La recuperación del mercado laboral no es igual para todos. Dejando al margen la calidad del empleo que se crea o la caída de la protección social, las cifras ya muestran otra brecha que vuelve a ensancharse, la de género. Si durante los primeros años de la crisis el empleo de las mujeres resistió mejor y las cifras de paro de hombres y mujeres se acercaron, las tornas han cambiado: una vez que el mercado laboral empieza a recuperarse, son los hombres los que vuelven a registrar mejoras más fuertes de sus tasas de empleo y paro. Es decir, la recuperación es, sobre todo, masculina.
El reciente informe del Consejo Económico y Social –un alto órgano consultivo del Estado– La participación laboral de las mujeres en España lo constata. “Cabe subrayar que una de las características distintivas de la evolución del mercado de trabajo en España en el periodo más reciente es el peor resultado comparativo en el caso de las mujeres”. En cifras: desde 2013 hasta 2015, la tasa de empleo (el número de mujeres que trabajan sobre el total de mujeres en edad de trabajar) femenina acumuló un aumento de 2,9 puntos mientras que en la masculina ese crecimiento fue de 4,2 puntos. La foto final deja clara la brecha: un 53,5% de mujeres está empleada en 2015 frente a un 63,7% de hombres.
Al mismo tiempo el descenso del paro ha sido “menos visible” entre las trabajadoras. En el mismo periodo, el desempleo femenino se redujo 4 puntos y el masculino, 5,6. Esta peor evolución de las mujeres se produce después de que en el periodo más crítico de la crisis, las tasas de empleo de ambos sexos se acercaran “a la baja” y las de paro “al alza”, debido sobre todo a la fuerte destrucción de trabajo masculino en sectores como la construcción. “Se amplía de nuevo en la recuperación la brecha en el empleo y en el paro entre hombres y mujeres”, sentencia el documento.
El economista de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) Ignacio Conde Ruiz dice que la recuperación es más masculina porque la crisis también lo fue. “Durante la crisis hemos visto una reducción ficticia de las diferencias entre hombres y mujeres, ahora volvemos a la realidad”, explica Conde Ruiz, que subraya que desde 2008 la brecha se estrechó porque los resultados de los hombres empeoraron, pero no porque mejoraran los de las mujeres. Ahora, las diferencias vuelven a parecerse a las de antes de la crisis.
Más paro femenino
Los datos de paro registrado (las personas inscritas en los servicios públicos de empleo) que publica el Ministerio de Empleo muestran que actualmente hay 2.125.953 mujeres desempleadas y 1.663.870 hombres. Es decir, el 56,1% del paro es femenino y el 43,9%, masculino.
La evolución interanual del indicador muestra una tendencia clara: el ritmo de descenso del paro femenino es, de media, la mitad o menos que el que experimenta el masculino. Por ejemplo, si en noviembre el número de desempleados cayó un 11,1%, entre las mujeres el descenso fue del 6,6%. Otros meses, la diferencia se ha agrandado: en abril de 2015, el paro masculino bajó un 11,4% frente al 3,8% del femenino.
El Instituto Nacional de Estadística mide también la brecha entre las tasas de empleo y paro de mujeres y hombres. Desde 2009, el año en el que se disparó el paro, la brecha en desempleo casi se ha triplicado: si entonces la diferencia entre el desempleo de hombres y mujeres mayores de 25 años era muy estrecha, del 0,7%, conforme avanzaron los años se fue agrandando hasta llegar al 3% el año pasado.
En términos de empleo, ahora hay menos diferencia que en 2009. Entonces, en pleno auge de destrucción de puestos de trabajo, la brecha entre los hombres y las mujeres de 25 a 54 años era del 12,9%. Esa cifra se fue estrechando en los años siguientes, para volver a crecer: actualmente, y a pesar de que el mercado laboral ya crea empleo neto, la brecha es del 11,4%.
A estos datos hay que añadir la diferente composición y calidad del empleo femenino sobre el masculino. Bajos sueldos, contratación a tiempo parcial o sobrecualificación sobre los puestos conseguidos ahondan en la diferencia entre la igualdad de oportunidades de conseguir un empleo entre hombres y mujeres.