Las pequeñas 'startups' españolas que crecen con las demandas por tarjetas con condiciones abusivas

Tiempo antes de que Iker Casillas saliera en un anuncio de la tele diciendo “recupera el control de tu dinero” junto al director del enorme bufete de abogados Arriaga, una sutil voz de alarma recorría las sedes de despachos más modestos diciendo: aquí va a haber tomate.

“Cuando llevas casos, detectas patrones. Nos saltó la alerta porque encontramos casos llamativos de gente que estando en un momento económico desfavorable entraba en créditos rápidos, a veces en hasta 15 o 20. ¿Cómo era posible que se concedieran préstamos a personas que no podían pagar?”, rememora Javier López, uno de los socios fundadores de Reclamapormi.com. “Como abogados, dijimos: '¿Por qué no lo miramos?' Vimos los contratos y detectamos que no solo se concedían a la ligera, sino que los TAEs eran altísimos, por encima del 20%: del 70%, 80% y hasta del 2.000%, 5.000% y 160.000%. Y muchos contratos eran ilegibles. Era un despropósito. Estaba clarísimo que se podían ganar los casos, así que hicimos una campaña”. 

“La oportunidad te la da la trinchera y estar día a día con clientes afectados. No tienes que esperar a que salga en prensa para que salten las alarmas”, añade Iván Metola, socio fundador de Indemniza.me. “Yo llevé casos en 2015, con cuentagotas. Llegaban clientes muy agotados y había que montar una defensa de cero. Ahí detectamos una dinámica sistemática, con el mismo perfil de contrato. Más tarde, con el espaldarazo del Supremo, nos lanzamos a tope con el revolving en vez de entrar en mercados más saturados, como la cláusula suelo o las multidivisa. Fuimos captando clientes, pero hasta que no tuvimos una respuesta judicial masiva no conocíamos su potencial”.

López y Metola son abogados y tienen sendas 'startups' de legaltech, un sector que –como otros tipo 'fintech' (tecnología financiera), 'proptech' (tecnología inmobiliaria) o 'insurtech' (tecnología aplicada a seguros)– surge de aplicar la tecnología a los servicios jurídicos. O, en otras palabras: de montar despachos de abogados por Internet, en los que la captación de clientes se hace posicionando en Google las palabras que usa la gente (ejemplo: “Ryanair me ha perdido la maleta”) y todo lo demás se gestiona por email. 

En ambos casos, el modelo de negocio también es diferente al de los despachos tradicionales, pues solo cobran si ganan y el cliente recupera su dinero. “No win, no fee”, dicen desde Indemniza.me. Y en ambos casos el origen de todo está en otro jugoso nicho en el que florecen los casos: el de las reclamaciones a compañías aéreas, que incluye retrasos, cancelaciones, pérdidas de equipaje y overbooking. A partir de ahí, saltaron a las hipotecas (cláusulas suelo, multidivisa) y más recientemente a las revolving: tarjetas con intereses altísimos contra las que ya se han pronunciado multitud de juzgados.

El Tribunal Supremo anuló en noviembre de 2015 un préstamo al consumo al 24,6% de interés. También consideró que usura era al menos el doble del tipo medio al que se estaban concediendo los préstamos, un dato que publica el Banco de España. Ahora, cuentan los abogados, hay bancos que prefieren llegar a acuerdos para que las demandas no les salpiquen o que recurren las sentencias para demorar el pago.

“Intentan discutir la interpretación de la sentencia del Supremo diciendo que habría que comparar sus préstamos con los intereses de otros revolving”, cuenta Metola. En Indemniza.me tienen mil casos abiertos, de los cuales el 70% están en apelación.

En Reclamapormí van por 1.300. “Es un tema muy nuevo y la gente no lo conoce. Hoy por hoy, la jurisprudencia es favorable: nosotros tenemos un 90 y pico por ciento de éxito”, aseguran. “Nos han contactado 2.500 personas y ponemos unas 270 demandas mensuales. Esto va a saltar por los aires”. Tanto saltará que el gigante Arriaga –uno de los despachos más beneficiados de los abusos de la banca, con músculo suficiente para pagar anuncios en televisión– entró en este nicho hace pocos meses, lo que ha provocado un aumento de la competencia. 

“Desde que entró Arriaga ha entrado mucha gente”, explica Carlos Sánchez, cofundador de Indemniza.me. “Quita mercado, pero crea mercado”, añade Sergio Nogués, fundador de Nogués Abogados, otro pequeño despacho, más tradicional, que invierte en Google para captar clientes afectados por revolving. “Su inversión es muy potente en prensa, televisión, radio y cartelería. Y, claro, abre mercado porque da a conocer el producto”.

El único grande del sector que no ha entrado es Reclamador, una startup con un modelo de negocio similar que cuenta con seis millones de inversión y cien trabajadores, lejos de los doce de Nogués e Indemniza.me y los treinta de Reclamapormí.

