La mayoría de países asiáticos, sobre todo China, han dejado de ser el maná del que disfrutaban las grandes multinacionales europeas del sector del lujo. Nombres como Louis Vuitton, Gucci y Burberry ya no van subidos a la ola de un mercado donde los consumidores abrazaban las marcas de alta gama si el poder adquisitivo se lo permitía. Este paso atrás no solo tiene impacto en las cuentas de resultados de estos gigantes empresariales, sino que también se ve a nivel local, porque va a traducirse en despidos.
Ese tijeretazo ya lo está haciendo Louis Vuitton Moët Hennessy (LVMH) con un recorte del 10% de los empleos de Sephora en China, marca que cuenta con 4.000 personas en plantilla. La cadena de cosméticos tiene cerca de 300 establecimientos repartidos por todo el país y no está cumpliendo con las expectativas de crecimiento que esperaba alcanzar la compañía francesa. “En respuesta al desafiante entorno del mercado y para asegurar nuestro crecimiento futuro en China, Sephora está racionalizando su estructura organizativa para garantizar que tengamos las capacidades adecuadas para un crecimiento sostenible a largo plazo”, justifica la empresa a la agencia Bloomberg.
Detrás de esta decisión está, sobre todo, una economía china que ha pisado el freno. En el segundo trimestre del año, el Producto Interior Bruto del gigante asiático creció un 0,7%, según los datos que publica la Oficina Nacional de Estadística de China, cuando en el primer trimestre el crecimiento del PIB llegaba al 1,6%.
LVMH habla de un entorno “desafiante”, sin concretar por países, que ya se ha hecho sentir en sus resultados. La multinacional controlada por el multimillonario Bernard Arnault, la persona más rica del mundo según Forbes, tiene bajo su paraguas marcas como Dior, Kenzo o Loewe. Entre enero y junio, su beneficio se redujo un 14% –aunque llegó a los 7.267 millones de euros– y señala una caída de sus ingresos en el conjunto de Asia (excluyendo Japón) de más del 12%. En los tres primeros meses del año, esa facturación ya se resintió, pero menos, un 6%.
LVMH habla de un “entorno geopolítico y económico que siguió siendo incierto”, aunque no concreta por mercados. Como ejemplo de lo que pesa Asia para la empresa, allí ingresó en el primer semestre más de 12.300 millones de euros, cuando en el conjunto de Europa se quedó a las puertas de llegar a los 10.000 millones. En Asia supera las 2.000 tiendas, mientras que en el viejo continente cuenta con cerca de 1.230 locales.
Caídas en Bolsa
Algo muy similar le ocurre a la dueña de Gucci. El grupo Kering, que también es propietario de otras enseñas como Balenciaga o Saint Laurent, no levanta cabeza en bolsa desde el pasado mes de marzo. En casi seis meses arrastra una caída en su capitalización bursátil de casi el 40%. Entonces ya comunicó a los inversores que Gucci no estaba funcionando como esperaba y sigue sin hacerlo.
En el conjunto del primer semestre, las ventas de Kering se redujeron un 11%, pero las de Gucci –que aporta dos tercios de la facturación– se hundieron un 20%, según desglosa en su presentación de resultados. Y, de nuevo, los vientos en contra vienen del Este porque en la región Asia-Pacífico vivió una “caída de mercado continuada” que afecta a todos los países del área, salvo Japón.
La compañía controlada por Francois-Henri Pinault tiene más tiendas en Asia (más de 700) que en el mercado europeo y norteamericano, donde llega a algo más de 300 en cada uno. En estas dos últimas regiones también cae, pero menos, un 7% y un 9% respectivamente. “El número de turistas procedente de Asia disminuyó y no se ha compensado con las ventas realizadas a los clientes locales”, justifica en su informe semestral, respecto a los mercados occidentales. En cambio, reconoce que hay más turistas en Japón y estos sí están tirando hacia arriba de los ingresos, porque se ven beneficiados por los tipos de cambio.
El enfriamiento de China es lo que, a escala española, explica por qué Puig, propietaria de marcas como Carolina Herrera, Jean Paul Gaultier o Charlotte Tilbury, y que salió a Bolsa el pasado 3 de mayo, haya cumplido su primer mes cotizando en el Ibex 35 con una caída del 7,09%, en medio de las dudas que está generando el mercado de lujo a nivel mundial.
'Profit warning' de Burberry
La que vive un terremoto es Burberry, hasta el punto de que ha anunciado que puede entrar en pérdidas y ha decidido relevar a su principal ejecutivo, su consejero delegado, que solo llevaba dos años en el cargo. A partir de este verano esa función está en manos de Joshua Schulman, que viene del mismo sector del lujo, porque ha encabezado empresas como Versace o Michael Kors.
La enseña famosa por sus gabardinas y estampados de cuadros ha cerrado el primer trimestre de su ejercicio fiscal, el 2025, con una caída de ventas del 22%. Y le va peor en Asia, porque desglosa que el desplome en Corea del Sur ha sido del 36%, en los países del sureste del continente, del 38%; y en China, del 21%. Como en los otros casos, solo salva a Japón, que repunta un 6%. Y, de nuevo, no consigue que esas caídas se compensen con la evolución en Estados Unidos y Europa.
“Si la actual tendencia persiste, durante nuestro segundo trimestre esperamos reportar pérdidas operativas”, reconoció hace unas semanas al presentar su resultados. “A la luz de la marcha actual” la empresa ha decidido suspender el dividendo y asume que está “tomando medidas para equilibrar la oferta”. También que está buscando “eficiencias” y “ahorros”, aunque no da más detalles de si eso conllevará bajas.
Al igual que le sucede a la dueña de Gucci, Burberry también sufre en Bolsa. Vale casi 2.500 millones de libras (cerca de 3.000 millones de euros), que es prácticamente la mitad de lo que alcanzaba a principios de año.
Otras compañías ven cómo sus ventas en Estados Unidos y Europa resisten y compensan lo que ocurre en Asia. Es lo que ocurre con Richemont, la empresa que está detrás de la enseña de joyería Cartier. Sus ingresos en Europa crecieron un 5% en los primeros tres meses de su año fiscal, hasta junio; y los que obtiene en todo el mercado americano subieron un 10%. Esto compensó el desplome del 18% de Asia y han permitido que sus ingresos se queden estables en la comparación año contra año. En concreto, facturó en tres meses más de 5.200 millones de euros.
Richemont concentra su paso atrás en China, Macao y Hong Kong. “La caída refleja el bajo nivel de confianza de los consumidores”, justifica. Algo que contrasta con Europa, donde el gigante de la joyería no ve nubarrones que amenacen a la economía. “La demanda local es resiliente”, concluye sobre su negocio de relojes y joyería en Europa.