Las hipotecas variables se revisarán en julio con un euríbor al 4%, un máximo desde 2008

Daniel Yebra

30 de junio de 2023 15:07 h

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Las hipotecas a tipo de interés variable se revisarán en julio con un euríbor algo por encima del 4% por primera vez desde 2008. El índice respecto al que se calculan las cuotas de los préstamos para comprar viviendas sigue agravando la mayor escalada de su histora tras la última subida de los tipos de interés oficiales del Banco Central Europeo (BCE) y la amenaza de que continúe aumentándolos.

El euríbor encarecerá las hipotecas a tipo variable que se revisen en julio más de 300 euros cada mes, unos 3.600 euros al año, según el supuesto promedio que recoge el INE de un préstamo de 150.000 euros a 25 años, con un diferencial de un 1 punto sobre este índice de referencia.

También sube el coste de los préstamos que cambian de variable a tipo de interés fijo. O los nuevos que se firman, ya sean a tipo variable, a tipo fijo o mixtos, respecto a lo que han ofrecido los bancos en los últimos meses. En mayo de 2022, el euríbor apenas se había despegado del 0%. Todavía faltaban dos meses para que el BCE decidiera comenzar a subir los tipos de interés oficiales en la eurozona para luchar contra la inflación.

La estrategia de la institución que preside Christine Lagarde pasa por ahogar a a las familias y a la economía en general, también a las empresas y los estados, endureciendo el acceso a financiación. Este política tiene especial impacto en el mercado hipotecario de España, donde las familias con hipotecas a tipos de interés variable, que se actualizan según el euríbor, alcanzan el 75% del total.

La paradoja es que en nuestro país las subidas de precios se han moderado por debajo del 2% (el objetivo de inflación del propio BCE) gracias a las medidas del Gobierno. Mientras que en Alemania, donde la mayoría (un 80%) de hogares endeudados lo están a tipo fijo, que no se revisan anualmente, la inflación sigue disparada por encima del 6%, según los datos adelantados de junio que se han conocido estos días.

De hecho, España lidera la caída de la inflación en la eurozona. Y, por eso, este jueves, la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, lamentó que los bancos hayan rechazado su propuesta de extender hasta tres años las hipotecas a tipo variable para la compra de primera vivienda para aliviar el daño de la escalada del euríbor.

Para atajar la asfixia que supone esta subida de las hipotecas para las familias, el Gobierno firmó un Código de Buenas Prácticas con los bancos, voluntario, de cara a 2023. Este código recomendaba, entre otras cosas, acordar entre banco y cliente la gratuidad de la conversión de préstamos variables a fijos y la ampliación de los plazos con congelación de cuotas.

Entre estas medidas se incluían algunas especiales, de conegelación o rebajas, para los hogares más vulnerables, con ingresos bajos. Y, en total, se han realizado 33.000 solicitudes de alguna de ellas, según desveló la propia Calviño. Se trata de una cifra muy baja en comparación con el millón de famillias con hipotecas a tipos de interés variable a las que pretendía aliviar incialmente el Código y al que, asimismo, pretende llegar el “bono de emergencia” de 1.000 euros propuesto por Sumar recientemente.

Los bancos, los grandes beneficiados

La gran beneficiada por las subidas de los tipos y del Euríbor es la banca. Los ingresos por intereses de las entidades de nuestro país se dispararon un 43% entre enero y marzo, respecto al primer trimestre de 2022.

Los bancos ya avisaron en 2022 con el comienzo de las subidas de tipos de interés por parte del BCE que el verdadero impacto en sus cuentas llegaría en 2023. Y así está siendo.

Lo ha admitido hasta la presidenta de la institución, Christine Lagarde, quien reconoció hace unas semanas que, “hasta ahora, el endurecimiento de las condiciones de financiación no ha sido a expensas del negocio de los bancos, ya que el impacto positivo de las tipos más altos en los márgenes de interés de las entidades superó el impacto negativo en los menores volúmenes [la caída de los importes y del número de préstamos que se firman]”. Las crecientes ganancias de los bancos favorecieron la creación por parte del Gobierno de un impuesto especial en 2022.