La Inspección de Trabajo ha abierto una diligencia en la que obliga a Fnac –multinacional francesa especializada en la venta de libros, música y artículos electrónicos– a convertir los contratos temporales –que no respondan a picos de aumento de la producción– en contratos indefinidos antes del 10 de octubre. Esta medida afecta a los empleados de la Comunidad de Madrid y en caso de que la compañía no lo lleve a cabo en el plazo previsto, la Inspección sancionará a la empresa, según recoge la resolución.
El organismo dependiente del Ministerio de Trabajo también exige a la compañía de librerías una nueva evaluación de riesgos ergonómicos. El comité de empresa interpuso una denuncia ante la autoridad laboral tras la preocupación de los trabajadores del departamento de distribución de libros en relación a la manipulación de cargas excesivas. El secretario del comité y representante del sindicato Co.bas, José Luis Solano, señala que “los casos de ansiedad, abatimiento y fatiga son habituales”.
Solano se muestra crítico ante la “pasividad” de Fnac sobre este tipo de riesgos laborales que afrontan sus empleados. El sindicalista explica que los trabajadores han denunciado ante la autoridad laboral que “la empresa no consulta a los delegados la mayoría de las actuaciones en materia preventiva que puedan tener afectación en la seguridad y salud de los trabajadores”, tal y como recoge documentación a la que ha tenido acceso eldiario.es.
Belén (nombre ficticio) ha trabajado en este escenario laboral durante seis contratos temporales. Tiene 37 años y formó parte de la plantilla temporal de la sección de libros del centro de Fnac Callao: “Entre algunos de los contratos no habían pasado ni dos días”, comenta a eldiario.es. Tras finalizar la sexta contratación, comenta que la llamaron a través de una empresa de trabajo temporal (ETT) ofreciéndole un contrato de tres días para el Día del Libro. “Me gustaba mucho mi trabajo pero no las condiciones”, explica.
José, estudiante de 22 años, también encadenó tres contratos temporales. Uno de ellos a través de Fnac, como refuerzo en la campaña de navidad de 2017 y los otros dos –uno de tres semanas y otro de tres días– los suscribió a través de una ETT. “No me gustaban las condiciones pero necesitaba el trabajo”, sostiene.
Belén también fue partícipe de la manipulación excesiva de cargas sin que se especificara previamente en su contrato que iba a realizar ese tipo de funciones. Sufrió una lesión en la espalda mientras transportaba una caja de libros y el médico de la mutua no le concedió la baja, por lo que tuvo que “guardar reposo los dos días libres que correspondían a la semana”.
Solano también denuncia la “dificultad para conciliar vida personal y vida laboral” de los trabajadores de la multinacional. Disponen de seis fines de semana libres al año, tal y como recoge su convenio colectivo. “Esta situación es incompatible para llevar a cabo cualquier proyecto personal”, subraya. Carlos, ex trabajador de Fnac Callao, cuenta que “trabajaba todos los fines de semana a pesar de que el sueldo no era muy alto y las horas festivas las pagaban igual que el resto de días”. Lamenta haber dejado “aparcado” su proyecto personal. Ahora da clases de cine en un pueblo de Castilla-La Mancha.
Fnac, por su parte, declara que la compañía cumple la legalidad vigente y añaden que están trabajando “para dar cumplimiento a los requerimientos de la Inspección de Trabajo”.
La advertencia de Trabajo llega dos meses después de una sentencia de la Audiencia Nacional que condena a la multinacional francesa a indemnizar con 6.250 euros al sindicato Comisiones de Base (Co.bas) por daños morales. Una “sanción por falta grave en su grado máximo” e impuesta por entender vulnerada la libertad sindical al negar el derecho del sindicato a nombrar un delegado.
Desde el pasado mes de junio, el comité de empresa realiza movilizaciones una vez al mes en la puerta del centro de Callao para protestar por las condiciones precarias que “impone” Fnac. Entre sus quejas, explica el delegado de Co.bas, destacan la “alta temporalidad”, los contratos a tiempo parcial y los bajos salarios. A partir de octubre retoman las protestas que durante agosto y septiembre han estado paralizadas.