El responsable de Análisis Económico de España del servicio de estudios de BBVA Research, Rafael Doménech, asegura que todo indica que la caída del PIB en el segundo trimestre de 2020 será de dos dígitos y que en el conjunto del año la recesión superará a la de la gran crisis en 2009. Opina que en muchos sectores se podrá volver a la normalidad previa a la crisis y en otros el COVID-19 dejará secuelas bastante duraderas. En concreto, afirma que turismo y hostelería pueden tardar más tiempo en recuperarse.
Aconseja tener clara una estrategia de salida a medio y largo plazo para reactivar la economía después de su hibernación. “Es necesario realizar cuanto antes pruebas masivas a la población para comprobar quienes están ya inmunizados y, por lo tanto, listos para volver a trabajar y poner en marcha la economía de nuevo. Y también para identificar grupos de riesgo y mantener medidas de distanciamiento social efectivas y selectivas”, afirma.
Doménech sido director general en la Oficina Económica del Presidente del Gobierno (2006-2008) director del Instituto de Economía Internacional, miembro de la Junta Consultiva de la Universidad de Valencia e investigador colaborador de la OCDE, Comisión Europea, Ministerio de Economía y Hacienda y de la Fundación Rafael del Pino.
Finalmente el gobierno ha decidido paralizar toda la actividad no considerada esencial ¿lo ve como una medida adecuada?
Una vez que no se contuvo el contagio inicial, el confinamiento es la medida más eficaz para retrasar la expansión y evitar el colapso del sistema sanitario, que es lo prioritario. Pero endurecer las medidas de confinamiento tiene un coste económico y social muy elevado. En muchas ocasiones es difícil distinguir lo esencial de lo que no lo es. Las cadenas de producción son complejas y las necesidades básicas de la sociedad y de su sistema sanitario requieren la contribución de muchas empresas y sectores. Una actividad aparentemente no esencial puede formar parte de una cadena en la que sí lo es su servicio o producto final.
Esta parálisis de la actividad se ha ido produciendo de modo paulatino (al principio siguieron actividades como la construcción) ¿es adecuado este acercamiento, es decir, la parálisis paulatina o hubiera tenido más sentido tomar la decisión de cierre de golpe?
Países como Singapur, Taiwán y Corea han demostrado lo efectivo de evitar la extensión inicial del contagio con medidas preventivas de distanciamiento social, control sanitario, aplicaciones móviles de geolocalización y pruebas masivas a la población. España o Italia llegaron tarde y el confinamiento ha sido inevitable. Visto en perspectiva hubiera sido preferible actuar más rápidamente, con más contundencia y consensuar la actuación con sectores, empresas, agentes sociales, administraciones públicas y partidos políticos, imponiendo intensas medidas de seguridad sanitaria y de distanciamiento social con las que evitar nuevos contagios, sobre todo en los grupos de riesgo, a cambio de permitir más actividades siempre que cumplan escrupulosamente con estas medidas. Nos encontramos ante una situación excepcional que requiere del apoyo de toda la sociedad.
¿Le parecen acertadas en general las medidas económicas adoptadas por el Gobierno? ¿Alguna que le sobre o, por el contrario, que eche en falta?
Las medidas van, en general, en la dirección correcta. Las ayudas temporales a las rentas de las personas y hogares, y a la supervivencia de las empresas y empleos son absolutamente necesarias. Se ha echado en falta ir por delante de la crisis, generar más certidumbre y consenso. Ahora hace falta tener clara una estrategia de salida a medio y largo plazo, para reactivar la economía después de su hibernación, que no va a ocurrir de manera automática. Algunas de las medidas adoptadas sólo tienen sentido temporalmente, y deben evitar cualquier tipo de inseguridad jurídica y efectos secundarios negativos permanentes que lastren la recuperación. Es necesario realizar cuanto antes pruebas masivas a la población para comprobar quienes están ya inmunizados y, por lo tanto, listos para volver a trabajar y poner en marcha la economía de nuevo. Y también para identificar grupos de riesgo y mantener medidas de distanciamiento social efectivas y selectivas.
