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Montoro crea un 'falso' tipo mínimo para justificar una rebaja fiscal que mima a las rentas más altas

450 euros. Esta será la cuantía que tributará al tipo mínimo del 19% en el IRPF de prosperar en los términos que fue presentada este viernes la propuesta de Reforma Fiscal planteada por el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. No existen precedentes en la historia tributaria española y no parece haberlos tampoco en la fiscalidad internacional sobre un tramo de esta naturaleza, que abarque una cantidad tan ridícula de afectados por un impuesto.

En el esquema actual del Impuesto sobre la Renta, el primer tramo de ingresos, el que tributa a un tipo impositivo más bajo, que en la actualidad es del 24,75%, se extiende entre los 0 euros y los 17.770,20 euros. Esto no significa que una persona que en un año tenga unas rentas de 8.000 euros esté obligada a entregar a Hacienda el 24,75% de sus ingresos, sino que una vez superados los rendimientos del trabajo mínimos a partir de los cuales la ley entiende que hay obligación de aportar recursos al bienestar común esos primeros 17.770,20 euros de ingresos pagarán al Fisco un 24,75%.

“A día de hoy los contribuyentes que ganan menos de 11.100 euros al año no pagan ya prácticamente IRPF por el efecto conjunto de los mínimos personales y familiares”, explica el profesor de Economía Aplicada de la Universidad Rey Juan Carlos, Santiago Díaz de Sarralde.

En función de las circunstancias familiares y personales que pueden ampliar aún más la parte de los ingresos que está exenta, por encima de esa cuantía y hasta los 17.770,20 euros sí se aplica ese tipo del 24,75%. Es decir, que el tipo acaba aplicándose de forma más o menos automática a los primeros 6.000 euros de rendimientos que superen esos mínimos vitales, una circunstancia en la que se encuentran más de cuatro millones de contribuyentes, según las estadísticas oficiales del Ministerio de Hacienda.

Este es el modo en que ha venido funcionando el IRPF desde hace lustros. Hasta la Reforma Fiscal de Cristóbal Montoro. Según la presentación realizada en el Consejo de Ministros, la intención del ministro de Hacienda es crear un nuevo tipo mínimo del 19%, al que tributarían las rentas del trabajo inferiores a 12.450 euros.

Se podría pensar que se trata de una potente rebaja de impuestos para las rentas más bajas y así se proclama en la presentación entregada a los medios por el Ministerio de Hacienda, que subraya que el tipo mínimo se reduce del 24,75% al 19% en 2016, por debajo también, recalca la nota de prensa, del 24% al que tributaban esas rentas en la era Zapatero.

El caso es que el asunto tiene truco. Según ya anunció el Gobierno y confirmó el ministro Montoro en la presentación de este viernes, la intención del Ejecutivo es elevar los mínimos personales y familiares para que los contribuyentes con una base imponible inferior a 12.000 euros no tengan que pagar ni un solo céntimo por IRPF.

“Nos encontramos, por tanto, con un tramo de impuesto que sólo se aplicará a 450 euros”, señala Santiago Díaz de Sarralde. Un truco que parece únicamente ideado para poder incluir un párrafo en una nota de prensa pues su efectividad real será inapreciable. En la nota, Hacienda señala que el tipo medio aplicable a las rentas de 12.000 euros pasará del 2,27% al 0%. Una rebaja nimia.

Díaz de Sarralde matiza que la efectividad real de ese tramo dependerá también de la decisión que finalmente adopte el Gobierno en relación a la reducción por rendimientos del trabajo, aunque su recorrido sería en todo caso más bien limitado

Las rentas altas, beneficiadas

Las rentas altas, beneficiadasSin duda, incomparable en su cuantía con la que disfrutarán, por ejemplo, las rentas superiores a 300.000 euros, que si la reforma del Gobierno continúa adelante sin enmiendas pasarán en los próximos dos años de tributar al 52% a hacerlo al 45%. Si tenemos en cuenta que la liquidación media en este tramo está en el entorno de los 100.000 euros, el ahorro fiscal podría rondar los 3.000 euros.

Prácticamente todas las rentas que presentan una base imponible superior a los 60.000 euros obtendrán una cuantiosa ventaja fiscal en el nuevo marco ideado por el Ministerio de Hacienda respecto al inmediatamente anterior, que el Ejecutivo aprobó con vocación de suprimirlo a los dos años de vigencia.

Si echamos la vista un poco más atrás, a la última etapa de la era Zapatero, es cierto que las rentas de entre 53.000 y 120.000 euros, que en 2011 tributaban al 43% y al 44%, van a acabar este vorágine de cambios fiscales en el IRPF con un tipo superior: del 45%.

Ganadores y perdedores

Puestos a buscar ganadores y perdedores. Entre los primeros, además de las rentas altísimas, que dejarán de soportar uno de los tipos de Impuesto sobre la Renta más elevados del mundo -entiéndase aquí sobre las rentas del trabajo- nos encontramos a los contribuyentes con bases imponibles de entre 53.000 y 60.000 euros, un segmento formado por poco más de 300.000 contribuyentes al que ahora correspondía un tipo marginal del 47%, que en 2011 ya pagaba un tipo del 43% y al que la reordenación de tarifas propuesta con Cristóbal Montoro dejaría ahora con un tipo impositivo del 39% en 2015 y del 37% en 2016.

¿Qué tiene de especial este segmento? Que en él se mueve buena parte de los altos cargos de Gobierno, comunidades autónomas y grandes municipios, así como diputados y senadores, salvo que acumulen un segundo sueldo por funciones en el partido u otro tipo de actividades.

Se beneficia, asimismo, a las rentas mileuristas, las más habituales en los nuevos puestos de trabajo que ofrece hoy día el mercado laboral español, que si en 2011 se movían en un tipo impositivo del 28% a partir de 2016 disfrutarían de un tipo del 24%.

El palo, como ha recordado la Organización de Inspectores de Hacienda del Estado, viene para el núcleo central de contribuyentes que sostienen la recaudación del IRPF. Ese 20% de declarantes que suponen el 25% de las bases imponibles del impuesto y también una cuarta parte de la recaudación real por IRPF.

Se trata de los trabajadores con una nómina de entre 30.000 y 45.000 euros brutos, que prácticamente no verán rebaja alguna respecto a los impuestos que pagan ahora y que verán como su fiscalidad se incrementa del 28% al 30% como consecuencia de la crisis. Es posible que ese efecto subida se vea matizado por el ensanchamiento de los mínimos personales y familiares y las reducción por rendimientos del trabajo que prevé el Ejecutivo, pero en cualquier caso volverán a ser los maltratados de la rebaja fiscal del Gobierno.