La inflación cae 6 décimas en febrero al 2,8% por el abaratamiento de la luz

Daniel Yebra

29 de febrero de 2024 09:00 h

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La inflación ha caído 6 décmas en febrero al 2,8%, frente al mismo mes de 2023, por el abaratamiento de la luz. Las subidas de precios se han moderado de media a una tasa interanual no vista desde haces 6 meses. Principalmente, gracias a una factura de la electricidad que es cerca de un 70% más baja que hace un año, según ha avanzado este jueves el INE.

El IPC (Índice de Precios de Consumo) repuntó al 3,4% en enero (de nuevo respecto al mismo mes de 2023) después de la retirada parcial de las medidas de choque para cumplir con el objetivo de déficit del 3%, tras el regreso de las reglas fiscales a la UE.

Una de esas medidas que decae totalmente es la reducción del IVA de la luz, que en enero ya se elevó del 5% al 10%, y que a partir del viernes, en marzo, regresa al 21% previo a la crisis de precios. Un asfixiante proceso inflacionario que se inició en 2021 con la salidad de la pandemia. La energía fue la primera que empezó a escalar y a escalar y su encarecimiento se exacerbó con la invasión rusa de Ucrania, en febrero de 2022, elevando los costes de las empresas.

En mayor o menor medida, dependiendo del sector, las empresas han trasladado el aumento de los costes a los precios que pagan las familias para defender sus márgenes de benificio y ganar más.

Ahora, la electricidad, el gas o los carburantes se vienen abaratando por distintas razones. Por un lado, por la menor demanda por las temperaturas más altas de lo normal en invierno y por el contexto de debilidad internacional. Por otro, por la mayor generación de energía con fuentes renovables.

La inflación interanual lleva por debajo del 4% desde abril en nuestro país. En enero, en el 3,4%. En diciembre, en el 3,1%. En noviembre, en el 3,2%. Mientras, en octubre, el IPC general se mantuvo en el 3,5%, como en septiembre. Ese mes, la inflación repuntó después de haberse moderado por debajo del 3% en junio, julio y agosto.

Precios asfixiantes en los supermercados

La reducción del IVA de los alimentos básicos sigue vigente, de momento. Es ahí donde está el principal foco de preocupación. En enero se encarecieron un 7,4%, desde el 7,3% de diciembre. Aún así, la inflación en los supermercados y en las tiendas se ha reducido más de la mitad desde el máximo del 16,6% alcanzado en febrero del pasado año. El dato de febrero se conocerá con el detalle del IPC que el INE publicará el próximo 14 de marzo. Fuentes del Ministerio de Economía, Comercio y Empresa adelantan “estabilidad”.

El Banco de España señaló en un informe publicado este martes que los precios de los alimentos son los que han subido con más frecuencia desde 2021, cuando se inició la actual crisis de inflación por las tensiones de la salida de la pandemia, sin incluir al sector energético.

La institución ha analizado los “micro” datos de los cambios de precios en esta crisis de inflación de los establecimientos que venden productos y servicios que no son carburantes, gas, electricidad... En este proceso, “por sectores, fue en los alimentos, en especial en los elaborados, donde la frecuencia de subidas de precios aumentó con mayor intensidad [hasta 2023]”, recalca el Banco de España.

La presión inflacionista también es evidente en algunos servicios, sobre todo en los relacionados con la restauración. Esto se refleja en una inflación subyacente, que excluye de su cálculo la energía y los alimentos no elaborados, del 3,4% en febrero, desde el 3,6% de enero. “Esto está permitiendo que los hogares recuperen poder adquisitivo y que empresas recuperen competitividad”, defienden desde el Ministerio de Economía, Comercio y Empresa.

Actualmente, el principal riesgo respecto a la inflación es el impacto de las guerras que sufren Ucrania y Gaza en los precios energéticos y en los cuellos de botella del comercio mundial.

En esta última “milla” –según el lenguaje de la política monetaria– de la crisis de inflación, las subidas de precios se han concentrado en unos pocos sectores en nuestro país. En esta situación, la estrategia de “domar la inflación” –según la misma jerga económica– con los incrementos de los tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE) está puesta en cuestión. De momento, la institución se niega a revertir la política de lanzallamas, que consiste en ahogar a familias, empresas y a los Estados para provocar una crisis y moderar así la inflación.