El Banco de España ha señalado en un informe publicado este martes que los precios de los alimentos son los que han subido con más frecuencia desde 2021, cuando se inició la actual crisis de inflación por las tensiones de la salida de la pandemia, sin incluir al sector energético.
La institución ha analizado los “micro” datos de los cambios de precios en esta crisis de inflación de los establecimientos que venden productos y servicios que no son carburantes, gas, electricidad... La energía fue la primera que empezó a escalar y a escalar y su encarecimiento de exacerbó con la invasión rusa de Ucrania, en febrero de 2022, elevando los costes de las empresas y asfixiando a las familias.
En este proceso, “por sectores, fue en los alimentos, en especial en los elaborados, donde la frecuencia de subidas de precios aumentó con mayor intensidad [hasta 2023]”, recalca el Banco de España.
“Esta también se incrementó en el sector de bienes industriales no energéticos, pero de forma más moderada y más transitoria, ya que a partir del tercer trimestre de 2022 dicha frecuencia se situó cerca de los niveles previos al repunte de la inflación. Por su parte, los servicios también experimentaron un aumento de la frecuencia de subidas de precios, si bien en mucha menor medida que el resto de los sectores”, añade el informe.
Esta investigación, realizada con datos del INE, que es organismo encargado de calcular cada mes el IPC (Índice de Precios de Consumo), reitera la conclusión que ya se ha extraído de otras fuentes: las grandes empresas de alimentación (tanto de la agricultura, la industria o la distribución) se situán entre las que más han aprovechado la crisis de inflación para obtener más beneficios.
En enero de este 2024, los alimentos se encarecieron un 7,4% frente al mismo mes de 2023, desde el 7,3% de diciembre. Aún así, la inflación en los supermercados y en las tiendas se ha reducido más de la mitad desde el máximo del 16,6% alcanzado en febrero del pasado año.
El precio del aceite de oliva siguió escalando en enero a un ritmo asfixiante. En el conjunto de 2023, el 'oro' líquido, más oro que nunca, subió un 44,45%. En enero dio un salto del 62,9% frente al mismo mes del año pasado. Asimismo, en las estanterías de los 'súper' destacan los encarecimientos interanuales de más del 10% de las frutas, de las legumbres, de las patatas...
Inflación del 3,5% de media en 2023
Restaurantes, bares y el aceite oliva fueron los principales responsables de la inflación del 3,5% (de media) de 2023. En 2022, la inflación fue del 8,4%. La bajada de un ejercicio a otro se explica precisamente por el abaratamiento de los precios de la energía. La electricidad, el gas o los carburantes empezaron a escalar en 2021, cuando el IPC promedio fue del 3,1%. Después, esta escalada se exacerbó con la invasión rusa de Ucrania y contagió al resto de productos y servicios, al elevar los costes de las empresas, que los han ido trasladando en mayor o menor medida a sus precios de venta.
Las previsiones apuntan a que en 2024 la inflación se mantendrá en el 3,5%, y a que se normalizará por fin en 2025. El estancamiento que se espera para este año que acaba de comenzar tiene que ver, de nuevo, con que ya no habrá el efecto escalón que hubo con los precios de la energía en 2023, tras las fuertes subidas de 2022. También está relacionado con la retirada progresiva de las medidas de alivio para cumplir con el objetivo de reducir el déficit (el desequilibrio entre los ingresos y los gastos públicos) al 3%.
En esta última “milla” –según el lenguaje de la política monetaria– de la crisis de inflación, las subidas de precios se han concentrado en unos pocos sectores en nuestro país. En esta situación, la estrategia de “domar la inflación” –según la misma jerga económica– con los incrementos de los tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE) está puesta en cuestión. De momento, la institución se niega a revertir la política de lanzallamas, que consiste en ahogar a familias, empresas y a los Estados para provocar una crisis y moderar así la inflación.