'Juventud en riesgo'. Así se titula un informe realizado por el Consejo de la Juventud de España (CJE) y el Instituto de la Juventud, que alerta de que los jóvenes forman uno de los colectivos más perjudicados en el empleo por la pandemia. La destrucción de puestos de trabajo tras el estallido del coronavirus se cebó con ellos y, por el momento, la recuperación del empleo se ha concentrado en edades más avanzadas. La emergencia ha vuelto a sacar a flote la gran debilidad y precariedad del empleo de los jóvenes, que reclaman al Gobierno medidas para evitar que esta nueva crisis les deje atrás “de nuevo”. Con las heridas aún recientes (y algunas abiertas) de la pasada crisis financiera, que extendieron las menciones a una “generación perdida” de jóvenes y una “juventud sin futuro”, las plataformas juveniles piden al Ejecutivo de coalición medidas que eviten el mismo final.
“Esta crisis ha generado una situación de vulnerabilidad en las personas jóvenes que ya traían una situación muy precaria en las últimas décadas”, destacó Elena Ruiz Cebrián, presidenta del Consejo de la Juventud de España a propósito del nuevo estudio y advirtió de que “la emergencia social exige implementar medidas para no dejar atrás a toda una generación”.
El informe ofrece datos de empleo hasta julio, entre los que destacan que la tasa del empleo se desplomó al 33,5%, la de paro aumentó al 30% y la tasa de actividad retrocedió “hasta cotas nunca vistas en la última década: del 54,2% del pasado año al 47,9% actual”. El estudio insiste en que estos datos no solo son peores que los de las franjas superiores de edad, sino que además han empeorado más en esta crisis. La tasa de empleo cayó 7 puntos porcentuales, respecto a los “3,5” de la franja de edad de mayores de 30 años, por ejemplo. La tasa de actividad cayó seis puntos, el doble que la de los mayores de 30 años, que quedó en el “77,6%”.
Las cifras más recientes de cómo avanza el empleo, tras la hecatombe de marzo y abril, evidencian que los jóvenes se están quedando atrás en la recuperación. “Se destruyó en un primer momento más empleo joven, mientras que la recuperación ha beneficiado a los tramos más sénior”, reconocía el secretario de Estado de la Seguridad Social, Israel Arroyo, en su presentación de los datos de septiembre.
Entre el 12 de marzo y el 30 de abril, se destruyeron unos 590.000 empleos de trabajadores entre 16 y 39 años (la franja de edad de jóvenes que destacó la Seguridad Social), mientras que otros 360.000 empleos perdidos correspondían a personas de más de 40 años. De mayo a finales de septiembre, las tornas se invierten: se recuperaron 309.000 empleos de mayores de 40 años y solo 138.000 de trabajadores hasta esa edad. El balance: el grupo más joven solo ha recuperado el 23% del empleo perdido, mientras que los mayores de 40 ya han restituido el 87%.
El estudio 'Juventud en riesgo' destaca además que este verano ha sido especialmente duro para los jóvenes, que suelen beneficiarse de contrataciones estacionales en la hostelería, el comercio y el turismo, pero que este año no se han producido en muchos casos. Si se echa la mirada atrás un año, la fotografía que deja septiembre de 2020 es la de una mayor pérdida de empleo entre los trabajadores más jóvenes: de 16 a 19 años (-31% afiliados), entre 20 y 24 (-12%), entre 25 y 29 años (-6%), entre 30 y 34 años (-5%).
Las plataformas juveniles proyectan además sus miedos sobre el final de la protección de los ERTE, ya que advierten de que están concentrados en sectores con muchos trabajadores jóvenes y temen que parte de esos puestos de trabajo no se lleguen a recuperar pasados los expedientes. “La crisis actual amenaza con impactar con mayor severidad en aquellos sectores no esenciales y de baja productividad tradicionalmente asociados a la empleabilidad joven con lo que, cuando finalicen los ERTE, la dinámica de despidos asociada a los contratos precarios de las personas jóvenes puede poner en peligro la empleabilidad de más de la mitad de la juventud española”.
Baja la temporalidad, pero esconde una mala noticia
La pandemia ha dejado otro efecto en el empleo juvenil que puede parecer positivo, pero no lo es. La tasa de temporalidad de los jóvenes (trabajadores temporales sobre el total) se “sitúa por debajo del 50% por primera vez desde 2014”, destaca el estudio. Sin embargo, más que a una mejora de la calidad del empleo se debe a la enorme destrucción de puestos de trabajo temporal durante la crisis por la pandemia. En las crisis, el empleo temporal es el primero que se destruye y los jóvenes se ven más afectados por esta situación por la gran incidencia del trabajo temporal.
Así, la temporalidad se ha reducido del 85% al 77% entre los jóvenes de 16 a 19 años, según los datos de la EPA del segundo trimestre del año, del 65% al 61% entre los trabajadores entre 20 y 24 años y cayó del 44,7% al 41,5% entre los empleados de 25 a 29 años.
Eurofound, agencia tripartita de la UE que facilita información y asesoramiento sobre política social y laboral, también ha destacado recientemente a los jóvenes como un colectivo especialmente afectado por la pandemia, como el grupo con peor indicador de bienestar mental tras la irrupción del coronavirus, con mayor riesgo de depresión y mayor sensación de estrés
El Consejo de la Juventud reclama al Gobierno “garantizar el acceso al ingreso mínimo vital de las personas jóvenes”, ya que la edad para solicitarlo es a partir de los 23 años (salvo excepciones), poner en marcha un Plan de Choque por el Empleo Joven e impulsar la formación, en grandes líneas, y que las medidas se trabajen “de manera coordinada con las organizaciones juveniles”. La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha anunciado que el Gobierno presentará iniciativas sobre empleo juvenil en los próximos días, así como una transformación de las políticas activas de empleo para mejorar la inserción laboral de las personas desempleadas.