del procés.
Dentro de las formaciones independentistas existe un debate sobre qué hacer respecto a la aprobación de los presupuestos. La cúpula del PDeCAT y la mayoría de sus diputados en Madrid están presionando para que se apoyen y también los políticos presos se están pronunciando en esa dirección. “En todas partes hay inteligencia”, responde una ministra de Sánchez, que reconoce que ve más cerca que los presupuestos salgan adelante.
“Soy optimista”, aseguró la titular de Hacienda, María Jesús Montero, que negó que el incremento de las inversiones para Catalunya busquen el apoyo de ERC y PDeCAT. “El Gobierno contempla el respeto al Estatuto no como una contrapartida sino en cumplimiento estricto de la ley”, agregó Montero. Sin embargo, los socialistas sí creen que ese movimiento deberá acercar a los independentistas. “Tendremos otro argumento en favor de la aprobación de los presupuestos”, celebró este jueves el líder del PSC, Miquel Iceta. El primer gran acto de Sánchez para ‘vender’ su proyecto será precisamente en Barcelona.
La “mejor lucha” contra Vox: tener presupuestos
Además, el Gobierno cree que el auge de la extrema derecha de Vox le da más esperanzas por el temor que causa en los políticos independentistas. El argumento se lo dio la exconsellera Dolors Bassa que, desde prisión, llamó a los suyos a “dejar caer” a Sánchez: “La alternativa sería mucho peor con el PP, Ciudadanos y la extrema derecha”. Los socialistas no dudarán en explotar ese miedo en el que ERC se ha basado en buena parte para optar por que las cuentas se tramiten para dar margen a Sánchez hasta que los presos estén de nuevo en prisiones de la comunidad.
Por eso el discurso del Ejecutivo de Sánchez está trufado de alusiones a las posiciones más duras de Vox. Así la ministra de Hacienda puntualizó que “ante aquellos que pretenden retirar ayudas o destrozar pactos que se han conseguido con mucho esfuerzo” estos presupuestos cuentan con 220 millones de euros para la lucha contra la violencia de género o 15 para la memoria histórica, que permanecía en cero desde hace años.
“Se trata de unos presupuestos preparados para caminar para buscar el futuro y para huir del pasado en blanco y negro del que algunos están teniendo bastante nostalgia. Son unos presupuestos para rescatar derechos maltratados por el anterior Gobierno, como dependencia, sanidad o educación. Van a ganar los estudiantes, los becarios, los jóvenes, los que cobran un Salario Mínimo Interprofesional, los funcionarios y la clase media”, expresó la portavoz del Consejo de Ministros, Isabel Celaá, antes de insistir: “Van a ganar derechos y libertades que se empiezan a cuestionar por otras fuerzas políticas entregadas a una nostalgia. La mejor forma de luchar contra esas nuevas estrategias es tener un proyecto sólido. El nuestro está reflejado en estos presupuestos”.
Unos presupuestos que venden en campaña
Pero el Gobierno tiene otro as bajo la manga y es que los presupuestos que entrarán el lunes en el Congreso y, si logran superar el debate de la totalidad, saldrán a mediados de marzo serán la presentación electoral del PSOE para las elecciones del 26 de marzo. Si salen aprobados, Sánchez y sus barones podrán presumir de mejoras sociales y de inversiones territoriales.
En este sentido, Montero resaltó que las partidas presupuestarias destinadas a política social aumentan en 12.600 millones, hasta los 209.510 millones de euros, un 57,3% del gasto total: además de mantener las medidas acordadas por el Gobierno anterior como una subida de las pensiones de un 1,6%, a las que destina 153.864 millones, y aumentar el sueldo de los funcionarios cerca de un 2,5%, el Gobierno dedica 18.402 millones a prestaciones del paro y 5.895 millones al fomento del empleo, 2.232 millones para dependencia, otros 1.413 millones para Servicios Sociales y Promoción social, 2.272 millones para Educación, incrementa en 321 millones las partidas para luchar contra la pobreza o sube las becas en 1.610 millones.
Ferraz ya ha organizado una campaña para llevar la explicación de los presupuestos a todas las federaciones en clave electoral. En caso contrario, el discurso será similar sobre el proyecto, pero los socialistas podrán confrontar con PP y Ciudadanos por acusarles de pactar con los independentistas. En muchos territorios del PSOE preocupa que el acercamiento a PDeCAT y ERC les pase factura en las autonómicas y municipales.