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El despido de una sindicalista de CNT por Médicos Sin Fronteras reaviva las denuncias de represalias en la ONG

Regina, captadora de socios de Médicos Sin Fronteras, fue despedida el mes pasado tras 12 años como empleada en la organización humanitaria en Madrid. La ONG argumenta el despido porque la trabajadora no era “sostenible” debido a sus resultados, pero el sindicato CNT, del que forma parte Regina, denuncia que se trata de “otro caso de represión sindical” en la entidad. La organización anarcosindicalista recuerda que en Galicia tienen otros ocho casos similares denunciados, de momento sin éxito, y Comisiones Obreras también ha recurrido ante los tribunales la salida forzosa de otros cuatro sindicalistas en la misma comunidad autónoma.

Tras más de 12 años como trabajadora de la organización humanitaria, una de las empleadas más veteranas en la tarea de captación de socios de Médicos Sin Fronteras (MSF), Regina recibió en febrero un expediente contradictorio en el que se explicaba la intención de la empresa de extinguir su contrato por sus resultados de trabajo. Fuentes de la ONG sostienen que “dados los resultados de esta persona y resto del equipo, objetivamente, no era sostenible para la organización”.

Desde la ONG, argumentan a eldiario.es: “nos duele extinguir el contrato de una compañera de tanto tiempo en la organización, pero en captación de fondos tenemos que recoger recursos para financiar proyectos. Siempre tenemos que garantizar un retorno”.

La versión de lo sucedido de CNT es muy distinta. Desde la sección sindical en MSF Madrid rechazan que las causas económicas argumentadas en el despido disciplinario sean la motivación real del despido. “Regina lleva varios años con resultados muy similares a lo que estaba haciendo como delegada sindical”, apuntan, “alegamos que es un tema de represión sindical”. La sección de CNT fue creada el pasado abril y cuenta con “tres rostros visibles”, de los que Regina es la única que estaba trabajando, porque las otras dos compañeras se encuentran de baja. 

Fuentes de la organización anarcosindicalista achacan el despido al aumento de la actividad sindical de CNT en la capital desde el verano, con una protesta informativa sobre abusos laborales en un acto con socios, por ejemplo, y una demanda presentada el pasado noviembre en la que se denuncia una cláusula de objetivos mínimos en los contratos de captadores de socios.

Esta cláusula, con efectos disciplinarios que pueden dar lugar a la extinción del contrato de trabajo, ya ha sido anulada por el Tribunal Superior de Justicia de Galicia por considerarla abusiva, debido a que impone unos mínimos de captación en el número de socios y en la cuota que abonan “de imposible cumplimiento” para los trabajadores, entre otros motivos. La ONG recurrió la sentencia ante el Tribunal Supremo y está pendiente de que el alto tribunal resuelva.

Fuentes de Médicos Sin Fronteras (MSF) niegan con rotundidad que el despido de Regina tenga que ver con su vinculación sindical: “Están faltando a la verdad, en MSF respetamos la libertad sindical de nuestros trabajadores, no tenemos ningún problema con ello”. Sobre este último despido y el de los 12 sindicalistas de CCOO y CNT en Galicia, en la ONG aseguran que todos tienen que ver con criterios objetivos ligados a su trabajo, no a su relación con estas dos organizaciones sindicales.

12 sindicalistas han denunciado en Galicia

La salida de Regina ha reavivado de nuevo las denuncias de las organizaciones de trabajadores contra la organización humanitaria por los despidos de sindicalistas en Galicia a finales de 2017 y durante 2018. Ángela Serantes era captadora de socios de MSF en Galicia y delegada de CCOO en el comité de empresa. Al igual que otros tres miembros del sindicato dirigido por Unai Sordo, fue despedida por la ONG y “aún estamos pendiente del juicio”, explica a este medio la trabajadora.

Los despidos de los empleados vinculados a CCOO en Galicia también están justificados sobre el papel por cuestiones económicas, afirma Ángela Serantes, pero el sindicato considera que esconde una vulneración de la libertad sindical. Esta trabajadora llevaba cuatro años empleada en MSF y fue despedida en febrero de 2018, “al mes y medio de tomar el acta como delegada sindical, por no alcanzar los objetivos mínimos de captación cuando no los había cumplido tampoco antes”, apunta.

En CNT Galicia cuentan ocho trabajadores despedidos vinculados a su organización, aunque en uno de los casos se trata de la denegación de retorno de un empleado tras tomarse una excedencia. Jesús Gil es uno de ellos y explica que, después de que el sindicato interpusiera el conflicto colectivo contra MSF en Galicia por la cláusula de objetivos mínimos de los contratos de captación, “nos pudieron una diana, fuimos cayendo poco a poco”.

Uno de los despidos se argumentó por “indisciplina de un chaval, por mala conducta con sus jefes, cinco trabajadores salieron de golpe con la supresión de dos equipos de captación por cuestiones técnicas y organizativas, luego hubo un despido encubierto en el caso de la persona que había pedido la excedencia y en mi caso me echaron por una supuesta disminución voluntaria del rendimiento”, cuenta Gil.

El sindicalista de CNT tiene en los próximos días el juicio que analizará su despido en primera instancia, aunque por el momento los casos de sus compañeros que han sido analizados por estos tribunales han fallado a favor de la ONG respaldando los despidos. “Hemos recurrido, hay casos en el Supremo y en el Constitucional”, afirma Gil.

La protección de los cargos sindicales

Un delegado sindical que ha sido elegido por los trabajadores como su representante frente a la empresa, como el caso de Ángela Serantes (CCOO), está especialmente protegido frente al despido por el Estatuto de Trabajadores, para evitar una extinción del contrato que esté relacionada con su actividad sindical. Por ejemplo, con la obligación de abrir un expediente contradictorio previo al despido en el que el afectado tiene la oportunidad de ser escuchado, así como otros miembros del comité de empresa, para intentar rebatir los argumentos de la empresa. 

En cambio, dado que CNT no concurre a elecciones sindicales y basa su estrategia en las acciones dentro de sus secciones sindicales, sus portavoces y cargos –como Regina y Jesús Gil– “no cuentan con las mismas garantías que un representante sindical”, explica Ana Belén Muñoz, profesora de Derecho del Trabajo de la Universidad Carlos III de Madrid.

Aun sin estas garantías específicas, estos cargos sindicales de CNT y cualquier afiliado a un sindicato que no ostente un cargo de representación también pueden recurrir un despido si consideran que está vinculado a su actividad sindical, como una vulneración de su derecho fundamental a la libertad sindical.

Mientras la justicia resuelve si estos despidos están justificados o si se tratan de represalias a la actividad sindical de los afectados, las acusaciones cruzadas entre las partes continúan. Fuentes de MSF subrayan que estas denuncias “nos duelen mucho como organización humanitaria” y reconocen que están preocupados y desearían “que cuando MSF salga en medios sea por su trabajo en Siria, Yemen o República Centroafricana” y no por estas acusaciones que consideran falsas.

La preocupación la comparte Ángela Serantes, pero en otro sentido. “No entiendo que una organización que reivindica los derechos humanos allá donde trabaja no apoye los derechos básicos laborales aquí. Es algo que nos sorprende. Somos afortunados por cómo trabaja la ONG en el terreno humanitario, pero nos da rabia cómo trata a los trabajadores que consiguen su financiación”.