El PIB creció solo un 0,3% en el primer trimestre con un frenazo del consumo
El PIB (producto interior bruto) de España creció un 6,4% en el primer trimestre, respecto al mismo periodo de 2021, por el empuje del fin a las restricciones por la pandemia de coronavirus. Sin embargo, la actividad económica aumentó solo un 0,3% frente al cuarto trimestre por el impacto primero de la variante ómicron, y después de la guerra en Ucrania y del paro del sector del transporte por carretera. El frenazo es de 1,9 puntos respecto a la tasa entre el último trimestre y el tercero del año pasado.
Por su parte, el incremento interanual del PIB avanzado por el Instituto nacional de estadística (INE) es 0,1 puntos porcentuales inferior al esperado de media por los expertos, que adelantaban un 6,5% y que señalan al consumo privado como el que debería ser uno de los principales aceleradores, aunque el gasto de las familias sufrió una caída del 3,7% respecto al periodo final de 2021. Se trata de la primera contracción de este componente de la actividad desde el primer trimestre de 2021.
Un consumo privado dañado inicialmente por los contagios por ómicron y frenado definitivamente por el pico de inflación provocado por la invasión que Rusia inició a finales de febrero. Una crisis que ha disparado los precios de la electricidad y el combustible por la perturbación que supone el conflicto en los mercados internacionales de petróleo y gas, elevando los costes de producción y de transporte y dañando el poder adquisitivo de los hogares, sobre todo de los más pobres.
Este shock energético se ha trasladado irremediablemente al conjunto de la cesta de la compra -el Índice de precios de consumo (IPC) aceleró un 9,8% en marzo y otro 8,4% en abril- y ha obligando a las familias a tirar del ahorro acumulado durante la pandemia, sosteniendo en parte el rebote del consumo en términos interanuales, aunque se redujo respecto a la última parte de 2021.
Un ahorro que actúa junto con el Plan choque aprobado por el Gobierno, con un descuento de 20 céntimos por litro a los carburantes hasta junio como una de las medidas más importantes.
Estadística ha explicado que el avance de datos de este primer trimestre se ha realizado a partir de indicadores que ofrecían datos hasta febrero, aunque se han incorporado algunas estimaciones referidas al mes de marzo, basados en datos administrativos y otras fuentes adicionales. No obstante, avisa de que las futuras revisiones de los datos del primer trimestre podrían ser mayores a las habituales por el contexto económico y de cambios “bruscos” que se vive actualmente.
Entre los datos más positivos, se encuentra la contribución al crecimiento del sector exterior, que no sufrió como sí lo hizo el consumo privado. “La contribución de la demanda nacional al crecimiento interanual del PIB es de 3,3 puntos, cinco décimas inferior a la del cuarto trimestre. Por su parte, la demanda externa presenta una aportación de 3,1 puntos, 1,3 puntos superior a la del trimestre pasado”, destaca el INE.
Los salarios apenas avanzan
La remuneración de los asalariados presenta un crecimiento interanual del 7,2% en el primer trimestre, 1,4 puntos superior al del trimestre anterior. “Este resultado es consecuencia del aumento del 6,2% del número de asalariados, cuatro décimas superior al del trimestre precedente, y de que la remuneración media por asalariado varía un 1,0%, frente al 0,0% del cuarto trimestre de 2021”, detalla Estadística.
Por su parte, el excedente de explotación bruto [beneficios empresariales] generado en la economía crece un 12,4% en tasa interanual, 2,3 puntos menos que en el cuarto trimestre.
La actividad pre pandemia no se recuperará hasta 2023
La actividad económica creció entre enero y marzo al mayor ritmo internanual desde el fuerte rebote del segundo trimestre de 2021, pero todavía se encuentra a alrededor de 3 puntos porcentuales del nivel previo a la pandemia.
“El empleo y la inversión son los principales motores de la recuperación”, ha explicado Nadia Calviño, ministra de Economía y vicepresidenta primera, tras conocerse el dato de crecimiento del PIB, respecto al que ha destacado que todos los componentes han completado la reconstrucción con la excepción del consumo privado y de la inversión en construcción.
De hecho, según las previsiones para todo 2022, desde el 4,8% del Fondo monetario internacional (FMI) al 4,5% del Banco de España, al reciente 4,3% del propio Gobierno, la recuperación no se completará hasta el próximo año.
“El principal riesgo al crecimiento proviene de la inflación, por su impacto sobre la capacidad real de gasto de los hogares, márgenes empresariales [capacidad de obtener beneficios de los ingresos] y sobre el sector exterior”, señala el equipo de analistas de Bankinter.
“Todas las previsiones plantean una inflación elevada, pero no así en 2023”, defendió Pedro Sánchez este lunes. “Esperemos que sea un alza suficientemente coyuntural para que no veamos en los próximo años una inflación relevante”, continuó, y llegó a predecir que entre 2022 y 2023 se producirá una “bajada abrupta” de 2 puntos.
El centro de análisis Funcas ve en el 6,8% de media el IPC en 2022, el Banco de España en el 7,5% y la Autoridad independiente de responsabilidad fiscal (AIReF) en el 6,2%. Eso, sin incluir el tope a la generación de electricidad con gas para bajar la factura de luz, aprobado recientemente por la Comisión Europea. Aunque esas proyecciones tampoco tienen en cuenta un temido corte de suministro energético desde Rusia.
“Los motores del crecimiento en 2022 serán la inversión, ante la puesta en marcha de los proyectos de los fondos europeos y la progresiva recuperación del turismo Internacional. En sentido contrario, actúan la revisión a la baja del consumo privado, y una contribución al crecimiento agregada del sector exterior menor de la esperada anteriormente, por el impacto de la ralentización global, los cuellos de botella y el deterioro de la balanza energética”, condensan en Bankinter.
La importancia de los fondos europeos
Solo este año se deberían asignar cerca de 25.000 millones en proyectos financiados por fondos europeos en el marco del Plan de Recuperación, según los presupuestos del propio Ejecutivo, tras los 11.000 millones de 2021.
Sin embargo, la aportación de estos fondos a la recuperación económica es menor por el impacto de la guerra en la inflación y en las cuellos de botella en el comercio mundial, entre otras razones.
La Autoridad independiente de responsabilidad fiscal (AIReF), dependiente del Ministerio de Hacienda, advirtió recientemente de que “el impacto asignado al Plan se sitúa en 1,8% en 2022 [desde el 2,5% estimado en octubre de 2021] debido a que los recursos van a llegar a la economía en un contexto sustancialmente más adverso”.
Este escenario está “caracterizado por una elevada inflación, cuellos de botella y escasez de mano de obra en algunos sectores esenciales para el desarrollo de los fondos de reconstrucción como el automóvil, la construcción o la digitalización”, explica la AIReF.
Más concretamente, la Autoridad calculaba el año pasado “un multiplicador alto” para la absorción del dinero del Plan de recuperación, de 1,2 veces, y ahora reduce esta capacidad de aportar al crecimiento económico a 0,9 veces.
“Aunque pensamos que la asignación en 2022 va a ser plena, según lo presupuestado”, añade la institución, que lamenta que “en 2021, el impulso de estos fondos fue prácticamente nulo por retrasos en la ejecución”.
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