Un nuevo fallo no previsto en un reactor nuclear ha vuelto a dejar el martes a esta fuente funcionando a menos del 60% de su capacidad, lo que añade todavía más presión a los precios del mercado mayorista de electricidad.
Pasada la medianoche del lunes al martes, el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) informaba de que la central nuclear de Ascó I (Tarragona) había notificado una nueva parada automática por el cierre “imprevisto” de una válvula de control de agua de alimentación principal a uno de los generadores de vapor, debido al fallo de la membrana del actuador de la válvula.
Esta nueva indisponibilidad de Ascó I se suma a las de las centrales de Trillo y Vandellòs II, que este martes todavía no se habían conectado a la red tras recargar combustible en las últimas semanas.
Con ello, la nuclear está funcionando al 57% de su capacidad y su producción, según datos de Red Eléctrica, se quedaba en la tarde del 22 de junio en unos 4.000 megavatios (MW), menos del 14% de la tarta de generación y muy por debajo del 21,3% de la electricidad que aportaron hasta mayo. Los siete reactores en operación, que en 2020 fueron la primera fuente de generación, suman casi 7.400 MW de potencia.
La incidencia en Ascó I, sin riesgo para los trabajadores, el público ni el medio ambiente, es la segunda parada no prevista en esta central desde que comenzó la escalada del precio mayorista de la electricidad, que se ha disparado desde los 52 euros MWh del pasado 1 de abril hasta los cerca de 90 MWh actuales.
Ascó I, perteneciente a Endesa, ya estuvo en el dique seco entre el 24 y el 29 de abril, tras notificar el fallo de una tarjeta electrónica que provocó el cierre inmediato de las válvulas de control de agua del sistema de alimentación principal.
El otro grupo de Ascó (propiedad en un 85% de Endesa y un 15% de Iberdrola) también notificó una parada no programada que forzó su desconexión los pasados 10 y 11 de junio por “un malfuncionamiento en el regulador de tensión del alternador”.
Esta incidencia también se superpuso a las paradas programadas por recarga de Trillo y Vandellós II. Con ello, la producción nuclear se quedó también al 60% de su capacidad en esos días, con el consiguiente efecto inflacionista en los precios de la electricidad, tal y como destacaba un reciente informe de los analistas de Grupo ASE.
La que acaba de notificar Ascó I es la sexta parada técnica de las nucleares españolas desde abril, incluyendo las tres que estaban programadas en otros tantos reactores para sus preceptivas recargas de combustible.
Trillo dejó de verter energía el 16 de mayo y, según la web del CSN, volvió a estar disponible el 20 de junio, aunque este martes todavía no se había puesto en marcha. Por su parte, Vandellòs II se desconectó el 15 de mayo y este martes estaba todavía en fase de arranque tras la recarga. Esta última central también sufrió una parada no prevista los días 29 y 30 de abril por la activación de las protecciones eléctricas del generador principal. Antes, entre el 14 de marzo y el 22 de abril, estuvo parada por recarga Almaraz II.
“Entra otro más caro”
Que un reactor se desconecte del sistema es una mala noticia para los precios del mercado mayorista. “Dejan de inyectar energía a precio cero en el mercado, y si salimos nosotros entra otro más caro”, como explicaba en una entrevista a elDiario.es el presidente del Foro Nuclear, Ignacio Araluce, en alusión a que el hueco que dejan estas centrales tienen que cubrirlo los ciclos combinados de gas natural, que son mucho más caros.
En esa entrevista, Araluce aseguraba que el proyecto del Gobierno para recortar los llamados “beneficios caídos del cielo” de hidráulica y nuclear va a ser “la ruina del sector” y puede hacer que las eléctricas no soliciten la prórroga de las licencias de los reactores que tienen pendiente renovar. El presidente del Foro Nuclear pedía un precio fijo “razonable” para sacar a estas centrales de la casación diaria y permitirles “cubrir gastos” para cumplir su papel de respaldo de las renovables en la transición energética.
La escalada del denominado pool, propiciada por el encarecimiento de los derechos de emisión de CO2 y del gas natural, se ha agudizado tras presentar el Gobierno el citado anteproyecto de ley para atajar los llamados windfall profits.
El repunte llevó a la vicepresidenta cuarta, Teresa Ribera, a pedir a principios de junio a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) que “analice cualquier posible comportamiento irregular o mala práctica de mercado por parte de los operadores eléctricos coincidentes con la entrada en vigor de la nueva estructura tarifaria” que se puso en marcha el pasado 1 de junio. La escalada ha obligado al Ejecutivo a forzar una bajada del IVA de la luz al 10% y a suspender el impuesto del 7% a la generación eléctrica un trimestre como medidas extraordinarias hasta que entren en vigor las reformas estructurales que ha planteado.
La bajada, que en principio será temporal, se va a aprobar en el Consejo de Ministros extraordinario de este jueves. Según la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AiRef), va a tener un impacto de unos 1.000 millones en las arcas públicas este año.