¿Cuánto calcula aproximadamente que caerá el PIB este año y el próximo en España debido a la epidemia y a todas las perturbaciones económicas que está acarreando?
Con la incertidumbre extrema que tenemos actualmente es muy difícil dar cifras de caída del PIB con un mínimo de precisión. Podemos hacer supuestos y construir escenarios bajo hipótesis transparentes, pero poco más con todas las incógnitas existentes. Cada semana de actividad al 50% resta un punto al PIB. Todo indica que la caída del PIB en el segundo trimestre de 2020 será de dos dígitos y que en el conjunto del año la recesión superará a la de la Gran Recesión en 2009. A medida que vayamos teniendo información en tiempo real para ir reduciendo las incertidumbres existentes se podrán ofrecer previsiones más precisas.
¿Cuántos puestos de trabajo no se recuperarán pese a los esfuerzos para evitar despidos a través de los ERTE?
No se conoce cuánto durará el periodo actual de confinamiento, la gradualidad con la que se van a levantar las restricciones, ni la intensidad de la recuperación posterior. Es muy probable que algunos sectores tarden al menos varios trimestres en recuperar niveles normales de actividad. Y en otros se producirán cambios estructurales. Los ERTEs y reducciones de jornada son medidas necesarias para evitar una mayor destrucción de empleo, pero no podrán evitar que algunas empresas no tengan capacidad de sobrevivir o de hacerlo con su capacidad productiva anterior a la crisis. Tampoco han podido evitar la destrucción de empleo temporal que se ha producido en el mes de marzo. Solo cabe confiar en que una parte de estos trabajadores consigan un nuevo empleo en cuanto se inicie la recuperación.
¿Qué medidas deberían adoptarse cuando vuelva la normalidad para “sanar” la gran herida abierta en la economía?
En muchos sectores se podrá volver a la normalidad previa a la crisis. En otros el COVID19 dejará secuelas bastante duraderas. Turismo y hostelería pueden tardar más tiempo en recuperarse. A medio y largo plazo, debemos hacer lo posible por facilitar la reasignación de empleo y factores productivos a los sectores en auge, desde aquellos que más sufran como consecuencia de la pandemia. Y, sobre todo, no debemos olvidarnos de los retos que ya teníamos antes de esta crisis. Primero, un desarrollo social y medioambientalmente sostenible. Y segundo, una enorme transformación tecnológica y digital, que sale fortalecida, ante la que debemos prepararnos con más capital humano, con regulaciones laborales y de competencia apropiadas, y una modernización del estado del bienestar.
¿Y para reducir las desigualdades que según todos los expertos provocará esta crisis?
Más allá de los importantes efectos sobre la desigualdad como consecuencia del aumento del desempleo que pueda producirse, sus determinantes fundamentales en España tienen que ver con el fracaso escolar y abandono temprano del sistema educativo, la desigualdad de oportunidades, una competencia poco intensa en algunos mercados, y un mercado de trabajo ineficiente y poco equitativo. Nuestra tasa de desempleo estructural más que duplica la de otros países europeos, y las tasa de temporalidad y de desempleo de larga duración también son muy elevadas. Hay que hacer todo lo posible por curar las heridas de esta crisis, pero con una visión de largo plazo y sin olvidarnos de las causas estructurales de la desigualdad en España.
¿Y el sector bancario? ¿Cómo cree que debería reaccionar en las actuales circunstancias? Hay quien recuerda los más de 100.000 millones inyectados en el sector en la crisis de hace diez años, de los cuales la mayoría nunca se recuperarán.
En esta crisis el sector bancario está mucho más saneado y capitalizado que en la crisis financiera. A diferencia del enorme coste que tuvo rescatar a millones de pequeños ahorradores que tenían sus ahorros en muchas cajas de ahorro técnicamente quebradas, ahora el conjunto del sector bancario en España va a ser parte de la solución. Tiene una función crucial para sostener la mayor parte del tejido productivo de la economía española y garantizar la supervivencia de cientos de miles de empresas y millones de puestos de trabajo, mediante la ampliación de las líneas de liquidez ya existentes y las nuevas que se están poniendo en marcha con los avales públicos.
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