El Gobierno ha reducido en 5.000 millones de euros las necesidades netas de deuda en 2022, hasta los 70.000 millones. La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, ha aprovechado la visita a España de la comisaria europea de Estabilidad Financiera, Mairead McGuinnes, para anunciar “una muy buena noticia que demuestra la confianza de los inversores en nuestro país”.
La reducción del objetivo de deuda es especialmente positivo por la política de encarecimiento de la financiación en general que está ejecutando el Banco Central Europeo (BCE) para luchar contra la inflación. Y refleja el aumento de los ingresos tributarios por encima de las expectativas.
El Tesoro Público aceleró las emisiones de deuda en la primera parte del año, antes de que el BCE comenzara a subir los tipos de interés oficiales en julio. Y de los 70.000 millones que colocará finalmente este 2022, ya ha cerrado el 96%.
De hecho, “la reducción de las necesidades de financiación conllevará un ajuste del calendario de subastas programadas y la supresión de la última subasta prevista para este año”, ha explicado Nadia Calviño.
“En un entorno de normalización de la política monetaria y una vez que, en el caso español, el Banco Central Europeo ya no está haciendo recompras netas positivas de deuda española, hay que destacar el mantenimiento en niveles relativamente bajos y estables de la prima de riesgo (en el entorno de los 100 puntos) y la elevada participación de inversiones extranjeros en todas nuestras emisiones y subastas (superior al 40%) lo que confirma la credibilidad de nuestra economía”, ha añadido la vicepresidenta económica.
Las subidas de tipos del BCE (por ahora de 2 puntos, desde el 0% en el que estaban en julio) y la menor presencia en el mercado de la institución (al finalizar los programas de adquisicion de bonos de los estados de la eurozona) están elevando el coste de las nuevas emisiones de España y del resto países de la eurozona.
Pero este encarecimiento se traslada lentamente al coste medio de la deuda en circulación, que sigue cerca de mínimos históricos. Un hecho que garantiza la sostenibilidad de las finanzas de nuestro país y que la factura anual de intereses no se disparará.
Esta situación se aleja mucho de la crisis de deuda que sufrieron España y el resto de países periféricos de la eurozona tras la Gran Crisis Financiera de 2008, pese al extraordinario esfuerzo de gasto público al que han obligado tanto la pandemia de COVID como la invasión rusa de Ucrania. También permite confiar en la meta del Gobiernon de ir reduciendo el déficit [el desequilibrio presupuestario] y el endeudamiento [la deuda frente al PIB superó el 120% en 2020 y ya ha caído al 116%].