La portada de mañana
Acceder
16 grandes ciudades no están en el sistema VioGén
El Gobierno estudia excluir a los ultraderechistas de la acusación popular
OPINIÓN | 'Este año tampoco', por Antón Losada

Análisis

La paradoja de las investigadoras en economía: más presencia en países donde su trabajo no tiene prestigio

El Banco de España celebró la semana pasada su primer congreso con investigadores del mundo financiero. El resultado fue unas conferencias divididas en dos jornadas, con al menos 27 ponentes de primer nivel. La imagen no sería muy diferente de un encuentro de la Conferencia Episcopal salvo por las sotanas. Los 27 invitados a exponer sus labores investigadoras eran hombres.

El mundo de la investigación académica sufre de una endémica infrarrepresentación de mujeres que en algunas áreas de conocimiento es especialmente llamativo y que se extiende por todo el globo. A preguntas de este medio, el Banco de España aseguró que el comité organizador (compuesto por tres hombres) había invitado a algunas mujeres (un número indeterminado) y no habían podido acudir. También destacó que la área de estudios (financieros) es un área “dominada por los hombres” y que los asistentes que acudieron eran de primer nivel.

Para medir este nivel de los investigadores, el número de citas o referencias es una de las principales variables que permiten rastrear el desempeño en términos objetivos. El portal Ideas, un proyecto voluntario y de fuentes abiertas, trata de organizar desde hace 20 años con rankings a los mejores economistas del mundo mediante el número de referencias en publicaciones académicas.

El pasado mes de agosto, la entidad elaboró una suerte de censo de mujeres investigadoras para ver dónde y en qué investigan, que está siendo utilizada por varias para poner números a la situación de la mujer en este campo.

España y otros países de tradición latina o continental tienen casi un 30% de mujeres investigadoras entre los autores recogidos en su base de datos. Las cifras son muy similares en España, Italia, Francia, y solo son superadas por Rusia (casi un 40%), los países del Este y algún país latinoamericano como Uruguay.

Estos buenos datos contrastan con las bajas cifras de los países anglosajones, con un 16% de representación en Estados Unidos y poco más en Reino Unido o Australia. La explicación que encuentra Soledad Zignago, economista del Banco de Francia y una de las mujeres que intentan elevar la voz en esta situación, es que es en los entornos menos competitivos donde le dejan más espacio a las mujeres. “En Estados Unidos donde un investigador está muy valorado por las universidades y los sueldos son muy elevados las mujeres tienen menos presencia”, concluye Zignago.

Los datos también hablan de que las mujeres también investigan más en la microeconomía, en temas laborales o sociales, como pueden ser el impacto de las migraciones o el turismo. 

Con todo, las tres economistas más prestigiosas en términos de citas en el mundo están en universidades estadounidenses, (Carmen Reinhart, Aslic Demirguc-Kunt y Janet Currie), y hay que bajar hasta el puesto 26º en el ranking mundial para encontrar a una española, Olympia Bover, investigadora del Banco de España.

María del Carmen Guisán, de la Universidad de Santiago de Compostela y la italiana Barbara Rossi (lo importante en el ranking es la afiliación a la Universidad y ella la tiene a la Pompeu i Fabra) son las tres más destacadas  por número de referencias.

El sector está preocupado y la Asociación Española de Economía ha creado un comité especial para promocionar a la mujer. Pero que se celebren eventos como el del Banco de España demuestra que aún queda mucho por hacer. “Es una cuestión de incentivos”, explica Zignago. “Si se obliga a que haya una representación mínima de mujeres en un congreso, los organizadores se esforzarían más por mejorar el resultado”. 

Zignago también anima a sus colegas a elevar la voz utilizando todos los medios a su alcance. La economista elabora una lista en su Twitter para agrupar a todas las autoras que recoge Ideas y se desespera: apenas el 14% tienen cuenta. 

Además de mejorar su visibilidad, varias son las propuestas que se han vertido para mejorar la presencia de mujeres. Un estudio de Harvard hace un año incita en cierta forma a las autoras a publicar en solitario sus investigaciones, ya que cofirmar con un autor tiende a penalizarlas y a que sus méritos queden sepultados.

Vigilar los micromachismos en el aula, corregir las investigaciones con tribunales u homogeneizar los currículos para eliminar sesgos de género son algunas de las propuestas que se vierten con, por ahora, poco éxito.