La especulación inmobiliaria y los nuevos modelos de trabajo abonan el terreno para el boom de los 'coworking'

En un edificio de ladrillo visto, que antiguamente fue una central eléctrica, varios trabajadores comienzan su jornada en pequeñas oficinas con paredes de cristal. En la planta inferior un amplio espacio abierto acoge la cafetería, varias salas de reuniones, cabinas para videoconferencias y sofás. Instalaciones con aspecto de empresa tecnológica que están en un edificio situado entre el Palacio Real y Madrid Río. Lo peculiar es que estos casi 1.600 metros cuadrados no son las oficinas de una gran empresa, sino que son compartidas por emprendedores o pequeñas firmas. La firma Spaces  –propiedad de la multinacional International Workplace Group, también dueña de la empresa de oficinas Regus– es una de las últimas grandes compañías que ha llegado a España apostando por el negocio del coworking

El sector inmobiliario vuelve a captar el interés de los inversores. No es solo el residencial, son también oficinas, locales comerciales o espacios logísticos que vieron como se desplomaban sus precios durante la crisis y ahora han comenzado a despertar. La última parte de este negocio son las oficinas compartidas. Entre los últimos movimientos está la venta de la empresa de coworking utopic_Us a la inmobiliaria Colonial, la apertura de dos centros Spaces o la llegada de la firma estadounidense WeWork a Madrid.   

El último informe de la firma Cushman & Walkfield apunta que entre enero y septiembre la inversión en oficinas se ha casi quintuplicado respecto al mismo periodo de 2016. En total, se han movido 1.447 millones de euros en Madrid y 816 millones en Barcelona. Estos analistas señalan que desde 2014 son los fondos internacionales institucionales y las socimis los protagonistas de estos movimientos y añaden que el comportamiento a futuro de la inversión “seguirá fuerte”. Todo esto son cifras anteriores a la crisis catalana, que habrá que ver si afecta a este mercado y cómo lo hace.

Fondos internacionales

No es la única operación de este tipo. La estadounidense WeWork también acaba de abrir un espacio en Madrid, concretamente en el Paseo de la Castellana, 43, en un edificio propiedad de Colonial. WeWork nació en 2010 en Nueva York y acumula fuertes inversiones de actores internacionales. La última, llevada a cabo en agosto, supuso una inyección millonaria del banco japonés Softbank. Tras esta última ronda de financiación, la valoración de la empresa se sitúa en los 20.000 millones de dólares, lo que la sitúa en el quinto puesto de las startups más valoradas. Unas cifras que muestran el interés que hay en el sector después de que Blackstone comprara a su rival británico The Office Group por 500 millones de libras. 

Las inmobiliarias patrias también están mostrando interés en los coworkings. Más allá de que Colonial sea el casero del edificio de oficinas de WeWork, la inmobiliaria acaba de comprar la participación que hasta ahora tenía la plataforma de financiación participativa La Bolsa Social en el coworking Utopic_Us . En una operación anunciada esta semana, la plataforma anunció su venta con una rentabilidad del 81%. 

Utopic_Us nació en 2010 con un local de dos plantas y de 1.000 metros cuadrados en el centro de Madrid. Al año siguiente, en septiembre de 2011, abrieron otro nuevo espacio de otros 1.000 metros cuadrados y en julio de 2013 abrieron su tercer espacio. Frente a estas dimensiones, los locales de Spaces no bajan de los 4.000 metros cuadrados, explican desde la compañía. 

Cambio de hábitos 

Más allá de las oficinas tradicionales, los inversores internacionales están entrando en esta nueva tipología de oficinas. Philippe Jiménez, responsable de Spaces en España, cita varios factores por los que se produce este cambio. Entre ellos, la tecnología, el cambio de mentalidad, la preocupación por el medio ambiente o la forma de concebir el espacio de trabajo que tienen las nuevas generaciones como los millenials. “Las personas necesitan un espacio agradable para trabajar, sentirse como en casa y relacionarse con otras personas o con otras empresas”, apunta.

Explica que la empresa tiene actualmente uno de estos grandes espacios en Madrid y otro en Barcelona. La compañía espera cerrar este año con 5 centros en España y un total de 18.400 metros cuadrados. 

Algo con lo que coincide Giulio Limongelli, director de ventas de WeWork para Europa e Israel, que explica a eldiario.es que en 2020, esta generación supondrá el 50% de la fuerza de trabajo a nivel global. “Los valores de esta generación están cambiando los patrones de consumo y el modo en que la gente de todos los lugares geográficos trabaja y vive”, apunta. “La gente joven está más ligada a la idea de ser parte de una comunidad, tanto online como fuera de la red”, dice. 

Al cambio en la concepción de los espacios de trabajo se suman un ahorro de costes, dado que por ellos se paga un precio fijo que incluye los gastos de luz, agua o internet. A esto se suma la posibilidad de generar sinergias con otras empresas que se pueden encontrar en el mismo espacio, junto con los talleres o clases que se organizan en las zonas comunes.