El grupo francés Lacoste ha tomado el control de su negocio en España tras cerrar un acuerdo con la familia Basi para la adquisición del cien por cien de la sociedad Basi, que gestiona la distribución de la marca en el país.
La enseña, presente en España desde 1962 a través de su asociación con Basi Group, desarrolla sus actividades en este mercado a través de una red de distribución de más de cien puntos de venta en tiendas, “outlets”, grandes almacenes, comercio electrónico y espacios en aeropuertos, estaciones o puertos.
Lacoste enmarca la adquisición de Basi en la estrategia de “premiumización” del grupo, que implica la toma de control de la mayoría de sus canales de distribución en todo el mundo.
“En este marco, nos complace adquirir esta filial en España para prolongar y acelerar nuestras inversiones ya iniciadas por Basi Group”, afirma en un comunicado el presidente de Lacoste Holding, Thierry Guibert, que agradece “afectuosamente” a la familia Basi su labor en el desarrollo de la marca del cocodrilo desde hace más de cincuenta años en España.
Lacoste, que creó su famoso polo en 1933, está actualmente presente en 120 países de todo el mundo, cuenta con una plantilla de unas 10.000 personas y el pasado año facturó 2.000 millones de euros.
Por su parte, el grupo Basi, presidido por Nuria Basi, representante de la segunda generación de la familia fundadora, es el mayor distribuidor de moda de la Península Ibérica, con más de 450 empleados y unas ventas de 70 millones de euros en 2015.
La firma, con sede en Badalona (Barcelona), distribuye actualmente las marcas de moda Armand Basi, Lacoste, Nautica y Cole Haan en España y Portugal.
Pese a pasar a manos de Lacoste, Basi Group seguirá gestionando las marcas Armand Basi, Nautica y Cole Haan y tiene previsto ampliar su portafolio de distribución de marcas en Europa.
En un principio, el acuerdo entre Lacoste y Basi contemplaba la producción y distribución de la marca francesa en el mercado español, pero en 2013 el grupo galo decidió dejar de fabricar en España para unificar sus colecciones en todo el mundo.
Esta decisión supuso el despido de más de un centenar de empleados de Basi, que entonces contaba con una plantilla de unos 500 trabajadores.