Las tarjetas usureras

Las tarjetas revolving son tarjetas que ofrecen casi todos los bancos y algunos comercios, como Ikea o Cepsa, en muchas ocasiones asociadas a una tarjeta de crédito ya existente. “El término es anglosajón. En español sería revolvente, que indica que el préstamo se recalcula constantemente porque te prestan una cantidad variable. Te dan 3.000 euros para que gastes en lo que quieras y lo devuelves en pequeñas cuotas. Entra fácil y a priori no lleva comisiones”, afirma Metola. “El truco está detrás. No tendría por qué ser anulable con un interés normal, pero los bancos han cobrado intereses muy altos”.

Cuando un interés alto se junta con unas cuotas muy pequeñas el cóctel es explosivo, porque el cliente no amortiza y se genera una espiral de deuda impagable. El abogado pone de ejemplo a un chico que dispuso 6.000 euros y cuando acudió al despacho llevaba devueltos 15.000. “Según el banco, debía 6.000 más. Terminas devolviendo tres veces más de lo que te dejaron”, añade. “Si con la cuota mensual no pagas todos los intereses, lo que falta se capitaliza y genera nuevos intereses”.

“¿Qué pasa?”, añade López. “La gente se metía en un crédito para pagar otro. El engaño está en los 'cómodos plazos': la cuota se recalcula y cuando se aplazan los pagos empiezan los problemas. No se le dice al cliente: acabarás pagando 3000 euros más”. En uno de los primeros casos que ganó Indemniza.me, recogido por El Correo, el demandante dispuso de 21.427 euros, devolvió 32.930 y aún tenía pendientes 4.103. El Juzgado de Primera Instancia de Durango condenó a CaixaBank Payments por establecer un “interés usurero” del 29,8% TAE.

Casi todas las sentencias se ganan por esta vía, aunque en otros casos se ataca por la de la transparencia: el banco o entidad financiera no informó bien de las condiciones. “Contratos ilegibles, TAE que no aparece en la primera página...”, continúa. De todos, el banco más enfangado es WiZink, que heredó los negocios de tarjetas de Citibank y de Barclays Bank y ya lleva 2.501 reclamaciones por usura. En su última presentación para bonistas, WiZink avisó de que “los despachos de abogados especializados en casos masivos han lanzado campañas publicitarias para atraer a posibles reclamantes”. Pero no es el único: bancos como BBVA o Santander también han sido condenados por usura.

Crecer entre gigantes

Indemniza.me es una startup autofinanciada que no tiene capital de inversores externos. Como el de los litigios es un sector en el que entre que consigues un cliente y le cobras pasan varios años, hasta que sale la sentencia, cuentan con financiación bancaria para aguantar. Por su parte, Reclamapormí vive de sí misma: primero montaron reclamaciondevuelos.com y lo que ganan ahí lo reinvierten.

Una de las claves del negocio está en la captación de clientes. Al hacerlo pagando anuncios en Google, cuanta más competencia haya (más despachos pujando) más caro sale. Al mismo tiempo, si nadie sabe que puede reclamar porque el asunto aún no es mediático, de nada sirve invertir en publicidad.

“Si llegas de los primeros, no hay nadie. Con las revolving al principio los clientes no buscaban así, así que hice una campaña muy generalista, posicionando términos como 'tarjetas abusivas', 'usurarias', 'deudas de tarjetas', 'WiZink', etc. En buscadores solo puedes pujar por palabras si hay gente buscando esas palabras. Con las hipotecas multidivisa solo hubo demanda cuando hubo sentencia del Supremo. Pero fue una avalancha y el 'click' costaba 8 euros. Era imposible. Nos dejamos 3.000 euros y captamos tres casos”, explica Sánchez, responsable de marketing en Indemniza.me. “En aerolíneas es más fácil. Las revolving fueron una travesía en el desierto captando hasta que empezaron a llegar las sentencias”. 

Ahora, de cada sentencia que ganen se llevarán el 25% de la indemnización. “Las revolving son más difíciles de valorar que las aerolíneas, porque las indemnizaciones pueden ser 5.000, 10.000 o más”, añade. La empresa no especifica su facturación, pero señala que tiene casos abiertos por valor de varios millones de euros. El modus operandi es similar en Reclamapormí, que facturó 275.000 euros en 2018, y diferente en otros pequeños despachos más tradicionales (como Nogués o ADS Abogados) donde van a éxito y solo cobran las costas al demandado.

Con Arriaga promocionándose para representar a afectados por usura bancaria, todos esperan ahora a ver crecer el negocio. “Es un caso parecido al de las cláusulas suelo: nadie sabía lo que era hasta que no estaba en la tele. Cuando la gente lo ve, dice 'me la han colado'. Hay afectados que no saben ni que lo son”, concluye Sánchez. “[Que Arriaga entre] significa que hemos acertado. Nos la jugamos y después de dos años y medio invirtiendo estamos ganando todos los casos viables de revolving que nos llegan. Por otro, ya veremos si hay afectados para todos, como en las aerolíneas. De momento, es competencia poco invasiva”.