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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Las últimas subastas de derechos televisivos condenan a la desaparición al canal de fútbol de Mediapro

Semana intensa para los derechos televisivos del fútbol. Telefónica se ha hecho con todo el fútbol hasta 2022, previo pago de algo más de 4.000 millones de euros. Mediapro, la gran gestora de derechos audiovisuales futbolísticos de los últimos años, verá cómo en los hogares españoles desaparecerá su canal propio, beIN, y todo estará bajo la marca Movistar. Desde 2016, tanto la competición liguera como las continentales, se emitían en canales de la compañía catalana.

La productora perdió el pasado lunes el grueso de los derechos de La Liga entre 2019 y 2022, que finalmente fueron adjudicados por la patronal de los clubes a Telefónica. Igualmente, el jueves revendió, también a la teleco española, los derechos de la Champions League en un acuerdo que incluye que su marca, beIN no esté presente en los canales de fútbol.

Los analistas han comenzado a dudar del futuro del negocio de intermediario de derechos deportivos de Mediapro. En concreto, la compañía catalana, que no tiene clientes propios al no contar con una plataforma de televisión, compra los derechos y posteriormente vende un canal que ella controla a un operador que sí tenga televisión. “El modelo no tiene valor económico, Telefónica lo puede hacer igualmente por ellos mismos”, señala François Godard, analista de la firma londinense Enders Analysis.

En esta idea han coincidido analistas de Deutsche Bank o de Exane (BNP Paribas), que tras conocerse el resultado de la subasta, celebraron que Telefónica accediera a estos derechos de manera directa, puesto que eliminaba a Mediapro de la ecuación, que suele elevar los precios, según apuntaban en sus informes. La firma francesa defendía además que este modelo de venta directa sin intermediación produce un mayor valor tanto para Telefónica como para la propia Liga.

La compañía ha recibido desde hace meses fuertes críticas por parte de los principales operadores de telecomunicaciones, que acusaban a la productora de provocar una fuerte inflación en los derechos televisivos. Las telecos entendían que los precios que pagaba Mediapro hacían difícilmente rentable el negocio del fútbol televisado.

La pérdida de los principales derechos de La Liga ha sido el segundo revés de la compañía este mes. A comienzos de junio, un tribunal de Milán suspendía definitivamente la concesión de los derechos de la Serie A, la competición transalpina. Sus competidores, Sky y Mediaset, habían recurrido la adjudicación ante la justicia, que finalmente dictaminó que no cumplía con todos los requisitos legales. El grupo pretendía implantar en Italia el modelo con el que ha protagonizado los derechos audiovisuales en los últimos tres años en España.

Las cuentas en el Registro Mercantil de Imagina, el holding propietario de Mediapro, no concretan el porcentaje de sus ingresos que dependen de los derechos deportivos. Sin embargo, fuentes de la empresa estiman que son en torno al 30% del total. La compañía defiende que la pérdida de los derechos de la liga se ven compensadas con la comercialización internacional del campeonato de fútbol en otros países, con la retransmisión en bares y con la reciente adjudicación de la liga francesa, por lo que no teme un impacto en sus cuentas de los próximos ejercicios.

Series y películas

Godard, de Enders, no duda del futuro de la compañía. “Es una gran productora de series y películas y la demanda está creciendo en España con la la política de Telefónica de ampliar contenidos propios”, y añade que “su futuro es éste, no como operador de un canal premium de fútbol”. Dentro de los derechos futbolísticos, el analista sí destaca el recorrido que tiene el grupo en cuanto a la comercialización internacional de este producto por su “experiencia”.

En ello coincidía un reciente informe de la firma de rating Moody's, aunque situaba la posible pérdida de algunos de sus contratos de derechos como uno de los principales riesgos que podrían suponer una rebaja de nota de su deuda. El informe señalaba que sus buenas perspectivas para la compañía se basaban en una presumible renovación de derechos, algo que en el caso de los partidos en hogares no se ha producido.

El analista de Enders señala que el principal riesgo que tenía abierto la compañía era no lograr que Telefónica pagara los altos precios que se comprometió a abonar la productora catalana el pasado año. También añade que su apuesta por Francia es “especulativa” y que solo funcionará si Orange o Canal + pagan por la emisión de la Ligue 1. “No excluyo que ocurra un escenario como el de Italia”, apunta. Godard asegura que la compañía puede ajustarse a la nueva realidad en España, Francia e Italia cerrando o vendiendo su canal beIN, creado en 2015 junto con Al Jazeera.

Pero la catalana ya empieza a trazar su estrategia más allá de la intermediación. La productora centrará sus esfuerzos hasta 2022 la distribución del fútbol español y europeo en bares, restaurantes y lugares públicos. La empresa no incluyó este canal en la reventa a Telefónica, por la que recibirá 1.080 millones de euros en tres años, y se adjudicó este paquete en la subasta realizada por La Liga. 

La compañía tiene una fuerte confianza en este producto, al entender que tiene un importante potencial de crecimiento en los próximos años. La empresa pone de ejemplo las diferencias entre España e Italia. En el primer país hay 50.000 locales abonados, en el segundo, 350.000, según un comunicado publicado el sábado.