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El 'banco malo' retrasa un año más la entrada en beneficios y suma cuatro ejercicios de pérdidas

La Sareb, conocida como banco malo, ha registrado unas pérdidas de 633 millones de euros en 2016 tras una reformulación de las cuentas de 2015 por un cambio normativo registrado en 2016. El presidente de la Sareb, Jaime Echegoyen, ha asegurado que les “encantaría” entrar en un punto de equilibro este año, pero que no parece que vaya a ocurrir. “Con la carga operativa y los gastos de explotación que tenemos no parece que vayamos a ser capaces de ponernos en una cuenta de resultados positiva”, ha dicho.

El año pasado, gracias a los créditos fiscales, la entidad había logrado entrar en números verdes (con 300.000 euros). La reformulación de cuentas le lleva a que las pérdidas sean de 103 millones de euros. La entidad suma así cuatro años de pérdidas desde que entrara en funcionamiento para hacerse cargo del ladrillo tóxico de algunas entidades bancarias. En el momento del nacimiento del banco malo en 2012, el brazo financiero del Estado (conocido por sus siglas como el FROB) en su presentación se mostró ambicioso respecto al potencial de esta sociedad asegurando que según el plan de negocio provisional en ese momento, la “sociedad contará con una rentabilidad esperada sobre capital (RoE) en torno al 14%-15%”.

Ahora Echegoyen asegura que “en cuanto a capital es imposible que nosotros demos un 14% de rentabilidad con la composición de balance que tenemos salvo que cambie muchísimo la situación económica”. El presidente ha insistido en que además, esta rentabilidad del 14% no está dentro de la “misión” de la Sareb que lo que tiene que hacer es devolver la deuda a la vez que vende sus activos sin generar una distorsión del mercado. Sí que ha dicho que “esperan ser rentables” y que para ello hay que mantener los ingresos y rebajar los gastos, dentro de los cuales ha destacado los gastos financieros que “se reducen al reducir la deuda”.

Los resultados de la Sareb de este año se componen de unos ingresos de totales de 3.923 millones de euros frente a los 3.886 millones del ejercicio pasado (con las cuentas reformuladas), lo que supone un incremento del 1%. Dentro de esto, el mayor ingreso proviene del apartado de los préstamos, que suponen un peso del 73% dentro de la cartera de Sareb, y han supuesto 2.846 millones de ingresos, empujados, sobre todo por la cancelación y venta de estos.

En el lado de los inmuebles, este apartado ha supuesto unos ingresos de 1.050 millones de euros tras la venta de 14.000 unidades donde se incluyen viviendas, suelo e inmuebles del sector terciario.

Dentro de los gastos que tiene que afrontar la Sareb, se encuentran los gastos operativos desde 683 millones de euros, donde se cuentan las comisiones que compran los servicers (las inmobiliarias que venden los activos de Sareb), que suponen 236,9 millones de euros, seguido por el pago de impuestos que se comen 197 millones de euros y los gastos de comunidades y mantenimiento de inmuebles que ascienden a 90 millones.

Echegoyen ha explicado que el estrechamiento de márgenes se debe a que se han vendido parte de los activos que ya no veían posibilidad de revalorización porque en esos casos consideraban que era mejor no esperar hasta el final del mandato para desprenderse de ellos. “El margen se estrecha porque hemos acelerado el paso para vender cosas que no van a revalorizarse en el futuro y esto ha hecho que se estreche el margen de beneficios”, ha dicho respecto a una cifra que se ha quedado en 664 millones frente a los 1.237 del ejercicio anterior, lo que supone una caída del 46%. A pesar de la caída, el presidente de la entidad ha asegurado que le parece un margen “respetable” ya que respecto a la cifra de ingresos totales supone un 17%.

La nueva norma

Los cambios contables que se produjeron en 2016 han obligado a una reformulación de las cuentas. Después de que el año pasado, la Sareb tuviera que valorar cada inmueble de forma independiente tras una circular del Banco de España y afloraran 3.389 millones de minusvalías latentes, es decir, activos que se habían comprado a un precio superior al que estaban ahora tasados. Esto hizo que la sociedad tuviera que provisionar 3.012 millones, es decir, tuviera que apartar de sus cuentas este dinero por posibles pérdidas futuras.

Ahora, con los cambios regulatorios, devuelve al patrimonio lo que se quitó por provisiones. De esta forma, este apartado se cifra ahora en 4.049 millones frente a los 2.382 millones de euros en lo que se había quedado en las cuentas del año pasado sin el cambio normativo.

Esto da un balón de oxígeno a la sociedad para que pueda seguir desarrollando su labor y seguir colocando su cartera de activos. En los cuatro años de actividad, la Sareb ha vendido un 21% de su cartera y ha saldado el 20% de su deuda.

En sus planes de futor, el conocido como banco malo quiere seguir con su estrategia de terminar algunas de las promociones que tiene en su cartera. Sareb intentará profundizar en ello con un plan de finalización de obras paradas y promoción de nuevos suelos con el que tiene el objetivo de vender unas 1.500 viviendas al año hasta el fin de su mandato.