Nuevo cambio en la cúpula de Unicaja. Unos meses después de que Manuel Menéndez dejara de ser el consejero delegado de la entidad, este viernes ha sido el turno del histórico banquero Manuel Azuaga. El directivo ha anunciado al consejo que deja su asiento en el órgano de dirección del banco y, por tanto, la presidencia del grupo. Su salida, esperada, llega después de dos años turbulentos para la entidad tras la fusión y la crisis de gobernanza.
De este modo, ya no queda ninguno de los dos rostros visibles de Liberbank (Menéndez) y Unicaja (Azuaga) cuando se cumplen dos años de la unión de este banco. El banco ha activado ahora el “plan de sucesión” para buscar un sustituto que lidere el consejo de la sexta entidad del país.
Azuaga ha informado a la entidad de que considera cumplido su mandato en el banco tras “culminar en todos sus aspectos la fusión con Liberbank, finalizado el periodo transitorio previsto en la misma, así como culminados distintos procesos en el ámbito de la gobernanza de la Sociedad”. La salida de Azuaga no ha sido una sorpresa ya que se esperaba que tras los dos primeros años tras la fusión hubiera un nuevo reparto de poderes.
El banquero ha estado presente en Unicaja desde su nacimiento como banco en 2011, pero tenía una larga carrera en el sector financiero desde mediados de los años ochenta. Entre 2004 y 2008, Azuaga dejó el sector bancario para ser presidente de la compañía pública Aena. Fueron los únicos años en los que interrumpió su relación con Unicaja, que comenzó a comienzos de los noventa. Anteriormente fue directivo de la Caja de Ahorros de Antequera.
Unicaja y Liberbank sellaron su unión a finales de 2020, aunque se hizo efectiva en 2021. Ambos bancos ya trataron su unión años antes, pero se truncó. La nueva alianza nació con una debilidad en el acuerdo sobre el reparto de poderes internos entre los dos bancos, lo que acabó precipitando una de las batallas de gobernanza más importantes que se han vivido en el sector bancario desde la pasada crisis financiera.
Esta batalla culminó con dos salidas precipitadas. La primera fue la de Braulio Medel, presidente de la Fundación Unicaja, primer accionista del banco. Esta salida fue presionada por el Gobierno y el BCE, ante un problema que arrastraba el banco en cuanto a la elección de los consejeros. La segunda fue la de Menéndez, antes del verano. Con la salida ahora de Azuaga, acaba una saga de banqueros que han marcado durante décadas el devenir de esta entidad y sus predecesoras.
A ello se ha sumado en las últimas semanas el movimiento accionarial que, a buen seguro, tendrá impacto en los próximos meses en la composición del consejo de administración de la entidad. Entre estos movimientos destaca el de Tomás Olivo, una de las mayores fortunas españolas, que ha sellado recientemente el aumento de su participación hasta el 9%, convirtiéndose en el segundo mayor accionista del banco.