El PIB español registró una variación del 2,2% en el cuarto trimestre de 2021 respecto al trimestre anterior. Esta tasa es cuatro décimas inferior a la registrada en el tercer trimestre y dos décimas superior a la avanzada el pasado 28 de enero. El crecimiento interanual de la actividad económica se situó en el 5,5%, tres décimas por encima de lo previsto por el INE (Instituto nacional de estadística), en su primer cálculo. Finalmente, el incremento del PIB cierra 2021 con un 5,1% respecto a 2020, lo que implica una sorpresa positiva de una décima, y el mayor avance de la economía española desde el 2000.
Con el aumento del último trimestre de 2021, el PIB de España se mantuvo todavía un 3,8% por debajo del mismo periodo de 2019, antes del histórico shock por el Covid. Si se mide la actividad incluyendo la inflación, el PIB creció un 7,4% en 2021 frente a 2020 hasta superar los 1,2 billones de euros.
La mejora del crecimiento respecto al adelanto se debe al mejor comportamiento del consumo pese al impacto de la variante ómicron del coronavirus, y como reflejo de la aceleración de la recuperación en la segunda parte del pasado ejercicio. En concreto, el consumo de los hogares en el último trimestre del año creció un 1,5%, una cifra que contrasta con la caída del 1,2% que dio el INE en el dato adelantado.
Eso sí, el crecimiento del 5,1% se ha quedado definitivamente 1,4 puntos por debajo de la previsión del Gobierno para 2021.
Rafael Domenech, economista jefe de BBVA Research, destaca “la aportación de la demanda externa al crecimiento, a niveles no vistos desde la [Gran Crisis Financiera] a pesar de que el turismo internacional está lejos de contribuir como lo hacía antes de la pandemia”.
Por su parte, Gonzalo García, secretario de Estado de Economía y Apoyo a la Empresa, destaca en 2021 se recuperó la productividad a niveles pre Covid. Un enfoque que comparte Ángel Talavera, economista jefe para Europa de Oxford Economics. “Otra de las cosas que provoca las revisiones del PIB es que el puzzle del colapso de la productividad en España con respecto a otros países cada vez se va reduciendo más”, explica.
La remuneración de los asalariados presenta un crecimiento interanual del 5,8% en el cuarto trimestre, dos décimas inferior al del trimestre anterior. Este resultado es consecuencia del aumento del 5,8% del número de asalariados, ocho décimas inferior al del trimestre precedente, y de que la remuneración media por asalariado varía un 0,0%, frente al -0,5% del tercer trimestre.
Por su parte, el excedente de explotación bruto [los beneficios de las empresas]/renta mixta bruta generado en la economía crece un 14,7% en tasa interanual, 13,9 puntos más que en el tercer trimestre.
En el comportamiento de los sectores económicos en el cuarto trimestre de 2021 respecto al mismo periodo de 2020 destacó el crecimiento del 7,7% de los servicios y en el 1,3% de la Industria. Construcción y Agricultura retrocedieron un 3,6% y un 4,7%, respectivamente.
Menor crecimiento en 2022 por la guerra
2022 era el año en el que la recuperación, impulsada por el fondo de la Unión Europea (UE), debía acelerar y superar los niveles de actividad de 2019 en España, pero el impacto de “la guerra de Putin”, como la denomina el Gobierno, en el crecimiento es incuestionable. JP Morgan ha sido el último banco de inversión en rebajar drásticamente su pronóstico para 2022 para la actividad económica de España, de un avance del 6% al 4,2%.
“Nuestras revisiones a Italia y España han sido más profundas que a las otras grandes economías de la eurozona, lo que refleja un choque energético e inflacionario relativamente mayor”, destaca Marco Protopapa, economista del banco de inversión.
El sindicato UGT ha pedido una contención de los precios y una intervención del mercado energético, entre otras medidas, para no comprometer la evolución del PIB de 2022, tras conocerse este viernes que la economía española creció un 5,1% en 2021, “un buen dato, aunque inferior al que se preveía”.
El sindicato urge a tomar medidas, ya que las previsiones para 2022, en el entorno del 6%, han quedado “obsoletas” debido al encarecimiento del precio de la energía, su traslado al resto de bienes y servicios, y las repercusiones para la economía española y europea de las sanciones impuestas a Rusia por su ataque a Ucrania.