Los detalles de la lista del informático Hervé Falciani han vuelto a poner en el disparadero al HSBC y en concreto a su filial suiza, que ayudó a clientes adinerados de todo el mundo a eludir miles de millones de euros en impuestos y a esconder sus fortunas del escrutinio de las autoridades fiscales nacionales.
Aunque hay que tener en cuenta el carácter global del HSBC, que es el segundo mayor banco del mundo, su filial en Suiza no es la primera en el negocio de gestión de grandes patrimonios en aquel país. Ni ahora, ni en el periodo analizado por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, que ha tenido acceso a cerca de 30.000 cuentas que sumaban cerca de 78.000 millones de euros en activos entre los años 2005 y 2007.
Según un estudio de la Universidad de Zúrich, en 2012 el banco británico cayó del cuarto al quinto puesto en el ranking de gestores de patrimonio por activos en Suiza, con 171.000 millones de francos suizos bajo gestión, muy lejos de UBS, a la cabeza del ranking con 1,59 billones de francos suizos. El top 5 estaba compuesto por otras tres entidades helvéticas: Credit Suisse (segunda), Pictet (tercera) y Julius Baer (cuarta). HSBC ocupaba en 2012 una posición parecida a la de 2006, uno de los ejercicios de los que data el escándalo de la lista Falciani. Entonces, era cuarto en el ranking, con 168.559 millones de francos suizos bajo gestión, según otro estudio de la misma universidad.
A escala global, HSBC también estaba en 2012 en quinta posición en el ranking mundial de gestores de patrimonio, con una cuota del 0,9%. En cabeza de ese ranking se hallaban los helvéticos UBS (3,8% de cuota) y Credit Suisse (1,9%), seguidos por Bank of America y Morgan Stanley. En ese ranking hay siete estadounidenses y seis suizos.
El banco asegura que su base de clientes en Suiza se ha reducido casi un 70% desde el año 2007 como consecuencia de un “reposicionamiento” de su estrategia. Según la consultora PwC, desde el año 2008 los clientes extranjeros han sacado de Suiza unos 350.000 millones de francos suizos (unos 335.000 millones de euros), conforme se incrementaba la presión internacional sobre el país para incrementar su transparencia en materia fiscal y bancaria.
Más de un 10% del PIB
Suiza sigue aferrándose al lucrativo secreto bancario, que, en teoría, va a eliminar próximamente. Este lunes, tras este nuevo episodio del escándalo, la Comisión Europea insistía en su voluntad de cerrar un nuevo acuerdo con Suiza, que ya se está negociando, para acabar como muy tarde en 2018 con el fraude fiscal mediante el uso de cuentas bancarias secretas.
El sector financiero (bancos y aseguradoras) es el pulmón de la economía suiza. Supone uno de cada 17 empleos (4,5 millones de puestos de trabajo) y aporta el 10,5% del PIB. A cierre de 2013 operaban en el país 283 bancos y las entidades extranjeras constituían el 12,6% de los activos totales del sector, que ascendían a 2,84 billones de euros, según la patronal bancaria helvética.
Desde Suiza, que en 2013 tenía una cuota de mercado del 26% en el negocio mundial de la gestión de activos, más que ningún otro país del mundo, se gestionan 6,13 billones de euros, de los que algo más de la mitad (51,3%) pertenecen a clientes extranjeros. Con una densidad de millonarios (143 hogares de cada mil con un patrimonio superior al millón de dólares, un 11,6% del total) por detrás de Qatar, si se habla de ultrarricos, Suiza también es segundo en el ranking mundial, con 10 de 100.000 hogares con un patrimonio de más de 100 millones de dólares, solo superado por Hong Kong, según datos de Boston Consulting Group (BCG).
Fundado en 1865 por un comerciante escocés especializado en la importación de opio, HSBC es un banco acostumbrado a los escándalos: en julio de 2013 pagó una multa récord en Estados Unidos (1.470 millones de dólares) para evitar un proceso penal por blanqueo de capitales. El caso Falciani ha reavivado las críticas sobre su papel como aliado indispensable en la ocultación de las fortunas de dictadores y de ingresos relacionados con el terrorismo y el tráfico de armas, drogas y diamantes.
Su filial helvética ya es objeto de investigaciones por fraude fiscal en Francia, Bélgica y Argentina, y podría afrontar otro proceso similar en Estados Unidos.
En su país de origen, Reino Unido, estos días la prensa se interroga sobre el rol que desempeñó en el esquema de ocultación masiva de capitales destapado por Falciani el entonces presidente mundial del grupo, Stephen Green, que estuvo al frente del banco desde mayo de 2006 hasta el 3 de diciembre de 2010. Un mes después (y hasta diciembre de 2013), Green fue nombrado viceministro de Comercio por el primer ministro británico, David Cameron, que ayer ratificó, por boca de un portavoz, la “excelente” labor del hoy miembro de la Cámara de los Lores por los conservadores.