La inflación se estabiliza en el 3,5% en octubre por la bajada de los carburantes y las menores subidas en el súper

Daniel Yebra

14 de noviembre de 2023 09:02 h

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La inflación general se ha estabilizado en el 3,5% en octubre, respecto al mismo mes de 2022, por el abaratamiento de los carburantes y el menor encarecimiento de los alimentos, según el dato del IPC (Índice de Precios de Consumo) confirmado por el INE este martes. Productos concretos y básicos como el aceite de oliva o el arroz siguen disparados.

La caída de los precios en las gasolineras (el diésel se abarató un 0,3% de septiembre a octubre y la gasolina un 4,4%) y “el mejor comportamiento” de media de los precios en los supermercados —“cuya inflación [interanual conjunta] cayó un punto”, al 9,5%, según destacan desde el Ministerio de Asuntos Económicos—, ha compensado el efecto base de la electricidad, cuyo precio se redujo con fuerza en octubre del año pasado y en este 2023 ha vuelto a sumar a la tasa interanual de inflación general.

El IPC subyacente, que excluye de su cálculo la energía y los alimentos frescos, cae al 5,2%, un mínimo de 15 meses. De esta forma, España se consolida una de las principales economías de la eurozona con una menor inflación y mayor crecimiento.

“Las medidas de política económica adoptadas por el Gobierno están favoreciendo la competitividad de las empresas españolas, la ganancia de cuota de mercado y el aumento del poder adquisitivo de los salarios”, defienden desde el Ministerio de la vicepresidenta primera en funciones, Nadia Calviño.

En septiembre, la inflación repuntó al 3,5% (la tasa en la que se ha quedado este último mes) en una aceleración no vista desde abril, tras moderarse por debajo del 3% desde junio, como se observa en el gráfico. El IPC subyacente o estructural, que excluye los precios considerados más volátiles, cayó entonces al 5,8%. En octubre ha seguido reduciéndose otras 6 décimas.

En los supermercados está el mayor foco de preocupación. La inflación interanual de los alimentos se redujo al 9,5% en octubre, desde el 10,5% septiembre y otro 10,5% en agosto. La evolución del mes pasado es la mejor desde marzo de 2022 y “se debe, en su mayor parte, a que los precios de las legumbres y hortalizas, la leche, huevos y queso, la carne y las frutas han subido menos que en octubre del año pasado”, destaca el INE. En cambio, “cabe señalar, que los aceites y grasas aumentan sus precios más que el mismo mes de 2022”, continúan desde Estadística.

En concreto, el aceite de oliva subió un 6% solo de septiembre a octubre, y dio un salto 73,5% respecto al mismo mes de 2022. La inflación acumulada del 'oro' líquido desde marzo de 2021 es del 150,7%. O lo que es lo mismo, ha multiplicado su precio por 2,5 veces en esta crisis de inflación.

En el cálculo mensual, de septiembre a octubre, fue alarmante la escalada de las frutas frescas o refrigeradas, del 9,5%. Mientras, el arroz subió un 16,6% respecto a octubre del año pasado, los cereales un 15,1%, la carne de porcino un 13,8%, las patatas un 15,9%, al igual que los helados.

Una inflación pegajosa y persistente

La vida en general es un 3,5% más cara que hace un año. Y eso que en octubre de 2022 los precios ya aumentaron un 7,3% respecto a 2021. La inflación está siendo muy pegajosa y persistente, y ha vuelto a repuntar respecto al verano porque se han encarecido los carburantes y la electricidad respecto a los niveles de hace un año, cuando el descuento a los carburantes de 20 céntimos para todos los conductores y el tope al gas consiguió moderar la escalada por el impacto la invasión rusa de Ucrania. Es lo que los expertos definen como efecto base, que en la primera parte de este 2023 favoreció la caída del IPC y ahora actúa al contrario.

Si se observa la evolución de mensual de los precios, en octubre respecto a septiembre, y no la interanual, la vida es un 0,3% más cara. Y, en el cálculo subyacente, el INE recoge una subida mensual del 0,4%.

Las medidas anti inflación

Al final de este año, el Gobierno tiene que decidir si renueva las medidas que están vigentes para aliviar el daño de la inflación a las familias y a las empresas, como el tope al gas, la rebaja de los impuestos a la electricidad o los descuentos en el transporte público.

Recientemente, la OCDE aconsejó al Ejecutivo retirar todas estas medidas para iniciar desde ya un proceso de reducción del déficit (el desequilibrio entre los ingresos y los gastos, tras los shocks de la pandemia y de la crisis de precios), atendiendo, eso sí, a la necesidades de las familias más vulnerables, al cambio climático, a una mayor inversión en educación y al incremento del gasto de pensiones y en sanidad por el envejecimiento de la población.

Por su parte, el BCE paró en su última reunión el ciclo de aumentos del 'precio' oficial del dinero en el 4,5% por la inminente recesión económica en el conjunto de la eurozona (España es una excepción), y concretamente en Alemania. Una estrategia para luchar contra la inflación que comenzó en julio de 2022 y que ha extendido hasta dejar los tipos de interés en máximos de 2001. La pregunta ahora es si es el fin del endurecimiento de esta estrategia, que pasa por encarecer el acceso a la financiación para ahogar la capacidad de invertir de las empresas, de consumir de las familias y de gastar de los Estados y contener así las subidas de precios.

La institución monetaria enfatizó que “está decidida a garantizar que la inflación regrese oportunamente a su objetivo de medio plazo del 2%”, y recalcó que “sobre la base de su evaluación actual, [...] los tipos de interés oficiales del BCE se encuentran en niveles que, mantenidos durante un período suficientemente largo, contribuirán sustancialmente a este objetivo”. La siguiente cuestión es: ¿qué significa “suficientemente largo”? La presidenta del BCE, Christine Lagarde, calificó de “prematuro” este debate.