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El récord de la inflación subyacente en el 6,4% marca un punto de partida para las subidas de salarios

Trabajadores de Iberia piden subidas salariales y mejores condiciones laborales en Madrid, en una concentración celebrada el 26 de agosto.

Daniel Yebra

30 de agosto de 2022 22:06 h

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El récord de la inflación subyacente en agosto en el 6,4%, respecto al mismo mes de 2021, marca un punto de partida para las subidas de salarios ante la fuerte pérdida de poder adquisitivo que sufren los hogares en la actual crisis energética, exacerbada por la invasión rusa de Ucrania.

El máximo del IPC (Índice de precios de consumo) sin incluir energía ni alimentos no elaborados, los elementos cuyos precios se consideran más volátiles y que pueden bajar con rapidez en próximos meses, dan una referencia de la dimensión de la crisis y de su fuerte impacto en la capacidad de compra de las familias.

El IPC general cayó cuatro décimas este último mes, hasta el 10,4% internanual desde el máximo de 1984 del 10,8%, por la caída de los carburantes y pese al récord de la factura de la luz.



Por el contrario, el IPC subyacente, que ofrece una visión más estructural de las subidas de precios, aumentó tres décimas, hasta el 6,4%, y refleja mayor persistencia de la inflación y que se ha extendido a toda la cesta de bienes y servicios.



Sirven apenas un puñado de referencias para juzgar la gravedad de la situación. La inflación general encadena tres meses consecutivos por encima del 10%, con la electricidad que no da tregua. De hecho, desde el mismo febrero, el IPC no cae del 7%. Más de la mitad de los productos o servicios de la cesta de la compra según la que el INE calcula el índice subieron por encima del 5% en agosto (aquí los aumentos de precios, producto a producto, a cierre de julio).

Si, además, se observa que los salarios están contenidos, el contagio que muestra el IPC subyacente, muy superior al resto de grandes economías de la eurozona y por encima también de la media de este conjunto de países (ver gráficos), “tiene su origen en el mantenimiento y aumento de los márgenes de beneficios [la capacidad de las empresas de obtener ganancias de sus ingresos]”, señala Carlos Martín, director del Gabinete Económico de Comisiones Obreras (CCOO).

La retribución media de los trabajadores en España apenas acumula una subida del 2,6% en 2022, según los datos de 'Ventas, empleo y salarios en grandes empresas y pymes' de la Agencia Tributaria, a cierre del segundo trimestre. En 2021, la mejora fue del 3,2%, según la misma estadística.



Si se estudian las subidas salariales pactadas en los convenios este año, la mejora se queda en el 2,56% hasta julio, según el último dato publicado por el Ministerio de Trabajo. Para el conjunto de la eurozona, este aumento es del 2,1%, a cierre del segundo trimestre, con la previsión de que la inflación media acabe por encima del 8% en 2022, y hasta en el 3,5% en 2023.

En este contexto, economistas de prácticamente todo el arco ideológico claman por un pacto de rentas, un acuerdo entre empresas y trabajadores que reparta el daño de la inflación con un límite a los márgenes de beneficio y aumentos plurianuales de los sueldos.

Los expertos más ortodoxos del actual paradigma liberal advierten del riesgo de una espiral de precios y salarios. Una amenaza que presupone un proceso de retroalimentación de incrementos de los sueldos en persecución de una inflación inalcanzable.

Los economistas más heterodoxos y los más sociales consideran que esta espiral de precios y salarios está lejos de producirse y que “lo que sí es preocupante es que se consolide la pérdida de capacidad adquisitiva”, según apunta Nacho Álvarez, secretario de Estados de Derechos Sociales.

“La máxima es la moderación”

Desde el Ministerio de Asuntos Económicos que dirige la vicepresidenta primera Nadia Calviño aseguran que de cara a plantear subidas salariales “se tiene en cuenta la inflación subyacente, pero la máxima es la moderación”.

Para Carlos Martín “esto incrementa el riesgo de hundimiento del consumo y de recesión. Que la subyacente se afiance es, asimismo, el principal peligro de enquistamiento de la inflación y de que se desencadene una espiral de precios”.

En un informe publicado en junio, CCOO calcula que “los beneficios empresariales fueron responsables del 106,5% del incremento de los precios en el cuarto trimestre del año pasado y del 83,4% en el primer trimestre de 2022, estimados a partir del deflactor del PIB a precios básicos”.

Subidas de los tipos de interés

A las abrasivas subidas de precios, se une el ciclo de aumentos de los tipos de interés que el Banco Central Europeo (BCE) inició en julio, y que pretender continuar en septiembre y en los siguientes meses, con el objetivo de dejar de alimentar la inflación al encarecer los préstamos, y también las hipotecas.

Así, la prescripción acordada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los bancos centrales para combatir las subidas de precios es incidir en el giro hacia la ortodoxia monetaria, caiga quien caiga. Gita Gopinath, la número dos del organismo, pidió este viernes en el encuentro sobre política monetaria de Jackson Hole (EEUU) “medidas más agresivas, incluso si eso significa un fuerte enfriamiento de la economía y un aumento del desempleo, si la inflación resulta inesperadamente persistente”.

“La manera quirúrgica de conjurarlo y de enfrentar una inflación de origen en la oferta, como es la europea, no es subiendo tipos de interés —esto es matar moscas a cañonazos— sino fijar precios máximos en bienes y servicios básicos como la electricidad, gas, gasolina, gasóleo y cesta básica de alimentos que eviten los sobre beneficios y el ventajismo de algunas empresas”, comenta Carlos Martín.

Las peticiones de un pacto de rentas coinciden con las negociaciones sobre una nueva subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), que la propia ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, indicó este lunes que debería superar el 7%.

Techo del IPC

“En principio, la inflación seguirá moderándose en los próximos meses”, afirmó este mismo martes Nadia Calviño. Según insistió, la caída en agosto del IPC se debe “a los carburantes, y a las medidas del Gobierno [como el descuento en las gasolineras, la bajada de impuestos a la electricidad o el más reciente abono gratis de Renfe, que estará vigente desde el 1 de septiembre]”.

Sobre el récord de la inflación subyacente, la vicepresidenta aseguró que es “normal” que esto ocurra en una crisis originada en los precios de la energía pero que se ha extendido al resto de la economía con el paso de las semanas, al aumentar los costes de las empresas y dañar el poder de compra de los hogares.

En este contexto, Calviño confía en una mejora de los salarios, y admitió que existe una negociación en marcha para la subida de los sueldos de los funcionarios, así como que el Ejecutivo elevará otra vez el Salario Mínimo Interprofesional (SMI). “Aunque la clave es evitar una espiral inflacionista”, advirtió.

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