Alrededor de los récords de llegadas y del incremento de los alquileres turísticos mediante plataformas online como Airbnb o Homeaway se está creando todo un ecosistema de negocios para los propietarios que quieren poner su piso en alquiler. Estas compañías ofrecen servicios que van desde la gestión completa del apartamento pasando por servicios específicos como la entrega de llaves, la limpieza o la posibilidad de realizar la compra para rellenar la nevera.
El negocio reside en cobrar un porcentaje sobre lo que ganan los propietarios por el alquiler de su piso, este puede variar entre el 15% o el 20% de los ingresos mensuales, mientras que si realizan un servicio concreto suelen cobrar un precio fijo.
La rentabilidad que ofrece el alquiler –del 4,4% según los datos del cuarto trimestre del Banco de España– hace que se convierta en una opción atractiva para los propietarios, que ven mayores posibilidades de ingresos en el vacacional ligado a una alta rotación de inquilinos. Esto conlleva tener que entregar y recoger llaves más a menudo, un mayor número de tareas de limpieza y el trabajo de gestionar las reservas. Al calor de estas actividades está creciendo el negocio de empresas y particulares que se dedican a la gestión profesional de apartamentos.
Friendly Rentals, fundada en 2003, ofrece servicios en una veintena de ciudades como Barcelona, Madrid, Lisboa, París, Miami o Buenos Aires. “Nos especializamos en la gestión integral de los apartamentos, es decir, el propietario nos cede la exclusividad de su apartamentos y nosotros hacemos toda la gestión por él. Para ello seleccionamos individualmente los apartamentos con los qué trabajar (no todos tienen la suficiente calidad para el alquiler vacacional) y contamos con oficina en todas las ciudades en las qué operamos, con equipos de atención al cliente, mantenimiento y limpieza para poder brindar un servicio profesional”, señala Carlos Molinet, director de marketing de la compañía.
Estas empresas hacen una asesoría tan integral que incluso hacen auditorías al interiorismo de las casas y aconsejan qué muebles comprar.
Saber poner el precio es determinante
Algunas empresas son más nuevas y han nacido tras el auge de Airbnb. Este es el caso de Hostmaker, una startup que nació en 2014 y levantó una ronda de financiación de dos millones de dólares en 2015. “Cobramos una comisión del 20% sobre los ingresos mensuales”, apunta Beatriz Ribeiro, business development de Hostmaker en Barcelona, una de las cuatro ciudades en las que funciona.
Ribeiro explica que cuentan con especialistas en revenue management (la gestión para fijar las tarifas), que vienen de trabajar en hoteles. “Vemos que con nuestra estrategia de precios los propietarios consiguen maximizar su rentabilidad”, añade.
Rentalia, el portal de alojamientos turísticos de idealista, también ha lanzado su propia herramienta de gestión a apartamentos con dos versiones diferentes. Por un lado ofrecen un servicio de reservas enfocado a publicar los anuncios, gestionarlos y ofrecer un servicio de asesoría, y por otro un servicio de gestión integral donde además de esto se incluye un servicio de check-in y check-out y de limpieza. La comisión que cobran por el primer servicio es del 15% en el primer caso, mientras que en el segundo es del 30%.
“Asesoramos inicialmente al propietario en todo el complicado proceso burocrático de obtención de licencia turística, pero no nos quedamos ahí. Ayudamos en la toma de decisiones sobre precios, muebles, decoración o pequeños detalles para hacer que el viajero repita”, apunta Almudena Ucha, directora de Rentalia. “En cuanto a la promoción del alojamiento, buscamos las plataformas que más se adapten a la duración de la estancia que quiere el propietario e incluso contamos con una cartera de viajeros que poco a poco se va ampliando”, añade.
Hace año y medio, Guillermo Martínez y tres socios crearon su compañía Minty Host dentro de la incubadora del IE Business School, Area 31, con el objetivo de gestionar de forma completa los alojamientos turísticos por una comisión del 20% de la reserva. “Orientamos un poco a los clientes sobre qué pueden hacer con el piso cuando vienen a vernos. Porque no todas las viviendas tienen las condiciones necesarias para una vivienda turística. Ni cualquier tipo de viviendas son aptas para viviendas turísticas”, apunta Martínez.
La necesidad de contar con una oficina en las ciudades donde se opera hace que en muchas ocasiones las empresas actúen normalmente solo en ciudades muy turísticas, en España, destaca el caso de Barcelona, o se localicen en zonas concretas, como puede ser la Comunidad Valenciana. Precisamente, la concentración de pisos turísticos en algunas ciudades ha generado fuertes conflictos vecinales. En España, el caso más acusado es el de Barcelona mientras que en Europa hay otras ciudades como Ámsterdam o París donde también han vivido situaciones de tensión.
En este contexto, estas empresas piden las licencias turísticas de los apartamentos para su gestión. En algunos casos, ofrecen asesoría sobre estos trámites o les recomiendan empresas o despachos de abogados que puedan hacerlo.