Los salarios retrocedieron ligeramente en España en 2021, respecto a 2020 (según el gasto en personal de las empresas por trabajador), mientras que la rentabilidad o margen de explotación de las compañías (los beneficios operativos que obtienen de sus ingresos totales tras hacer frentes a costes como la energía o los sueldos y a los impuestos) se disparó cerca de un 20%, según el último informe de resultados de las empresas no financieras del Banco de España.
Este punto de partida ante el actual pico de inflación por la escalada del coste de la electricidad o los combustibles por la guerra en Ucrania aleja una espiral de precios y salarios. Un riesgo que prácticamente descartan las previsiones del Banco Central Europeo (BCE) para las subidas de la remuneración de los trabajadores del conjunto de la eurozona, de apenas el 2% en 2022 y del 3% en 2023 y 2024 (ver gráfico).
Lo que sí implica este escenario es una grave amenaza para el poder adquisitivo de las familias, sobre todo de las más vulnerables, como vienen denunciando los sindicatos en las últimas semanas. Es un golpe que el Gobierno ha insistido que pretende atender en el Plan nacional de respuesta al impacto económico de la guerra, cuyo primer gran paquete de medidas se aprobará en el Consejo de Ministros de este martes 29 de marzo.
“En 2021 se produjo un aumento significativo de la actividad y de los beneficios corporativos, aunque la recuperación se vio frenada en el tramo final del ejercicio en las empresas más expuestas al aumento del coste de la energía”, resumen los economistas del Banco de España Álvaro Menéndez y Maristela Mulino en su informe.
“Los niveles de rentabilidad medios se elevaron de forma notable respecto a 2020, pero se mantuvieron por debajo de los valores previos a la pandemia”, continúan los expertos. “En 2021 aumentaron los beneficios, el margen y el empleo, lo que revirtió parcialmente el fuerte descenso registrado el año previo. Por su parte, las remuneraciones medias cayeron ligeramente en el conjunto de la muestra”, concluyen.
En este contexto, el pacto de rentas que viene promoviendo el Gobierno desde Rusia inició la invasión de Ucrania se convierte en crucial. Se trata de un proceso de negociación colectiva que busca repartir los daños entre empresas y trabajadores del avance de la inflación, principalmente por la escalada de la factura energética, y también de materias primas clave para la industria y de los alimentos básicos.
Los problemas del pacto de rentas
El problema en esa repartición es que los sindicatos sospechan que la moderación de las subidas salariales es la palanca más fácil a la que recurrir. Hasta el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, pidió recientemente ante un auditorio repleto de empresarios “compromisos explícitos de moderación de los márgenes” de beneficios de las compañías.
En un evento organizado este jueves por la Escuela de Organización Industrial (EOI), Óscar Arce, director general de economía del BCE desde hace apenas unos meses, tras ocupar el mismo cargo en el Banco de España, apuntó que “el crecimiento de los salarios negociados en la eurozona a finales de 2021 se situaba en el 1,5%”, y explicó que “no es una señal de que la inflación esté permeando” en la remuneración de los trabajadores.
El economista aseguró que la institución que pilota la política monetaria de la eurozona tampoco observa “en su escenario central, efectos de segunda ronda en la inflación (espiral de precios y salarios)”, aunque admitió la elevada incertidumbre.
“Dependerá de que no se produzcan aceleraciones adicionales en los precios de la energía”, continuó. “De momento, estamos proyectando un crecimiento relativamente comedido, del 3% en 2023 y 2024”, añadió.
La última actualización del cuadro macroeconómico del BCE admitió un frenazo de la recuperación y apunta a un crecimiento del PIB del 3,7% en el conjunto de la eurozona, medio punto menos respecto a la previsión de la institución en diciembre, con una inflación del 5,1%, casi dos puntos por encima de la estimación anterior, y con los costes laborales unitarios (otra forma de medir la evolución de los salarios) apenas avanzando un 1,3%, frente al 0,9% previo. El escenario más severo dejó el avance de la actividad en el 2,3% y dispara el IPC un 7,1%.
“Un periodo largo de tasas elevadas de inflación con caída del crecimiento no es escenario central, ni el principal escenario de riesgo”, reconoció Óscar Arce. “Las expectativas de expertos para la inflación general siguen concentradas cerca del 2% a medio plazo”, prosiguió.
Arce (BCE): "Un periodo largo de tasas elevadas de inflación con caída del crecimiento no es escenario central, ni el principal escenario de riesgo"
“Continúa siendo necesario ser paciente, y gradual, en la normalización de la política monetaria [que implicaría un incremento general de los intereses de los préstamos en pleno frenazo del crecimiento]”, reflexionó Arce, quien se felicitó porque el BCE esté “adoptando un enfoque de medio plazo para evitar un endurecimiento excesivo de los costes de financiación”.
“En la eurozona se ha recuperado el PIB de 2019 solamente a finales de 2021, y lo hizo fundamentalmente por el aumento del gasto público y de las exportaciones netas, ya que hubo debilidad del consumo privado y de la inversión en capital”, avisó. En España, la actividad económica se mantuvo casi 4 puntos porcentuales por debajo de lo niveles pre Covid a cierre del año pasado.
Del lado de las empresas, el Banco de España detecta que en “en el cuarto trimestre de 2021 se registró un descenso del margen comercial en los sectores más expuestos al aumento del coste de la energía”, lo que significaría que no las compañías no habrían repercutido el pico en la electricidad y los combustibles en los precios de venta.
Una clara señal de alarma se conoció este mismo viernes. Los precios industriales marcaron un nuevo máximo histórico en febrero al repuntar un 40,7% con respecto al mismo mes de 2021, un récord que supera en cinco puntos el anotado en enero (35,7%) y que se debe principalmente al encarecimiento de la electricidad.
“No se prevé una inflación de dos cifras como media del año”, señaló este viernes la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, quien confió en que con las medidas que el Gobierno apruebe este martes se tratará de frenar esta tendencia de subidas de los precios “cuanto antes”.
Poco margen fiscal
El Plan de respuesta la guerra en Ucrania que prepara el Ejecutivo supondrá un aumento del gasto que condenará a las cuentas públicas a revivir otro ejercicio similar a 2021 en términos de déficit y de deuda (algo más de un 6% y cerca un 117% respecto al PIB, respectivamente), en un escenario, ya irremediable, de frenazo del crecimiento económico.
“Un crecimiento más lento junto con medidas para proteger a familias y empresas significa que las cuentas [del Estado] no mejorarán tanto como se esperaba”, advierte un informe reciente de JP Morgan, que incide en que “es posible que España requiera más deuda para aliviar el aumento de los precios”.