El secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, seguirá siendo ministro de Fomento. Este político valenciano (Torrent, 1959), maestro de profesión, no es el primero que combina ambas tareas. Uno de sus antecesores, el también socialista Pepe Blanco, era al mismo tiempo vicesecretario general del PSOE. Francisco Álvarez Cascos fue secretario general del PP y a continuación también ocupó esta cartera.
No es casual este doble sombrero. La persona que controla el aparato y las organizaciones autonómicas del partido en el poder es al mismo tiempo quien dirige el “verdadero ministerio territorial” (en palabras del propio Ábalos), desde el que se dirigen las infraestructuras y se controla la obra pública.
Pero frente al perfil duro de Blanco y Álvarez Cascos (a quien llamaban el general secretario), este valenciano se precia de intentar seducir y convencer antes que imponerse por la fuerza. Fuentes cercanas le definen como afable y llano en el trato. Amante de la música latina, es capaz de manejarse con soltura en ambientes muy diversos, aseguran estas personas cercanas, aunque fuera originalmente una persona tímida.
Hijo del torero Heliodoro Ábalos, “Carbonerito”, es escrupulosamente maniático con el orden, y amante de la decoración y el cuidado de las plantas. Inició su militancia política en el Partido Comunista en 1976 y en 1981 se afilió al PSOE.
Padre de cinco hijos, es una de las piezas fundamentales del gabinete de Pedro Sánchez, a quien apoyó cuando se lanzó a las primarias para la secretaría general del PSOE en 2014 y casi nadie le conocía. Ha ejercido de “fontanero” del partido, tratando de apaciguar a los “barones”, en un momento territorial tan delicado como el que se ha generado tras el referéndum de autodeterminación catalán.
A partir de ahora su departamento dejará de llamarse Fomento y pasará a denominarse Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana. No llevará en su título una de las materias más importantes y candentes que maneja, la vivienda. En el pacto de gobierno que se ha firmado para una coalición con Unidas Podemos se recuperan algunos elementos ya pactados en el pasado entre ambas formaciones que por algún motivo no se llegaron a llevar a la práctica. Entre ellos destaca que los socialistas se hayan vuelto a comprometer a limitar las subidas abusivas de precios del alquiler, un freno que los socialistas no quisieron permitir legalmente en las anteriores reformas. Sigue en ejecución el plan de aprobar la puesta en disposición de 20.000 viviendas de alquiler asequible.
También tiene por delante el departamento de Ábalos el importante reto del proceso de liberalización del tren de alta velocidad y la entrada en el mercado de empresas distintas a Renfe. Este proceso, que será efectivo en diciembre de 2020, podría acarrear “una contracción en la oferta asociada al abandono de líneas no rentables y una pérdida de servicios”, según temen los representantes de los usuarios. La semana pasada se anunció el cierre de taquillas presenciales en las estaciones con menos afluencia de viajeros, aunque después se pactó con Teruel Existe postergar la decisión.
La llegada del AVE a Galicia, los proyectos de los corredores mediterráneo y atlántico y los problemas de infraestructuras de regiones como Extremadura estarán también en la agenda de Ábalos.
Los presupuestos de 2019, que no lograron ser aprobados, contemplaban una inversión en infraestructuras de 10.029,69 millones de euros, lo que suponía disparar en un 18,1% la de 8.487 que se programó en las cuentas públicas de 2018. Se trataba del mayor importe inversor para infraestructuras en ocho años, desde los 11.386 millones fijados en los Presupuestos de 2012, en plena crisis.
La inversión en Alta Velocidad ferroviaria se mantenía como primer destino de la dotación programada, dado que supondrá 2.660 millones de euros, mientras que el segundo destino de la inversión en infraestructuras iban a ser las carreteras, con una dotación de 2.328 millones de euros, de la que 998 millones se destinarían a mantenimiento de la red actual.
Cambio de denominación
El Ministerio de Fomento pasa a denominarse Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, como la mayoría de los departamentos gubernamentales con similares competencias y atribuciones en el resto de Europa y en la propia Comisión Europea, donde hay consejos de ministros de Transportes y una Comisaría de Transportes, explica el Gobierno.
Según aseguran, también pretenden adecuarse a una “nueva visión más moderna y coherente con los nuevos desafíos globales sea fácilmente identificable por parte de la ciudadanía y de las administraciones públicas”.
Los principios de la nueva política de movilidad “aluden a la incorporación de los avances propios de la revolución digital al mundo del transporte, a la priorización de la seguridad en la locomoción como condición ineludible y a la progresiva descarbonización del transporte de acuerdo con los compromisos adoptados por el Ministerio para hacer frente a la emergencia climática”, afirma un comunicado del Ministerio.
Se mantienen las competencias de vivienda, “pero yendo más allá, pues se asume que el desarrollo y la ordenación de las infraestructuras de transporte y de las políticas de vivienda incide de manera directa en el desarrollo integral de las grandes áreas metropolitanas, las ciudades medianas y los pueblos de España”.
De acuerdo con este nuevo impulso de las políticas de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana, el departamento que dirige José Luis Ábalos ultima una Ley de Movilidad, que será el reflejo normativo de la mencionada Estrategia de Movilidad Sostenible, Segura y Conectada; así como la primera Ley Estatal de Vivienda de la democracia.