El Instituto Nacional de Estadística (INE) da un paso importante para mejorar la transparencia sobre cómo se calcula el PIB (Producto Interior Bruto), el principal indicador para medir la actividad económica de España, y de prácticamente todos los países del mundo. El organismo va a desvelar este jueves por primera vez en su historia el 'libro de cocina' de la Contabilidad Nacional tras los errores cometidos desde 2020, que han subestimado el crecimiento y que el INE ha ido subsanando poco a poco cada año, con tres grandes revisiones al alza.
La última corrección fue en septiembre y sumó 77.000 millones de euros al PIB entre 2021 y 2023. Una corrección histórica que adelantó la recuperación del shock del COVID al primer semestre de 2022 y que acabó definitivamente con el catastrofismo sobre la marcha de la economía de nuestro país.
España lidera ahora, sin discusión, a sus principales socios de la eurozona, y eso que para muchos expertos el PIB continúa infraestimado —la creación de puestos de trabajo, el avance del consumo de las familias o de la inversión de las empresas siguen sin cuadrar si se observan fuentes alternativas como los impuestos o la Seguridad Social—. Los analistas Miguel Artola y Francisco Melis así lo consideran, y lo han argumentado en elDiario.es. Ambos fueron de los primeros en detectar los errores en la Contabilidad Nacional desde 2021, y desde entonces lo han explicado en este medio de comunicación.
Las revisiones al alza del PIB han sido comunes en las grandes economías desde 2020. Sin duda, en este tiempo, los organismos oficiales de estadística han afrontado “un escenario inédito” tras la hibernación de la actividad por la COVID y por el intenso rebote posterior, que apoyó una también inédita protección pública de las rentas de las familias y de las empresas —en España gracias a las distintas medidas desplegadas por el Gobierno de coalición—. Pero la dimensión de los errores estadísticos sobrepasa con creces lo que puede parecer una mera cuestión técnica, y una de las reivindicaciones de los expertos al INE ha sido la de mejorar la transparencia sobre su trabajo, y en concreto sobre la Contabilidad Nacional.
Estadística cumple con esta petición con la publicación este jueves 19 de diciembre de la “guía inventario de fuentes” y los “métodos de la Contabilidad Nacional anual”, según anunció este miércoles 18 de diciembre en la nota de prensa sobre la “Contabilidad Regional de España Producto Interior Bruto regional. Serie 2000-2023”.
“Esta 'guía Inventario' será actualizada a finales de 2025 de acuerdo con el calendario de transmisión de documentos metodológicos relativos a la 'revisión estadística 2024' propuesto por Eurostat”, añade el INE en la citada nota de prensa.
El organismo no ha hecho ningún otro anuncio sobre la revelación de su 'libro de cocina' —con las recetas de la Contabilidad Nacional—. De hecho, este importante paso en la transparencia sobre sus cálculos para medir el PIB hay que buscarlo pasados 20 párrafos del texto, bajo el ladillo 'Próximas publicaciones', y solo un día antes de colgarlo en su web para que cualquiera pueda consultarlo. Aunque, preguntado por elDiario.es, el INE ha confirmado que es “la primera vez” que se publica esta información.
En junio de 2024, el Consejo Superior de Estadística emitió un dictamen en el que recomendaba al INE que diera este paso. “Conforme al reglamento europeo sobre la armonización de la renta nacional bruta a precios de mercado y en línea con otros países europeos, resultaría muy oportuno publicar un inventario con las fuentes y los métodos utilizados para elaborar los agregados de la renta y sus componentes una vez se haya completado el proceso de revisión estadística 2024. Con ello se mejoraría la transparencia del proceso de estimación inherente al sistema de cuentas nacionales”, dice el documento, al que ha tenido acceso elDiario.es.
Mucho más que una cuestión técnica
“Hemos vivido en una narrativa de ficción durante tres años: el crecimiento, la productividad y las ratios de déficit y deuda eran/son mejores de lo estimado, la presión fiscal menor, la salida del COVID más rápida...”, resumía el economista Daniel Fuentes en septiembre, tras la revisión al alza del PIB de este año. “Esto no debería ocurrir. Había indicios fundamentados”, lamentaba.
El déficit (el desequilibrio entre los ingresos y los gastos del Estado), la deuda pública, el gasto en pensiones, la presión fiscal o la productividad son datos cruciales y se miden siempre respecto al PIB (Producto Interior Bruto), el principal indicador que ofrece una fotografía de la actividad económica en conjunto, con todos sus defectos y con todas sus virtudes. Estas ratios marcan el debate y las decisiones sobre las políticas y medidas de los gobiernos.
Por ejemplo, el nivel de déficit sirve para saber si las Administraciones pueden dedicar más gasto a la sanidad o la educación pública sin saltarse las reglas de la Unión Europea (UE) que se han reactivado este año. Es decir, si pueden mejorar los servicios básicos sin perder soberanía. Por su parte, la productividad del trabajo sirve para proyectar si un nuevo aumento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) o la reducción de la jornada laboral oficial dañan o no el crecimiento futuro. O, por otro lado, la presión fiscal muestra cuánto menos se recauda a través de los impuestos que en otros países de nuestro entorno a las que nos queremos parecer en términos de bienestar. En definitiva, un mal cálculo del PIB no es una solo un problema técnico.