Apenas 24 horas después de que se diera a conocer la renuncia de José Manuel Soria a su nombramiento como director ejecutivo en el Banco Mundial, el Gobierno ya anunciaba su sustituto. Esta celeridad, impuesta por la institución con sede en Washington, refuerza las dudas sobre la transparencia y el concurso de méritos que supuestamente llevaba aparejado este nombramiento.
Según explican desde Economía, la comisión de evaluación encargada de “asesorar al secretario de Estado” para designar el puesto se volvió a reunir y escogió al “segundo mejor currículo presentado”. Este resultó ser el de Fernando Jiménez Latorre, también compañero de Soria y de Luis de Guindos en la promoción de técnicos comerciales del Estado de 1984.
Latorre estaba desempeñando hasta ahora el cargo homólogo en el Fondo Monetario Internacional, también con sede en Washington, y se le había adjudicado seguir a partir de noviembre en la misma organización pero en el puesto de director alterno (un escalafón más abajo).
Según aseguran desde Economía, Latorre había solicitado los dos cargos, el que se le concedió a Soria y el que se llevó en el FMI. Por eso la Comisión pudo elegir rápidamente al “segundo mejor”. Nada se sabe de la candidatura de Alberto Nadal, secretario de Estado de Energía y número dos de Soria en el Ministerio, que también se había presentado al cargo y que ha salido trasquilado en toda esta operación.
En la Comisión de Evaluación que se reunió de forma urgente para decidir el nuevo nombre están la Secretaría de Estado de Comercio, la Secretaría General del Tesoro, la Dirección General de Análisis Macroeconómico y Economía Internacional y la Dirección General de Política Económica. Aunque son funcionarios, todos estos cargos han sido nombrados directamente por Luis de Guindos. Y da la casualidad de que en este momento están desempeñados por tecos.
La rapidez con la que se ha solventando la renuncia de Soria ahonda en las contradicciones del Gobierno sobre que Soria se había presentado a un concurso. Ni la convocatoria se hizo pública, ni se han aplicado baremos ni explicado los criterios para conceder la plaza. Una plaza que se convoca sin reserva de plaza para el cuerpo al que pertenecen los que la otorgan y que ni siquiera considera imprescindible ser funcionario.
Lo cierto es que la plaza es de “libre designación” y aunque el cargo no es político la designación termina siéndolo. Es el ministro de Economía de cada país el que debe proponer un candidato al Banco Mundial que ya está en pleno proceso de votaciones de las candidaturas que se votarán hasta el próximo 7 de octubre.